Uno de los principales obstáculos para hacer frente y erradicar el VIH es el reservorio viral, es decir las células en las que el virus se esconde y donde el tratamiento antirretroviral no tiene ningún efecto. A día de hoy no existe un tratamiento curativo para esta infección, sin embargo la terapia antirretroviral ha demostrado ser uno de los mayores avances en el abordaje de esta patología.. Y es que un estudio liderado por IrsiCaixa, centro impulsado por la Fundación «la Caixa» y el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, ha puesto de manifiesto que el inicio inmediato del tratamiento tras el diagnóstico y la mejora de las terapias antirretrovirales se relacionan con un reducción de dicho reservorio en las personas con VIH.. En el marco de este trabajo, se analizaron los datos de en torno a 900 personas diagnosticadas y tratadas en los últimos 30 años y se observó que los pacientes que iniciaron el tratamiento antes de 2007, cuando se aprobaron los fármacos inhibidores de la integrasa que impiden la integración del VIH en el ADN de las células y las guías clínicas incluyeron la recomendación de iniciar el tratamiento cuanto antes, tienen un reservorio viral significativamente menor -hasta cuatro veces- que aquellos que lo hicieron con anterioridad.. En definitiva, tal y como pone de relieve Javier Martínez-Picado, investigador principal de IrsiCaixa y profesor ICREA, los resultados de este trabajo, publicados en la revista Journal of Clinical Investigation, «demuestran que los nuevos tratamientos allanan el camino hacia una cura, ya que disminuyen el principal obstáculo para erradicar el virus de manera definitiva», que es el reservorio viral.. Un punto de inflexión. Al respecto, cabe señalar que en la actualidad los tratamientos de primera línea incluyen combinaciones de fármacos que siempre incorporan un inhibidor de integrasa y el tratamiento se inicia de forma inmediata tras el diagnóstico, cuando hace años, por disponer de una información limitada y debido a unos efectos secundarios de los tratamientos más graves, se aplazaba el inicio de la terapia hasta que el sistema inmunitario estaba ya muy debilitado.. Tal y como recuerda Martínez-Picado, «en 1987 salió el primer antirretroviral, un único fármaco que daba muchos efectos secundarios, no era muy eficaz y producía muchas resistencias. En 1996 se combinan por primera vez tres medicamentos, lo cual incrementa la eficacia, pero eso sigue generado mucha resistencia en los virus y efectos secundarios, además de ser un montón de pastillas las que debía tomarse el paciente. En 2007, conseguimos que en una sola pastilla se incluyan varios medicamentos, lo que simplifica la toma, y aparece un nueva familia de fármacos, que son inhibidores de la integración, con los que se consigue que se reduzca el virus en la sangre y se formen menos reservorios».. «Por todo ello tomamos el año 2007 como referencia, porque fue un punto de inflexión en el manejo del VIH con formulaciones, nuevas familias de medicamentos que inhiben la integración del virus y fue también por aquel año cuando cambiaron las guías clínicas en cuanto a cuándo tratar a los pacientes», añade el investigador.. Otros beneficios. Pero además, sobre las bondades de la terapia antirretoroviral y el diagnóstico y tratamiento temprano, más allá de reducir el reservorio, el estudio ha puesto de manifiesto que quienes empezaron a tratarse después de 2007 presentan también un sistema inmunitario en mejor estado puesto que sus niveles de células inmunitarias se mantienen considerablemente más altos que en aquellos pacientes que iniciaron el tratamiento en años anteriores. Así mismo, en estas personas se ha evidenciado una disminución del tiempo necesario para lograr que el virus sea indetectable en sangre y, por lo tanto, intransmisible.. Otro dato definitivo que arroja esta investigación, en la que también se ha estudiado el número de pacientes con un perfil LoViReT, el cual ha sido previamente descrito por el equipo de Martínez-Picado y hace referencia a aquellos que tienen un reservorio extremadamente bajo, es que «el 20% de los pacientes se consideran LoViRet, una cifra que contrasta con el 9% registrado en estudios previos con pacientes que iniciaron el tratamiento antes de 2011», explica la investigadora predoctoral de IrsiCaixa, Irene González, quien al respecto indica que «fue precisamente esa la primera señala que nos indicó que estaba habiendo cambios en el reservorio en los últimos años».. Estratificación y medicina personalizada. Acerca de estas conclusiones de este trabajo, Martínez-Picado destaca que «gran parte de las investigaciones que hacemos acerca de la remisión o curación del VIH apuntan a dos aspectos que hemos de tener muy presentes: eso va a ser posible con estrategias que permitan reducir el reservorio viral y consiguiendo reflotar al máximo el sistema inmunitario de las personas que viven con VIH. La confluencia de esos dos factores sería la situación más óptima que tenemos para conseguir casos de curación o remisión».. Por lo tanto, «para determinar el éxito o fracaso de las estrategias de inmunoterapia que se están usando, hay que tener en cuenta cuando esas personas con VIH iniciaron el tratamiento, antes o después de 2007, y con qué medicamentos». En definitiva, «hay que estratificar a la población para no tener un sesgo y que los estudios den los mejores resultados y sean adaptados a la necesidad». Además, como indica el investigador, en este estudio «vemos también cómo podemos anticipar que una persona tenga un reservorio bajo sin hacerle todas las analíticas que ello requiere, que son complejas». «Y eso es posible a través de varios parámetros que describimos en este trabajo: cuál ha sido a lo largo de la historia de la infección de esa persona el nivel más bajo de inmunidad, ya que sabemos que cuanto más bajo sea ese nivel, más alto va a ser su reservorio; cuál ha sido el nivel de virus más alto que ha tenido en su sangre, sobre todo antes de tomar medicación, puesto que a nivel más alto, más reservorio también; si ha empezado tratamiento con la familia de fármacos inhibidores de la intragrasa, porque va a tener menor reservorio; y, por último, el tiempo que ha pasado entre el diagnóstico y que el tratamiento se haya implementado y haya sido eficaz, ya que cuanto menos tiempo, menos reservorio». Con estas variables, sin hacer las pruebas de biología molecular, «los médicos pueden anticipar qué personas van a tener un reservorio más alto o más bajo y esa es la base para hacer medicina más personalizada, más predictiva, sobre la que sabemos que se «van a construir las estrategias de curación».
Un estudio de IrsiCaixa confirma que aquellas personas que fueron tratadas a partir de 2007 tiene un menor reservorio, una variable que es clave para el éxito o fracaso de las estrategias de inmunoterapia
Uno de los principales obstáculos para hacer frente y erradicar el VIH es el reservorio viral, es decir las células en las que el virus se esconde y donde el tratamiento antirretroviral no tiene ningún efecto. A día de hoy no existe un tratamiento curativo para esta infección, sin embargo la terapia antirretroviral ha demostrado ser uno de los mayores avances en el abordaje de esta patología.. Y es que un estudio liderado por IrsiCaixa, centro impulsado por la Fundación «la Caixa» y el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, ha puesto de manifiesto que el inicio inmediato del tratamiento tras el diagnóstico y la mejora de las terapias antirretrovirales se relacionan con un reducción de dicho reservorio en las personas con VIH.. En el marco de este trabajo, se analizaron los datos de en torno a 900 personas diagnosticadas y tratadas en los últimos 30 años y se observó que los pacientes que iniciaron el tratamiento antes de 2007, cuando se aprobaron los fármacos inhibidores de la integrasa que impiden la integración del VIH en el ADN de las células y las guías clínicas incluyeron la recomendación de iniciar el tratamiento cuanto antes, tienen un reservorio viral significativamente menor -hasta cuatro veces- que aquellos que lo hicieron con anterioridad.. En definitiva, tal y como pone de relieve Javier Martínez-Picado, investigador principal de IrsiCaixa y profesor ICREA, los resultados de este trabajo, publicados en la revista Journal of Clinical Investigation, «demuestran que los nuevos tratamientos allanan el camino hacia una cura, ya que disminuyen el principal obstáculo para erradicar el virus de manera definitiva», que es el reservorio viral.. Un punto de inflexión. Al respecto, cabe señalar que en la actualidad los tratamientos de primera línea incluyen combinaciones de fármacos que siempre incorporan un inhibidor de integrasa y el tratamiento se inicia de forma inmediata tras el diagnóstico, cuando hace años, por disponer de una información limitada y debido a unos efectos secundarios de los tratamientos más graves, se aplazaba el inicio de la terapia hasta que el sistema inmunitario estaba ya muy debilitado.. Tal y como recuerda Martínez-Picado, «en 1987 salió el primer antirretroviral, un único fármaco que daba muchos efectos secundarios, no era muy eficaz y producía muchas resistencias. En 1996 se combinan por primera vez tres medicamentos, lo cual incrementa la eficacia, pero eso sigue generado mucha resistencia en los virus y efectos secundarios, además de ser un montón de pastillas las que debía tomarse el paciente. En 2007, conseguimos que en una sola pastilla se incluyan varios medicamentos, lo que simplifica la toma, y aparece un nueva familia de fármacos, que son inhibidores de la integración, con los que se consigue que se reduzca el virus en la sangre y se formen menos reservorios».. «Por todo ello tomamos el año 2007 como referencia, porque fue un punto de inflexión en el manejo del VIH con formulaciones, nuevas familias de medicamentos que inhiben la integración del virus y fue también por aquel año cuando cambiaron las guías clínicas en cuanto a cuándo tratar a los pacientes», añade el investigador.. Otros beneficios. Pero además, sobre las bondades de la terapia antirretoroviral y el diagnóstico y tratamiento temprano, más allá de reducir el reservorio, el estudio ha puesto de manifiesto que quienes empezaron a tratarse después de 2007 presentan también un sistema inmunitario en mejor estado puesto que sus niveles de células inmunitarias se mantienen considerablemente más altos que en aquellos pacientes que iniciaron el tratamiento en años anteriores. Así mismo, en estas personas se ha evidenciado una disminución del tiempo necesario para lograr que el virus sea indetectable en sangre y, por lo tanto, intransmisible.. Otro dato definitivo que arroja esta investigación, en la que también se ha estudiado el número de pacientes con un perfil LoViReT, el cual ha sido previamente descrito por el equipo de Martínez-Picado y hace referencia a aquellos que tienen un reservorio extremadamente bajo, es que «el 20% de los pacientes se consideran LoViRet, una cifra que contrasta con el 9% registrado en estudios previos con pacientes que iniciaron el tratamiento antes de 2011», explica la investigadora predoctoral de IrsiCaixa, Irene González, quien al respecto indica que «fue precisamente esa la primera señala que nos indicó que estaba habiendo cambios en el reservorio en los últimos años».. Estratificación y medicina personalizada. Acerca de estas conclusiones de este trabajo, Martínez-Picado destaca que «gran parte de las investigaciones que hacemos acerca de la remisión o curación del VIH apuntan a dos aspectos que hemos de tener muy presentes: eso va a ser posible con estrategias que permitan reducir el reservorio viral y consiguiendo reflotar al máximo el sistema inmunitario de las personas que viven con VIH. La confluencia de esos dos factores sería la situación más óptima que tenemos para conseguir casos de curación o remisión».. Por lo tanto, «para determinar el éxito o fracaso de las estrategias de inmunoterapia que se están usando, hay que tener en cuenta cuando esas personas con VIH iniciaron el tratamiento, antes o después de 2007, y con qué medicamentos». En definitiva, «hay que estratificar a la población para no tener un sesgo y que los estudios den los mejores resultados y sean adaptados a la necesidad». Además, como indica el investigador, en este estudio «vemos también cómo podemos anticipar que una persona tenga un reservorio bajo sin hacerle todas las analíticas que ello requiere, que son complejas». «Y eso es posible a través de varios parámetros que describimos en este trabajo: cuál ha sido a lo largo de la historia de la infección de esa persona el nivel más bajo de inmunidad, ya que sabemos que cuanto más bajo sea ese nivel, más alto va a ser su reservorio; cuál ha sido el nivel de virus más alto que ha tenido en su sangre, sobre todo antes de tomar medicación, puesto que a nivel más alto, más reservorio también; si ha empezado tratamiento con la familia de fármacos inhibidores de la intragrasa, porque va a tener menor reservorio; y, por último, el tiempo que ha pasado entre el diagnóstico y que el tratamiento se haya implementado y haya sido eficaz, ya que cuanto menos tiempo, menos reservorio». Con estas variables, sin hacer las pruebas de biología molecular, «los médicos pueden anticipar qué personas van a tener un reservorio más alto o más bajo y esa es la base para hacer medicina más personalizada, más predictiva, sobre la que sabemos que se «van a construir las estrategias de curación».
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