Estamos en pleno siglo XVIII. En Europa está muy difundida la afición por los pronósticos. Y son muchas las publicaciones que corren en esos tiempos siendo uno de los más famosos el «Gran Piscator Sarrabal de Milán». Unos textos que traspasaron fronteras, y como no podía ser de otra forma también llegaron a España. Concretamente en Salamanca, donde a principios del siglo XVIII ve la luz, el «Gran Piscator de Salamanca» que convertiría a su autor en un personaje popular.. Estamos hablando de don Diego de Torres Villarroel, que tuvo muchos oficios a lo largo de su vida, desde escritor, profesor, matemático, sacerdote, catedrático e incluso pronosticador. Nacido en el año 1694 en Salamanca, llegó en tiempos de Carlos II El Hechizado. Su padre un modesto librero, que tuvo 18 hijos, le dio la libertad para dedicarse a los estudios, que no se le daba bien, más preocupado por estas diversiones y el libertinaje que hicieron que tuviera que refugiarse en Portugal durante una temporada.. Durante esos años vivió numerosas aventuras y en una biografía novelada aduce que llegó a vivir de bailarín, alquimista, matemático, soldado, torero, estudiante de medicina, curandero, astrólogo y adivino. Pero harto de Portugal volvió a su lugar de origen, a Salamanca, que en esos años bullía y ya se había convertido en uno de los lugares del saber más importante de Europa, gracias a su Universidad.. Ya en la capital salmantina, intenta sentar cabeza y se sumerge en la lectura de libros de diversa índole, en especial de aquellos relacionados con la filosofía, la magia y las matemáticas. Y era tiempo para ganarse la vida y fue entonces cuando se le ocurrió poner en marcha un negocio editorial. Un almanaque de pronósticos anuales, conocido como «El gran Piscator de Salamanca».. Un género de periodismo popular que enseguida ganó muchos adeptos, y con el que se hizo popular y cada vez era más la gente, también venida de fuera de Salamanca que se acercaba hasta él para conocer su futuro.. Fueron casi 50 años publicando este folletín, del que se guardan bastantes copias, desde el año 1718 hasta el 1766. Y dentro de sus profecías, como todos los «Nostradamus» de esa época tuvo sus grandes aciertos pero también sus fallos. Estos últimos más. No obstante, en el almanaque de 1724 pronosticó la muerte del rey francés Luis I. El joven monarca fallecía este mismo año en verano.. Pero no fue ese solo su pronóstico más sonado, ya que vaticinó el Motín de Esquilache y un pliego tardío descubierto avisaba de la Revolución francesa, treinta años antes de que ocurriera, de la siguiente guisa: «Cuando los mil contarás, con los trescientos doblados, y cincuenta duplicados, con los nueve dieces más, entonces, tú lo verás, mísera Francia, te espera, tu calamidad postrera, con tu rey y tu delfín, y tendrá entonces su fin, tu mayor gloria primera».. A partir de ahí nuestro pronosticador, fue pasando por distintos oficios de nuevo para ganarse la vida, llegando a ser escritor en la «Gaceta de Madrid» para hablar de cotilleos. Logra una cátedra de Matemáticas en Salamanca y años después por un oscuro delito fue desterrado a Francia y una vez que volvió se centró en la universidad hasta que se jubiló y fue ordenado presbítero, no dejando de publicar distintos libros de diversa temática.. Murió el 19 de junio de 1770,3 a los 77 años de edad, en el Palacio de Monterrey de Salamanca, donde ocupaba habitaciones que, hacía años, la duquesa de Alba había puesto a su disposición.
Los pronósticos los realizaba a través de un almanaque famoso en el siglo XVIII conocido como el «Gran Piscator de Salamanca»
Estamos en pleno siglo XVIII. En Europa está muy difundida la afición por los pronósticos. Y son muchas las publicaciones que corren en esos tiempos siendo uno de los más famosos el «Gran Piscator Sarrabal de Milán». Unos textos que traspasaron fronteras, y como no podía ser de otra forma también llegaron a España. Concretamente en Salamanca, donde a principios del siglo XVIII ve la luz, el «Gran Piscator de Salamanca» que convertiría a su autor en un personaje popular.. Estamos hablando de don Diego de Torres Villarroel, que tuvo muchos oficios a lo largo de su vida, desde escritor, profesor, matemático, sacerdote, catedrático e incluso pronosticador. Nacido en el año 1694 en Salamanca, llegó en tiempos de Carlos II El Hechizado. Su padre un modesto librero, que tuvo 18 hijos, le dio la libertad para dedicarse a los estudios, que no se le daba bien, más preocupado por estas diversiones y el libertinaje que hicieron que tuviera que refugiarse en Portugal durante una temporada.. Durante esos años vivió numerosas aventuras y en una biografía novelada aduce que llegó a vivir de bailarín, alquimista, matemático, soldado, torero, estudiante de medicina, curandero, astrólogo y adivino. Pero harto de Portugal volvió a su lugar de origen, a Salamanca, que en esos años bullía y ya se había convertido en uno de los lugares del saber más importante de Europa, gracias a su Universidad.. Ya en la capital salmantina, intenta sentar cabeza y se sumerge en la lectura de libros de diversa índole, en especial de aquellos relacionados con la filosofía, la magia y las matemáticas. Y era tiempo para ganarse la vida y fue entonces cuando se le ocurrió poner en marcha un negocio editorial. Un almanaque de pronósticos anuales, conocido como «El gran Piscator de Salamanca».. Un género de periodismo popular que enseguida ganó muchos adeptos, y con el que se hizo popular y cada vez era más la gente, también venida de fuera de Salamanca que se acercaba hasta él para conocer su futuro.. Fueron casi 50 años publicando este folletín, del que se guardan bastantes copias, desde el año 1718 hasta el 1766. Y dentro de sus profecías, como todos los «Nostradamus» de esa época tuvo sus grandes aciertos pero también sus fallos. Estos últimos más. No obstante, en el almanaque de 1724 pronosticó la muerte del rey francés Luis I. El joven monarca fallecía este mismo año en verano.. Pero no fue ese solo su pronóstico más sonado, ya que vaticinó el Motín de Esquilache y un pliego tardío descubierto avisaba de la Revolución francesa, treinta años antes de que ocurriera, de la siguiente guisa: «Cuando los mil contarás, con los trescientos doblados, y cincuenta duplicados, con los nueve dieces más, entonces, tú lo verás, mísera Francia, te espera, tu calamidad postrera, con tu rey y tu delfín, y tendrá entonces su fin, tu mayor gloria primera».. A partir de ahí nuestro pronosticador, fue pasando por distintos oficios de nuevo para ganarse la vida, llegando a ser escritor en la «Gaceta de Madrid» para hablar de cotilleos. Logra una cátedra de Matemáticas en Salamanca y años después por un oscuro delito fue desterrado a Francia y una vez que volvió se centró en la universidad hasta que se jubiló y fue ordenado presbítero, no dejando de publicar distintos libros de diversa temática.. Murió el 19 de junio de 1770,3 a los 77 años de edad, en el Palacio de Monterrey de Salamanca, donde ocupaba habitaciones que, hacía años, la duquesa de Alba había puesto a su disposición.
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