Castilla y León puede presumir de contar con un patrimonio cultural, monumental y medioambiental incomparable, al que se suma un legado antropológico sin igual, pero también un mundo mágico repleto de pueblos abandonados, también de brujas, pasadizos secretos, castillos encantados y leyendas y mitos que han pasado de padres a hijos a lo largo de los siglos, y que aún hoy sobreviven y se han convertido, además, en foco de atracción turística.. Historias sorprendentes e incluso espeluznantes que casi siempre surgieron a partir de un hecho real, pero que a lo largo del tiempo han ido adaptándose a otras situaciones para dar respuesta a las necesidades de quienes las transmitían, bien para obtener una moraleja, bien para explicar algún hecho anecdótico o simplemente para seguir atrayendo a curiosos al lugar.. Historias sorprendentes como la que hay detrás de la soriana iglesia de San Bartolomé, en pleno Parque Natural del Cañón de Río Lobos, donde, según cuenta la leyenda, el Apóstol Santiago, montado sobre su caballo, saltó desde el alto de uno de los farallones del cañón. Los cascos dejaron sus huellas sobre la piedra, en las proximidades del camino hoy utilizado mientras que su espada se cayó al suelo y donde se clavó quedó revelado que ese sería el lugar donde se edificaría la actual Ermita de San Bartolomé. Otras teorías cuentan que esta iglesia fue además sede templaria de San Juan de Otero, dentro del obispado de Osma.. También está la leyenda del Lago Carucedo, en la comarca leonesa de El Bierzo junto a Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Un lugar que a falta de una tiene varias leyendas. Entre ellas, la de un niño huérfano que apareció un día en la puerta de un monasterio cristiano de la zona que los monjes recogieron y cuidaron, y que cuando se hizo mayor se enamoró de una joven que vivía en el pueblo más cercano al monasterio. Un amor correspondido por la muchacha, de la que, a su vez, estaba encaprichado el señor de Cornatel aunque este era rechazado una y otra vez.. Pero un día el señor apareció muerto y todo el mundo culpó al joven niño huérfano de su muerte, por lo que tuvo que huir hasta que volvió muchos años después e ingresó como monje en el monasterio para curar su corazón roto de dolor.. Hasta que volvió a ver a su amada y sucumbió al hechizo del amor provocando la ira de Dios y que cayera una inmensa tromba de agua que se llevó todo por delante y de la que surgió el Lago Carucedo. Desde entonces, se dice también que cada noche de San Juan, desde lo más profundo del lago, repican las campanas del monasterio por las almas de los difuntos.. Otra de las leyendas cuenta que bajo las aguas del lago se encuentra la que fuera espada del paladín y sobrino de Carlomagno, Roldán, Durandarte o Durandal, conocida en España como la Duradera, que no se podía romper, y uno de los aceros medievales más famosos y apreciados de la historia. La espada Durandal acompañó a Roldán hasta su muerte en la batalla de Roncesvalles el 15 de agosto del 788. En los dos cantares (La Chanson de Roland y El cantar de Roncesvalles) se menciona que Carlomagno encuentra muerto a Roldán con la espada al lado. Y se que Roldán recibió esta espada a los 17 años al ser nombrado caballero. Un arma que guardaba varias reliquias y que decidió arrojar al lago Carucedo antes de morir para evitar que cayera en manos enemigas.. Precisamente Carlomagno es también protagonista de esta otra leyenda traemos a estas líneas de LA RAZÓN y que cuenta el milagro divino que se produjo en la Edad Media en la localidad leonesa de Sahagún, en pleno Camino de Santiago francés, en un bosque hoy conocido como el de Las Lanzas por los hechos que supuestamente ocurrieron allí, ya que hay historiadores que creen que dicha intervención divina no se produjo.. Nos estamos refiriendo a la antigua leyenda épica medieval de las Lanzas Floridas. Una historia que sitúa en Sahagún la batalla legendaria que habría de enfrentar al ejército del rey sarraceno Aygolando contra el ejército franco, comandado por el rey Carlomagno en las cercanías del río Cea. La batalla que finalizó con la victoria de cristiana y que atribuye al propio Carlomagno la posterior fundación del Monasterio de San Benito de Sahagún como agradecimiento a esta victoria.. Esta leyenda se hace eco de las narraciones carolingias que se recogen en el libro VI del Códice Calixtino, que fueron difundidas intencionadamente para atraer a los peregrinos de la época y relacionar a la figura del emperador Carlomagno con el la Ruta Jacobea.. El Códice también afirma que Carlomagno, como una señal de respeto y para honrar a los caídos, ordenó la construcción de la Basílica de los Mártires y una abadía en el lugar, que se erigió también como faro espiritual y de oración y tranquilidad.. Y es que, según la leyenda, la intervención divina fue decisiva para la victoria. Carlomagno se hallaba en el empeño de liberar a los fieles del Camino del sarraceno Aguiolando y encontró la ocasión en la ribera del Cea en Sahagún, donde se produjeron sangrientas escaramuzas que duraron casi todo el día. Al caer la tarde, y después de haber medido sus fuerzas, ambas partes se retiraron a descansar y reorganizarse y antes de la batalla definitiva que tendría lugar al amanecer.. Según se cuenta, las tropas de Carlomagno estaban desmoralizadas por la pérdida de vidas y se extendió el rumor de que el sarraceno Aygolando había recurrido a la nigromancia y las artes oscuras para lograr la victoria, lo que infundía más temor aún entre los cristianos.. Pero hete aquí que al amanecer, cuando los soldados se preparaban para la batalla final, y fueron a coger las lanzas que habían clavado en el prado durante la noche, aquellas cuyos propietarios murieron el día anterior, habían echado ramas frondosas y raíces profundas. Este hecho se interpretó por los cristianos como un milagro divino que les dio ánimos para la batalla. «¡Dios está con nosotros!, se dice que gritaron. Y las lanzas mágicas fueron taladas con gran alborozo mientras los soldados picaban espuelas y se dirigían al frente convencidos de la victoria.. En la batalla que siguió, se dice que murieron unos 40.000 cristianos y también el querido caballo de Carlomagno.. La tradición oral sahagunense otorga al campo de aquella batalla el nombre de Zeinse, actual Sahagún, donde fueron sepultados los mártires San Facundo y San Primitivo.. Se cuenta también que, tiempo después, de los restos enterrados y de las raíces de las lanzas cortadas, creció una chopera frondosa que los visitantes pueden observar al cruzar el puente del Canto. Este bosque es un símbolo constante de la historia y las luchas que se libraron en este lugar y hoy en día acoge a muchos peregrinos y visitantes que llegan para honrar la memoria de los que lucharon y para sorprenderse ante el milagro atribuido a las lanzas.. Qué ver en Sahagún. La monumental Sahagún se alza majestuosa entre los ríos Cea y Valderaduey como epicentro del arte mudéjar peninsular.. Enclavado en pleno Camino de Santiago Francés, es un pueblo que revive la esencia de un pujante pasado en el que han convivido varias culturas.. Destacan también las huertas de la zona repletas de puerros y legumbres, así como los pichones propios de tierras esteparias.. Sahagún es uno de los puntos de mayor interés histórico y religioso del Camino de Santiago en su recorrido por la meseta norte española y tiene un casco urbano humilde, en el que aparecen las construcciones de barro, que le hace único.. Estos son algunos de los lugares que hay que ver en Sahagún:. Ermita de la Virgen del Puente.. A tres kilómetros del núcleo urbano, en ella se pueden contemplar las esculturas de Alfonso VI y Bernardo de Sédirac, que marcan el Centro Geográfico del Camino de Santiago además de un pequeño edificio del siglo XII con un único ábside y decoración típica mudéjar.. La Trinidad y San Juan de Sahagún. Acoge la Oficina de Turismo, un albergue municipal de peregrinos y un Auditorio. Al lado se encuentra San Juan, obra de 1627 sobre la antigua casa natal del Santo. Guarda una reliquia del mismo junto con piezas de gran valor procedentes del Monasterio de San Benito como púlpitos, un arca de reliquias, esculturas o lápidas.. Parroquia de San Lorenzo. Edificada en el siglo XII en puro estilo mudéjar, destacan sus tres ábsides sobre una torre troncopiramidal en el centro. En su interior, es digno de ver el retablo del siglo XVIII de Tomé Sierra, además de algunos restos de yeserías y capiteles de mármol.. Plaza Mayor. Remodelada en los años 50, en ella se ubica el Ayuntamiento de Sahagú y es una de las zonas con más vida de la villa.. Iglesia de San Tirso. Considerado el primer templo de arquitectura mudéjar peninsular, del siglo XII. Destaca su pequeña muestra de arte sacro, así como la serie de maquetas de monumentos de Sahagún.. Monasterio de San Benito. Fue un monasterio muy importante durante la Edad Media, llegando sus posesiones desde Tierra de Campos hasta Liébana y Segovia. Sólo sobreviven tres partes del Real Monasterio de San Benito: la capilla de San Mancio, La Torre y el Arco de San Benito.. Monasterio de Las Madres Benedictinas.. Fundado en el siglo XVI, alberga un Museo de arte sacro y una capilla adornada con retablo churrigueresco donde descansan los restos de Alfonso VI, cuatro de sus mujeres y varios infantes.. Santuario de la Peregrina. Hacia las afueras de la villa, se encuentra este antiguo convento franciscano fundado en el siglo XIII. Junto a la entrada hay mirador desde donde se pueden contemplar todos los monumentos de Sahagún.. Puente Canto. El turista no puede dejar de pasar por Puente Canto, antiguo paso de la Calzada romana junto a la chopera o prado de Las Lanzas.
Este lugar, repleto de historias y misterio, se ha convertido en un importante lugar de peregrinación
Castilla y León puede presumir de contar con un patrimonio cultural, monumental y medioambiental incomparable, al que se suma un legado antropológico sin igual, pero también un mundo mágico repleto de pueblos abandonados, también de brujas, pasadizos secretos, castillos encantados y leyendas y mitos que han pasado de padres a hijos a lo largo de los siglos, y que aún hoy sobreviven y se han convertido, además, en foco de atracción turística.. Historias sorprendentes e incluso espeluznantes que casi siempre surgieron a partir de un hecho real, pero que a lo largo del tiempo han ido adaptándose a otras situaciones para dar respuesta a las necesidades de quienes las transmitían, bien para obtener una moraleja, bien para explicar algún hecho anecdótico o simplemente para seguir atrayendo a curiosos al lugar.. Historias sorprendentes como la que hay detrás de la soriana iglesia de San Bartolomé, en pleno Parque Natural del Cañón de Río Lobos, donde, según cuenta la leyenda, el Apóstol Santiago, montado sobre su caballo, saltó desde el alto de uno de los farallones del cañón. Los cascos dejaron sus huellas sobre la piedra, en las proximidades del camino hoy utilizado mientras que su espada se cayó al suelo y donde se clavó quedó revelado que ese sería el lugar donde se edificaría la actual Ermita de San Bartolomé. Otras teorías cuentan que esta iglesia fue además sede templaria de San Juan de Otero, dentro del obispado de Osma.. También está la leyenda del Lago Carucedo, en la comarca leonesa de El Bierzo junto a Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Un lugar que a falta de una tiene varias leyendas. Entre ellas, la de un niño huérfano que apareció un día en la puerta de un monasterio cristiano de la zona que los monjes recogieron y cuidaron, y que cuando se hizo mayor se enamoró de una joven que vivía en el pueblo más cercano al monasterio. Un amor correspondido por la muchacha, de la que, a su vez, estaba encaprichado el señor de Cornatel aunque este era rechazado una y otra vez.. Pero un día el señor apareció muerto y todo el mundo culpó al joven niño huérfano de su muerte, por lo que tuvo que huir hasta que volvió muchos años después e ingresó como monje en el monasterio para curar su corazón roto de dolor.. Hasta que volvió a ver a su amada y sucumbió al hechizo del amor provocando la ira de Dios y que cayera una inmensa tromba de agua que se llevó todo por delante y de la que surgió el Lago Carucedo. Desde entonces, se dice también que cada noche de San Juan, desde lo más profundo del lago, repican las campanas del monasterio por las almas de los difuntos.. Otra de las leyendas cuenta que bajo las aguas del lago se encuentra la que fuera espada del paladín y sobrino de Carlomagno, Roldán, Durandarte o Durandal, conocida en España como la Duradera, que no se podía romper, y uno de los aceros medievales más famosos y apreciados de la historia. La espada Durandal acompañó a Roldán hasta su muerte en la batalla de Roncesvalles el 15 de agosto del 788. En los dos cantares (La Chanson de Roland y El cantar de Roncesvalles) se menciona que Carlomagno encuentra muerto a Roldán con la espada al lado. Y se que Roldán recibió esta espada a los 17 años al ser nombrado caballero. Un arma que guardaba varias reliquias y que decidió arrojar al lago Carucedo antes de morir para evitar que cayera en manos enemigas.. Precisamente Carlomagno es también protagonista de esta otra leyenda traemos a estas líneas de LA RAZÓN y que cuenta el milagro divino que se produjo en la Edad Media en la localidad leonesa de Sahagún, en pleno Camino de Santiago francés, en un bosque hoy conocido como el de Las Lanzas por los hechos que supuestamente ocurrieron allí, ya que hay historiadores que creen que dicha intervención divina no se produjo.. Nos estamos refiriendo a la antigua leyenda épica medieval de las Lanzas Floridas. Una historia que sitúa en Sahagún la batalla legendaria que habría de enfrentar al ejército del rey sarraceno Aygolando contra el ejército franco, comandado por el rey Carlomagno en las cercanías del río Cea. La batalla que finalizó con la victoria de cristiana y que atribuye al propio Carlomagno la posterior fundación del Monasterio de San Benito de Sahagún como agradecimiento a esta victoria.. Esta leyenda se hace eco de las narraciones carolingias que se recogen en el libro VI del Códice Calixtino, que fueron difundidas intencionadamente para atraer a los peregrinos de la época y relacionar a la figura del emperador Carlomagno con el la Ruta Jacobea.. El Códice también afirma que Carlomagno, como una señal de respeto y para honrar a los caídos, ordenó la construcción de la Basílica de los Mártires y una abadía en el lugar, que se erigió también como faro espiritual y de oración y tranquilidad.. Y es que, según la leyenda, la intervención divina fue decisiva para la victoria. Carlomagno se hallaba en el empeño de liberar a los fieles del Camino del sarraceno Aguiolando y encontró la ocasión en la ribera del Cea en Sahagún, donde se produjeron sangrientas escaramuzas que duraron casi todo el día. Al caer la tarde, y después de haber medido sus fuerzas, ambas partes se retiraron a descansar y reorganizarse y antes de la batalla definitiva que tendría lugar al amanecer.. Según se cuenta, las tropas de Carlomagno estaban desmoralizadas por la pérdida de vidas y se extendió el rumor de que el sarraceno Aygolando había recurrido a la nigromancia y las artes oscuras para lograr la victoria, lo que infundía más temor aún entre los cristianos.. Pero hete aquí que al amanecer, cuando los soldados se preparaban para la batalla final, y fueron a coger las lanzas que habían clavado en el prado durante la noche, aquellas cuyos propietarios murieron el día anterior, habían echado ramas frondosas y raíces profundas. Este hecho se interpretó por los cristianos como un milagro divino que les dio ánimos para la batalla. «¡Dios está con nosotros!, se dice que gritaron. Y las lanzas mágicas fueron taladas con gran alborozo mientras los soldados picaban espuelas y se dirigían al frente convencidos de la victoria.. En la batalla que siguió, se dice que murieron unos 40.000 cristianos y también el querido caballo de Carlomagno.. La tradición oral sahagunense otorga al campo de aquella batalla el nombre de Zeinse, actual Sahagún, donde fueron sepultados los mártires San Facundo y San Primitivo.. Se cuenta también que, tiempo después, delos restos enterrados y de las raíces de las lanzas cortadas, creció una chopera frondosa que los visitantes pueden observar al cruzar el puente del Canto. Este bosque es un símbolo constante de la historia y las luchas que se libraron en este lugar y hoy en día acoge a muchos peregrinos y visitantes que llegan para honrar la memoria de los que lucharon y para sorprenderse ante el milagro atribuido a las lanzas.. La monumental Sahagún se alza majestuosa entre los ríos Cea y Valderaduey como epicentro del arte mudéjar peninsular.. Enclavado en pleno Camino de Santiago Francés, es un pueblo que revive la esencia de un pujante pasado en el que han convivido varias culturas.. Destacan también las huertas de la zona repletas de puerros y legumbres, así como los pichones propios de tierras esteparias.. Sahagún es uno de los puntos de mayor interés histórico y religioso del Camino de Santiago en su recorrido por la meseta norte española y tiene un casco urbano humilde, en el que aparecen las construcciones de barro, que le hace único.. Estos son algunos de los lugares que hay que ver en Sahagún:. Ermita de la Virgen del Puente.. A tres kilómetros del núcleo urbano, en ella se pueden contemplar las esculturas de Alfonso VI y Bernardo de Sédirac, que marcan el Centro Geográfico del Camino de Santiago además de un pequeño edificio del siglo XII con un único ábside y decoración típica mudéjar.. La Trinidad y San Juan de Sahagún. Acoge la Oficina de Turismo, un albergue municipal de peregrinos y un Auditorio. Al lado se encuentra San Juan, obra de 1627 sobre la antigua casa natal del Santo. Guarda una reliquia del mismo junto con piezas de gran valor procedentes del Monasterio de San Benito como púlpitos, un arca de reliquias, esculturas o lápidas.. Parroquia de San Lorenzo. Edificada en el siglo XII en puro estilo mudéjar, destacan sus tres ábsides sobre una torre troncopiramidal en el centro. En su interior, es digno de ver el retablo del siglo XVIII de Tomé Sierra, además de algunos restos de yeserías y capiteles de mármol.. Plaza Mayor. Remodelada en los años 50, en ella se ubica el Ayuntamiento de Sahagú y es una de las zonas con más vida de la villa.. Iglesia de San Tirso. Considerado el primer templo de arquitectura mudéjar peninsular, del siglo XII. Destaca su pequeña muestra de arte sacro, así como la serie de maquetas de monumentos de Sahagún.. Monasterio de San Benito. Fue un monasterio muy importante durante la Edad Media, llegando sus posesiones desde Tierra de Campos hasta Liébana y Segovia. Sólo sobreviven tres partes del Real Monasterio de San Benito: la capilla de San Mancio, La Torre y el Arco de San Benito.. Monasterio de Las Madres Benedictinas.. Fundado en el siglo XVI, alberga un Museo de arte sacro y una capilla adornada con retablo churrigueresco donde descansan los restos de Alfonso VI, cuatro de sus mujeres y varios infantes.. Santuario de la Peregrina. Hacia las afueras de la villa, se encuentra este antiguo convento franciscano fundado en el siglo XIII. Junto a la entrada hay mirador desde donde se pueden contemplar todos los monumentos de Sahagún.. Puente Canto. El turista no puede dejar de pasar por Puente Canto, antiguo paso de la Calzada romana junto a la chopera o prado de Las Lanzas.
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