Si nuestros gobernantes hubieran conocido algo de nuestra historia trágica reciente, lo que ocurrió en la riada de 1957 en Valencia y pueblos de su provincia, donde cayeron al menos 500 litros, y las desbordadas aguas de los cauces hicieron grandes y graves estragos personales y materiales, hubieran podido gestionar mejor las turbulencias, además de que encontrarían la fórmula para salir de ésta, al igual que se salió de aquella batalla del barro. Hubo un mando único y ejecutivo, incluso el Gobierno creó un Ministro sin cartera sólo dedicado a resolver los problemas de la riada y a legislar para ayudar y facilitar al máximo las cosas a las víctimas de la riada, que fueron ellas mismas, quienes, desde el primer momento se pusieron a luchar contra el barro, apoyados por una cadena nacional e internacional de solidaridad.. El 14 de octubre de 1957 el embravecido Turia, donde íberos y romanos la crearon, arrasó la ciudad de Valencia y los pueblos de su entorno. A lo largo de toda la historia, el río ha mantenido y dado fertilidad a Valencia, pero también disgustos. La del 57 era una más del medio centenar de grandes riadas que ha sufrido la ciudad desde 1321, la primera que tenemos documentada. La alerta en esta ocasión fue muy rudimentaria, al ver crecer el nivel del río hasta los pretiles. No se tenía la tecnología de alarmas actuales, y quienes se enteraron visualmente pudieron tomar medidas y poner sus pertenecías a buen recaudo.. El único aviso oficial que hubo fue el del comandante de puesto de la Guardia Civil de Bétera que viendo cómo bajaba el Carraixet avisó para que los residentes cercanos al río en Valencia se buscaran debido refugio. Llamó y avisó al Ayuntamiento de Valencia, porque ni en Capitanía, ni en Gobierno Civil le cogieron el teléfono.. Tropas de la Base Aérea de Manises el mismo día de la riada navegaron con barcazas por la zona del puente de Campanar y en sólo tres días realizaron 75 servicios salvando a 44 personas. Cruz Roja Española montó con tiendas de campaña un «hospitalillo de urgencias». Fue la primer ayuda activada.. Anegada Valencia, los propios vecinos se pusieron a limpiar y despejar sus casas y sus calles. Los Bomberos quedaron anulados, no les funcionó ni el teléfono. Las autoridades quedaron aisladas y desconectadas, el vicepresidente de la Diputación Vicente Giner Boira, se quedó sólo en el palacio (hoy de la Generalitat) y comenzó a llamar por teléfono a los pueblos cercanos no inundados encargando pedidos de pan extraordinarios con los que alimentar a los damnificados, que ya pagaría.. Los pueblos respondieron y enviaron todo lo poco que tenían, pan sobre todo, a la capital. Hubo una gran solidaridad. Recuerdo que en mi pueblo con telas de saco y cascarillas de maíz (pellorfes) nos dedicamos varios días a hacer colchones para dormir, pues como la riada se lo había llevado todo necesitaban colchones por rústicos que fueran. De toda España comenzaron a llegar camiones con todo tipo de ayuda. Eso sostuvo a los afectados en su lucha inicial contra el barro. Al agua se unió contra el pueblo la gripe asiática. La solidaridad fue muy grande.. Comenzaron de sopetón a llegar ministros del Gobierno, que animaron a los abatidos ciudadanos. Uno que visitaba la huerta de Campanar el tercer día de la tragedia vio a un labrador con una azada intentando restaurar su campo. El ministro se extrañó cómo tan pronto estaba ya en la tarea. El labrador dijo: «Si n’hi ha que fer’ho, anem a fer’ho» («Si hay que hacerlo, vamos a hacerlo»).. Pronto también viajó a Valencia el general Franco, jefe del Estado. Visitó las zonas más afectadas, escuchó a los vecinos y se reunió con las fuerzas vivas. Dispuso de todo, a corto , medio y largo plazo. Sacó el Ejército a la calle, que estuvo varios meses sacando barro. Hasta resucitó el proyecto de un ingeniero militar carlista del siglo XIX que ya quería desviar desde Mislata a Xirivella y a l’Albufera por el barranco de Catarroja, el célebre barranco del Poyo, resultándole el Plan Sur, aunque tuvimos que pagarlo los valencianos. El famoso nuevo cauce que ahora ha evitado la inundación de la ciudad.. A renglón seguido llegaron dos Regimientos de Fortaleza, un Batallón de Infantería, otro de Zapadores, una unidad de pontonero y otra de camiones. En la Malvarrosa se instalaron 100 barracones para alojar a los soldados.. En la labor de desescombro y limpieza de Valencia intervinieron los Regimientos Guadalajara 20, Artillería 17, Artillería 43, Zapadores 3, Intendencia 3, Infantería de san Fernando, Tetuán 14, compañía de Segorbe de Artillería 17, compañía de Montanejos de Zapadores 3, Pontoneros de Zaragoza, Zapadores de Fortaleza 2 de Pamplona y Olot. Los puso a trabajar donde eran requeridos.. El ministro de Obras Públicas envió camiones volquetes, tractores vagones, palas orugas, palas excavadoras, equipos de iluminación, cisternas, talleres móviles, etc, y todo ya en el segundo y tercer día. Sin dilaciones.. Los medios de comunicación de entonces ayudaron mucho, fueron muy solidarios, a pesar de que ellos mismos, sobre todo los periódicos, quedaron muy dañados. Surgieron del barro en pocos días. Incluso algún director de periódico fue cesado por presiones del Gobierno ante determinadas críticas –arriesgado criticar a Franco en pleno franquismo- al entender que aún falta ayudar más a Valencia. Llegaron periodistas y corresponsales de prensa extranjera a informar de lo sucedido y eso se tradujo en una gran colaboración extranjera.. La Comandancia de Marina fue el cuartel de auxilio a los Poblados Marítimos. En sus instalaciones se alojó a cinco mil personas. Telefónica desplazó a Valencia material y personal de inmediato para restablecer las comunicaciones. Llegaron buques y fragatas de la Armada Española con víveres y antibióticos. Medio millar de marinos fueron puestos a abrir caminos y rescatar cadáveres. Médicos de la Armada prestaron atención en pocos días a 10.000 personas en la Comandancia de Marina. Marinos salvaron la vida a los pasajeros del tranvía número 4 que fue arrastrado por las aguas en la inundación.. Estados Unidos ordenó al portaviones de la VI Flota del Mediterráneo «Lake Champlain» dirigirse a Valencia, no pudo aportar por ser pequeño nuestro puerto y fondeó enfrente, dejándonos sus helicópteros para hacer rescates. Un total de 20 helicópteros americanos socorrieron a la población de Marines que quedó completamente destruida por la riada. Los americanos nos enviaron 180 toneladas de víveres y su famosa leche en polvo.. A los dos días de la tragedia estaba todo movilizado desde el Regimiento de Pontoneros acantonado en Zaragoza tendiendo puentes en Valencia hasta el Banco de España y el Consorcio de Compensación de Seguro pagando indemnizaciones.. Quien no contribuía con bienes materiales enviaba dinero. Importantes donaciones como la de la Nestlé, de la Fundación March, el presidente de la República Francesa envió cinco toneladas de medicamentos, el Ayuntamiento de Madrid envió motobombas y botas de agua, el Instituto Nacional de Colonización maquinaria pesada para quitar barro y despejar las calles, la Base Aérea de Manises ofreció 500 plazas para alojar a quienes se habían quedado sin casa, Ignacio Villalonga donó dos millones de pesetas, 32 camiones de víveres llegaron desde Teruel, en Burriana también se estuvo elaborando pan para Valencia, los reclusos del penal de San Miguel de los Reyes hicieron una colecta recogiendo 8.600 pesetas, un buque de la Armada francesa llegó cargado de víveres, Radio Juventud de Murcia hizo una gran colecta a beneficio de los damnificados; Sueca enviaba todos los días camiones de arroz; y Alcoy pan.. El Instituto Nacional de Previsión –la actual Seguridad Social- montó puestos de socorro extraordinarios atendidos hasta por médicos becarios. No se cobró los seguros sociales, se dictó una moratoria. Se hizo una emisión de sellos de correo «Ayuda a Valencia». En Nueva York se comisionó a la artista valenciana Lucrecia Bori para colectar fondo destinados a los damnificados de Valencia. Muchas embajadas y consulados extranjeros en España canalizaron fondos para los perjudicados.. Valencia adoptada. El Consejo de Ministros adoptó la ciudad de Valencia y se aprobó la construcción de 1.500 viviendas en la ciudad y 1.000 en la provincia para aquellos que habían perdido su casa. Huertanos con sus carros venían a la ciudad de los pueblos cercanos a llevarse el barro que depositaban en sus campos.. Se construyeron albergues y residencias para que vivieran allí provisionalmente quienes habían quedado sin casa hasta que se hiciera viviendas sociales. Se le dotó a cada instalación de un equipo sanitario, y se les dio ropa y comida. Posteriormente, fueron construidas las viviendas planificadas tanto en la ciudad como en pueblos colindantes, entre ellos el Grupo de la Fuensanta, Cardenal Benlloch, Virgen de la Paloma, Paterna, Torrent, Bonrepós, Moncada, Catarroja, Carlet, Bétera, Alboraya, Beniparrell, Buñol, Algemesí , Manises y Almusafes.. Hubo deducciones fiscales, moratorias, subsidios, anticipos y préstamos. Para atender en la post riada se nombró un ministro sin cartera, Pedro Gual Villalbí, como «Delegado Permanente pro Reparación de Daños en Valencia». Quedaron prohibidos los lanzamientos y desahucios de las viviendas por cualquier motivo. El 23 de diciembre de 1957, el Consejo de Ministros adoptó la ciudad de Valencia que suponía conceder a la ciudad un régimen especial en todos los órdenes, especialmente administrativos y de manera singular en lo relativo a Hacienda.. Dicha adopción contempló realizar obras como el jardín de Marqués del Turia, el Parterre, el colector de Eugenia Viñes, la reconstrucción del puente de Aragón y el del Ángel Custodio, la plaza Tetuán, el barrio del Carmen, el cementerio de Villanueva del Grao, el Mercado de Colón, la pasarela Exposición, el Mercado Central, la carretera de Nazaret, la Lonja, o el Mercado del Grao, entre otros.. Luego vino la aprobación del Plan Sur y la construcción de un pantano en Villamarchante para la laminación de las aguas del Turia. En principio, se había pensado en una solución norte, desviar el río desde Quart de Poblet por Alboraya hasta el mar. Al final se decidió que fuera la solución sur, posiblemente la que más convenía al puerto.. El Plan Sur se aprobó el 28 de octubre de 1958 y se publicó en el BOE el 28 de enero de 1960. Ha salvado la ciudad de Valencia de inundaciones, pero en el caso de la DANA ha servido el nuevo cauce de barrera de contención del embalse de los pueblos y huertas del sur de la provincia de Valencia.
Entonces hubo un Mando Único, el Gobierno creó un Ministerio sin cartera sólo dedicado a la riada y, de nuevo, la ciudad recibió grandes gestos de solidaridad
Si nuestros gobernantes hubieran conocido algo de nuestra historia trágica reciente, lo que ocurrió en la riada de 1957 en Valencia y pueblos de su provincia, donde cayeron al menos 500 litros, y las desbordadas aguas de los cauces hicieron grandes y graves estragos personales y materiales, hubieran podido gestionar mejor las turbulencias, además de que encontrarían la fórmula para salir de ésta, al igual que se salió de aquella batalla del barro. Hubo un mando único y ejecutivo, incluso el Gobierno creó un Ministro sin cartera sólo dedicado a resolver los problemas de la riada y a legislar para ayudar y facilitar al máximo las cosas a las víctimas de la riada, que fueron ellas mismas, quienes, desde el primer momento se pusieron a luchar contra el barro, apoyados por una cadena nacional e internacional de solidaridad.. El 14 de octubre de 1957 el embravecido Turia, donde íberos y romanos la crearon, arrasó la ciudad de Valencia y los pueblos de su entorno. A lo largo de toda la historia, el río ha mantenido y dado fertilidad a Valencia, pero también disgustos. La del 57 era una más del medio centenar de grandes riadas que ha sufrido la ciudad desde 1321, la primera que tenemos documentada. La alerta en esta ocasión fue muy rudimentaria, al ver crecer el nivel del río hasta los pretiles. No se tenía la tecnología de alarmas actuales, y quienes se enteraron visualmente pudieron tomar medidas y poner sus pertenecías a buen recaudo.. El único aviso oficial que hubo fue el del comandante de puesto de la Guardia Civil de Bétera que viendo cómo bajaba el Carraixet avisó para que los residentes cercanos al río en Valencia se buscaran debido refugio. Llamó y avisó al Ayuntamiento de Valencia, porque ni en Capitanía, ni en Gobierno Civil le cogieron el teléfono.. Tropas de la Base Aérea de Manises el mismo día de la riada navegaron con barcazas por la zona del puente de Campanar y en sólo tres días realizaron 75 servicios salvando a 44 personas. Cruz Roja Española montó con tiendas de campaña un «hospitalillo de urgencias». Fue la primer ayuda activada.. Anegada Valencia, los propios vecinos se pusieron a limpiar y despejar sus casas y sus calles. Los Bomberos quedaron anulados, no les funcionó ni el teléfono. Las autoridades quedaron aisladas y desconectadas, el vicepresidente de la Diputación Vicente Giner Boira, se quedó sólo en el palacio (hoy de la Generalitat) y comenzó a llamar por teléfono a los pueblos cercanos no inundados encargando pedidos de pan extraordinarios con los que alimentar a los damnificados, que ya pagaría.. Los pueblos respondieron y enviaron todo lo poco que tenían, pan sobre todo, a la capital. Hubo una gran solidaridad. Recuerdo que en mi pueblo con telas de saco y cascarillas de maíz (pellorfes) nos dedicamos varios días a hacer colchones para dormir, pues como la riada se lo había llevado todo necesitaban colchones por rústicos que fueran. De toda España comenzaron a llegar camiones con todo tipo de ayuda. Eso sostuvo a los afectados en su lucha inicial contra el barro. Al agua se unió contra el pueblo la gripe asiática. La solidaridad fue muy grande.. Comenzaron de sopetón a llegar ministros del Gobierno, que animaron a los abatidos ciudadanos. Uno que visitaba la huerta de Campanar el tercer día de la tragedia vio a un labrador con una azada intentando restaurar su campo. El ministro se extrañó cómo tan pronto estaba ya en la tarea. El labrador dijo: «Si n’hi ha que fer’ho, anem a fer’ho» («Si hay que hacerlo, vamos a hacerlo»).. Pronto también viajó a Valencia el general Franco, jefe del Estado. Visitó las zonas más afectadas, escuchó a los vecinos y se reunió con las fuerzas vivas. Dispuso de todo, a corto , medio y largo plazo. Sacó el Ejército a la calle, que estuvo varios meses sacando barro. Hasta resucitó el proyecto de un ingeniero militar carlista del siglo XIX que ya quería desviar desde Mislata a Xirivella y a l’Albufera por el barranco de Catarroja, el célebre barranco del Poyo, resultándole el Plan Sur, aunque tuvimos que pagarlo los valencianos. El famoso nuevo cauce que ahora ha evitado la inundación de la ciudad.. A renglón seguido llegaron dos Regimientos de Fortaleza, un Batallón de Infantería, otro de Zapadores, una unidad de pontonero y otra de camiones. En la Malvarrosa se instalaron 100 barracones para alojar a los soldados.. En la labor de desescombro y limpieza de Valencia intervinieron los Regimientos Guadalajara 20, Artillería 17, Artillería 43, Zapadores 3, Intendencia 3, Infantería de san Fernando, Tetuán 14, compañía de Segorbe de Artillería 17, compañía de Montanejos de Zapadores 3, Pontoneros de Zaragoza, Zapadores de Fortaleza 2 de Pamplona y Olot. Los puso a trabajar donde eran requeridos.. El ministro de Obras Públicas envió camiones volquetes, tractores vagones, palas orugas, palas excavadoras, equipos de iluminación, cisternas, talleres móviles, etc, y todo ya en el segundo y tercer día. Sin dilaciones.. Los medios de comunicación de entonces ayudaron mucho, fueron muy solidarios, a pesar de que ellos mismos, sobre todo los periódicos, quedaron muy dañados. Surgieron del barro en pocos días. Incluso algún director de periódico fue cesado por presiones del Gobierno ante determinadas críticas –arriesgado criticar a Franco en pleno franquismo- al entender que aún falta ayudar más a Valencia. Llegaron periodistas y corresponsales de prensa extranjera a informar de lo sucedido y eso se tradujo en una gran colaboración extranjera.. La Comandancia de Marina fue el cuartel de auxilio a los Poblados Marítimos. En sus instalaciones se alojó a cinco mil personas. Telefónica desplazó a Valencia material y personal de inmediato para restablecer las comunicaciones. Llegaron buques y fragatas de la Armada Española con víveres y antibióticos. Medio millar de marinos fueron puestos a abrir caminos y rescatar cadáveres. Médicos de la Armada prestaron atención en pocos días a 10.000 personas en la Comandancia de Marina. Marinos salvaron la vida a los pasajeros del tranvía número 4 que fue arrastrado por las aguas en la inundación.. Estados Unidos ordenó al portaviones de la VI Flota del Mediterráneo «Lake Champlain» dirigirse a Valencia, no pudo aportar por ser pequeño nuestro puerto y fondeó enfrente, dejándonos sus helicópteros para hacer rescates. Un total de 20 helicópteros americanos socorrieron a la población de Marines que quedó completamente destruida por la riada. Los americanos nos enviaron 180 toneladas de víveres y sufamosa leche en polvo.. A los dos días de la tragedia estaba todo movilizado desde el Regimiento de Pontoneros acantonado en Zaragoza tendiendo puentes en Valencia hasta el Banco de España y el Consorcio de Compensación de Seguro pagando indemnizaciones.. Quien no contribuía con bienes materiales enviaba dinero. Importantes donaciones como la de la Nestlé, de la Fundación March, el presidente de la República Francesa envió cinco toneladas de medicamentos, el Ayuntamiento de Madrid envió motobombas y botas de agua, el Instituto Nacional de Colonización maquinaria pesada para quitar barro y despejar las calles, la Base Aérea de Manises ofreció 500 plazas para alojar a quienes se habían quedado sin casa, Ignacio Villalonga donó dos millones de pesetas, 32 camiones de víveres llegaron desde Teruel, en Burriana también se estuvo elaborando pan para Valencia, los reclusos del penal de San Miguel de los Reyes hicieron una colecta recogiendo 8.600 pesetas, un buque de la Armada francesa llegó cargado de víveres, Radio Juventud de Murcia hizo una gran colecta a beneficio de los damnificados; Sueca enviaba todos los días camiones de arroz; y Alcoy pan.. El Instituto Nacional de Previsión –la actual Seguridad Social- montó puestos de socorro extraordinarios atendidos hasta por médicos becarios. No se cobró los seguros sociales, se dictó una moratoria. Se hizo una emisión de sellos de correo «Ayuda a Valencia». En Nueva York se comisionó a la artista valenciana Lucrecia Bori para colectar fondo destinados a los damnificados de Valencia. Muchas embajadas y consulados extranjeros en España canalizaron fondos para los perjudicados.. Valencia adoptada. El Consejo de Ministros adoptó la ciudad de Valencia y se aprobó la construcción de 1.500 viviendas en la ciudad y 1.000 en la provincia para aquellos que habían perdido su casa. Huertanos con sus carros venían a la ciudad de los pueblos cercanos a llevarse el barro que depositaban en sus campos.. Se construyeron albergues y residencias para que vivieran allí provisionalmente quienes habían quedado sin casa hasta que se hiciera viviendas sociales. Se le dotó a cada instalación de un equipo sanitario, y se les dio ropa y comida. Posteriormente, fueron construidas las viviendas planificadas tanto en la ciudad como en pueblos colindantes, entre ellos el Grupo de la Fuensanta, Cardenal Benlloch, Virgen de la Paloma, Paterna, Torrent, Bonrepós, Moncada, Catarroja, Carlet, Bétera, Alboraya, Beniparrell, Buñol, Algemesí , Manises y Almusafes.. Hubo deducciones fiscales, moratorias, subsidios, anticipos y préstamos. Para atender en la post riada se nombró un ministro sin cartera, Pedro Gual Villalbí, como «Delegado Permanente pro Reparación de Daños en Valencia». Quedaron prohibidos los lanzamientos y desahucios de las viviendas por cualquier motivo. El 23 de diciembre de 1957, el Consejo de Ministros adoptó la ciudad de Valencia que suponía conceder a la ciudad un régimenespecial en todos los órdenes, especialmente administrativos y de manera singular en lo relativo a Hacienda.. Dicha adopción contempló realizar obras como el jardín de Marqués del Turia, el Parterre, el colector de Eugenia Viñes, la reconstrucción del puente de Aragón y el del Ángel Custodio, la plaza Tetuán, el barrio del Carmen, el cementerio de Villanueva del Grao, el Mercado de Colón, la pasarela Exposición, el Mercado Central, la carretera de Nazaret, la Lonja, o el Mercado del Grao, entre otros.. Luego vino la aprobación del Plan Sur y la construcción de un pantano en Villamarchante para la laminación de las aguas del Turia. En principio, se había pensado en una solución norte, desviar el río desde Quart de Poblet por Alboraya hasta el mar. Al final se decidió que fuera la solución sur, posiblemente la que más convenía al puerto.. El Plan Sur se aprobó el 28 de octubre de 1958 y se publicó en el BOE el 28 de enero de 1960. Ha salvado la ciudad de Valencia de inundaciones, pero en el caso de la DANA ha servido el nuevo cauce de barrera de contención del embalse de los pueblos y huertas del sur de la provincia de Valencia.
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