El Teatro Cervantes de Castro del Río volvió a llenarse en la segunda y última jornada de las Jornadas Cervantinas: De la cárcel a la gloria, organizadas por la Fundación Cajasol, la Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento de Castro del Río. Con Jesús Vigorra como maestro de ceremonias, el evento confirmó el fervor cultural por la figura de Miguel de Cervantes, atrayendo no sólo a los asistentes presenciales, sino también a un público digital a través de las redes sociales y el canal de YouTube de la Fundación Cajasol. La jornada comenzó con una fascinante conferencia de Andrés Trapiello, titulada ‘La traducción del Quijote, un asunto en astillero’. El escritor compartió su experiencia como traductor del clásico cervantino al castellano contemporáneo, enfrentándose a críticas y aplausos por igual. Con tono ameno, relató cómo descubrió que sólo un 20% de los lectores españoles dice haber leído El Quijote y, de esos, sólo un 16% lo recuerda en profundidad, dato que obtuvo gracias a una encuesta realizada por el CIS. “Los únicos que leíamos el Quijote en una lengua que no entendíamos éramos los españoles”, sentenció, defendiendo la importancia de que el texto sea accesible para las nuevas generaciones.. Le siguió Espido Freire con su ponencia ‘Las mujeres en Cervantes: mucho más que musas’, donde desentrañó la complejidad de personajes femeninos como Marcela, Dulcinea y Maritornes. La escritora destacó cómo Cervantes otorgó a sus personajes femeninos una autonomía inusual en su época, señalando que Marcela protagoniza “el alegato más perfecto jamás pronunciado sobre la libertad de la mujer”. También reflexionó sobre la vigencia de estas figuras en los debates actuales sobre igualdad y empoderamiento.. Por la tarde, Lola Pons, en ‘Lo que Cervantes dice que se dice: la lengua de don Quijote’, ofreció un recorrido lingüístico por el universo cervantino. Desde la influencia del autor en el léxico contemporáneo hasta su habilidad para plasmar la sociedad del Siglo de Oro, Pons resaltó cómo palabras como “talante” siguen vigentes gracias al genio de Cervantes. “Cervantes no solo creó historias, creó realidades que trascienden la ficción”, subrayó, poniendo como ejemplo la ficticia ínsula Barataria, que se convirtió en un nombre real en geografías lejanas.. Las conferencias culminaron con la esperada intervención de Alfonso Guerra, cuyo análisis ‘Una lectura del Quijote’ fue una mezcla de erudición y pasión literaria. Guerra destacó cómo el Quijote “compendia toda la literatura posterior” y celebró su capacidad para emocionar y divertir: “Es uno de los libros más graciosos que existen”. Su defensa del discurso de Marcela como un manifiesto feminista adelantado a su tiempo arrancó aplausos del público, mientras que su reflexión sobre el caballero de la triste figura como símbolo de la lucha por la justicia y la utopía resonó con fuerza. La clausura incluyó una emotiva lectura dramatizada de textos cervantinos a cargo de Juan Echanove y Lucía Quintana, quienes, con su interpretación, transportaron a los asistentes al mundo de Cervantes.. Las Jornadas Cervantinas han trascendido la simple conmemoración para convertirse en un verdadero homenaje al legado de Cervantes. Estas jornadas han puesto de manifiesto tanto la vigencia de El Quijote y otros textos cervantinos, como su capacidad para dialogar con temas universales como la libertad, la identidad y la justicia.
Concluyen las jornadas cervantinas organizadas por la Fundación Cajasol
El Teatro Cervantes de Castro del Río volvió a llenarse en la segunda y última jornada de las Jornadas Cervantinas: De la cárcel a la gloria, organizadas por la Fundación Cajasol, la Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento de Castro del Río. Con Jesús Vigorra como maestro de ceremonias, el evento confirmó el fervor cultural por la figura de Miguel de Cervantes, atrayendo no sólo a los asistentes presenciales, sino también a un público digital a través de las redes sociales y el canal de YouTube de la Fundación Cajasol. La jornada comenzó con una fascinante conferencia de Andrés Trapiello, titulada ‘La traducción del Quijote, un asunto en astillero’. El escritor compartió su experiencia como traductor del clásico cervantino al castellano contemporáneo, enfrentándose a críticas y aplausos por igual. Con tono ameno, relató cómo descubrió que sólo un 20% de los lectores españoles dice haber leído El Quijote y, de esos, sólo un 16% lo recuerda en profundidad, dato que obtuvo gracias a una encuesta realizada por el CIS. “Los únicos que leíamos el Quijote en una lengua que no entendíamos éramos los españoles”, sentenció, defendiendo la importancia de que el texto sea accesible para las nuevas generaciones.. Le siguió Espido Freire con su ponencia ‘Las mujeres en Cervantes: mucho más que musas’, donde desentrañó la complejidad de personajes femeninos como Marcela, Dulcinea y Maritornes. La escritora destacó cómo Cervantes otorgó a sus personajes femeninos una autonomía inusual en su época, señalando que Marcela protagoniza “el alegato más perfecto jamás pronunciado sobre la libertad de la mujer”. También reflexionó sobre la vigencia de estas figuras en los debates actuales sobre igualdad y empoderamiento.. Por la tarde, Lola Pons, en ‘Lo que Cervantes dice que se dice: la lengua de don Quijote’, ofreció un recorrido lingüístico por el universo cervantino. Desde la influencia del autor en el léxico contemporáneo hasta su habilidad para plasmar la sociedad del Siglo de Oro, Pons resaltó cómo palabras como “talante” siguen vigentes gracias al genio de Cervantes. “Cervantes no solo creó historias, creó realidades que trascienden la ficción”, subrayó, poniendo como ejemplo la ficticia ínsula Barataria, que se convirtió en un nombre real en geografías lejanas.. Las conferencias culminaron con la esperada intervención de Alfonso Guerra, cuyo análisis ‘Una lectura del Quijote’ fue una mezcla de erudición y pasión literaria. Guerra destacó cómo el Quijote “compendia toda la literatura posterior” y celebró su capacidad para emocionar y divertir: “Es uno de los libros más graciosos que existen”. Su defensa del discurso de Marcela como un manifiesto feminista adelantado a su tiempo arrancó aplausos del público, mientras que su reflexión sobre el caballero de la triste figura como símbolo de la lucha por la justicia y la utopía resonó con fuerza. La clausura incluyó una emotiva lectura dramatizada de textos cervantinos a cargo de Juan Echanove y Lucía Quintana, quienes, con su interpretación, transportaron a los asistentes al mundo de Cervantes.. Las Jornadas Cervantinas han trascendido la simple conmemoración para convertirse en un verdadero homenaje al legado de Cervantes. Estas jornadas han puesto de manifiesto tanto la vigencia de El Quijote y otros textos cervantinos, como su capacidad para dialogar con temas universales como la libertad, la identidad y la justicia.
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