El absentismo es un problema que no ha dejado de crecer en los últimos años. Sin embargo, de acuerdo con los resultados de un estudio elaborado por Umivale Activa, mutua colaboradora con la Seguridad Social, y el Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), en el que se analiza en profundidad este fenómeno, el aumento de las bajas laborales en el último lustro se debe, entre otras razones, al incremento de aquellas ausencias con una duración superior al año. Según sus investigaciones, estas se han duplicado desde 2018, lo que ha provocado que las jornadas de trabajo perdidas por este tipo de ausencias hayan crecido un 87% en este tiempo, agigantando el volumen total de horas perdidas.. Seguir leyendo
Las incapacidades de mayor duración se han duplicado en el último lustro, y las jornadas perdidas por este tipo de bajas han subido un 87%, según el Ivie
El absentismo es un problema que no ha dejado de crecer en los últimos años. Sin embargo, de acuerdo con los resultados de un estudio elaborado por Umivale Activa, mutua colaboradora con la Seguridad Social, y el Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), en el que se analiza en profundidad este fenómeno, el aumento de las bajas laborales en el último lustro se debe, entre otras razones, al incremento de aquellas ausencias con una duración superior al año. Según sus investigaciones, estas se han duplicado desde 2018, lo que ha provocado que las jornadas de trabajo perdidas por este tipo de ausencias hayan crecido un 87% en este tiempo, agigantando el volumen total de horas perdidas.. Tomando como referencia los últimos datos para un ejercicio completo, en 2023, el porcentaje de jornadas perdidas atribuidas a procesos de incapacidad temporal (IT) —como se denomina formalmente a las bajas laborales— se aproximaba al 6%, y la duración media de los procesos que finalizaron dentro de ese año fue de 38 días. Sin embargo, detrás de estos grandes datos se esconden otros más pequeños —los microdatos— que sirven para contextualizar mejor la situación. Apelando a ellos, y discriminando las bajas en función de su duración, los autores del estudio han observado que, pese a que todos los subgrupos incrementaron su tamaño, las bajas más prolongadas —aquellas superiores a un año de duración— fueron el que más creció entre 2018 y 2023, incrementándose un 54%. El siguiente tramo más afectado fue de las que duraron de 1 a 15 días (50%).. Este salto derivó en que las jornadas de trabajo que se perdieron por personas afectadas por incapacidades superiores a los 365 días (unos 200.000) crecieran un 87% en este tiempo; lo que espoleó el aumento generalizado del absentismo, ya que más de un tercio del total de días perdidos (34,1%) corresponde a estos procesos —que en 2018 representaban un volumen inferior (27,3%)—, pese a suponer solo el 2,4% de los procesos finalizados. “Las jornadas perdidas de los procesos finalizados que superan el año suponen 110 millones de días de baja. Estos procesos, aunque mucho menos frecuentes, cuadruplican las jornadas perdidas correspondientes a los procesos de 1 a 15 días de duración.”, recalca el estudio.. Sus autores, José María Peiró (Ivie y Universitat de València), Francisco J. Goerlich (Ivie y Universitat de València), Lorenzo Serrano (Ivie y Universitat de València), Consuelo Mínguez (Ivie y Universitat de València), Fernando Pascual (Ivie), Marija Davcheva (Umivale Activa), Juan Miguel Mesa (Umivale Activa), y Salvador Villalba (Umivale Activa), presentan varios motivos detrás del auge de las bajas más prolongadas. “La prolongación en el tiempo de una incapacidad temporal puede venir dada por una serie de plazos administrativos y burocráticos, además de médicos, con gran implicación económica para el sistema”, advierten. Al tiempo que recomiendan a las administraciones del Estado y de las Comunidades Autónomas a “ahondar en esta realidad, para determinar los factores que más inciden en las demoras en los trámites y proponer cambios normativos y de gestión que contribuyan a revertir las actuales tendencias”.. El estudio descubre que a finales de 2023 había 167.000 procesos en vigor de más de un año de duración, lo que duplica el número registrado en el mismo periodo de 2018 (83.000); e indaga en el tipo patologías que hay detrás. Así, determina que el 56,1% de estos procesos correspondían a diagnósticos relacionados con las algias (lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias, etc.) y la salud mental. El agregado de estas dos patologías supone un peso de ocho puntos porcentuales superior al de cinco años atrás, donde ambas concentraban el 48,3%.. Pese a que el aumento generalizado en el número de bajas laborales, y más concretamente el de aquellas superiores a un año —que son en las que se basa el estudio— es generalizado en todo el país, existen comportamientos diferencias por regiones. Así, los mayores incrementos se localizan en Galicia y País Vasco, cuyo nivel en cinco años ha pasado a situarse por encima de la media nacional; además de Canarias, que encabeza el ranking. Los menores aumentos, pero aun así superiores al 50%, se localizan en Baleares, la Comunidad de Madrid y Cataluña.. En cuanto a la duración media de las incapacidades temporales, Extremadura (70,3) y Galicia (64,7) encabezan la lista, seguidas por el Principado de Asturias (59,1). Por el contrario, en Baleares, Comunidad de Madrid, Cataluña y Navarra la duración media ronda los 30 días. “En general, las duraciones más cortas corresponden al nordeste de España y la Comunidad de Madrid, mientras las más largas corresponden a Extremadura y el noroeste peninsular”, concluye el informe.. Como evaluación final, los autores subrayan la urgencia de “plantear medidas de actuación que contribuyan a mejorar la salud de los trabajadores y también a una gestión más eficaz y eficiente de los procesos de IT por parte de los servicios de salud, junto a los demás actores implicados”. Para ello, consideran fundamental “avanzar en la mejora en los diagnósticos y condiciones conducentes a la prescripción de una baja de IT y a la evaluación de la eficacia de los tratamientos de las diferentes enfermedades diagnosticadas, con el fin de conseguir alcanzar una mayor eficacia y eficiencia en sus resultados”; e imperativo “implementar mejoras en su gestión administrativa para agilizar las altas de estos procesos o su derivación, cuando proceda, a la situación de incapacidad permanente”.
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