Mark Rowe, de 54 años, y su esposa Nicola, operaban bajo la marca Sell My Timeshare desde Tenerife, donde organizaban reuniones de ventas de alta presión que duraban hasta seis horas. En ellas, convencían a los asistentes, muchos de ellos jubilados de entre 60 y 90 años, de que podían vender sus apartamentos con grandes beneficios. A cambio, debían pagar por un plan ficticio llamado Monster Credits, que prometía descuentos en viajes y compras.. Muchas víctimas pidieron préstamos para comprar estos créditos, invirtiendo en promedio 9.200 euros. Cerca de 500 personas perdieron más de 11.500 euros, y la pérdida individual más alta alcanzó los 92.000 euros. Además del dinero perdido, muchos descubrieron que sus propiedades no se habían vendido y enfrentaban facturas de mantenimiento impagadas.. Mientras tanto, la pareja vivía una vida de lujo: compraron una casa con establos en Hampshire valorada en 2.760.000 euros, gastaron 126.500 euros en escuelas privadas para sus hijos, 29.900 euros en un viaje en jet privado y 36.225 euros en un boceto de LS Lowry titulado Street Scene. En total, 9.200.000 euros fueron transferidos a sus cuentas personales, y 212.750 euros se destinaron a obras de arte.. Incluso contrataron a la actriz Julie Peasgood para promocionar la empresa en televisión, sin que ella supiera que se trataba de una estafa.. Mark Rowe fue condenado a siete años y medio de prisión por conspiración para defraudar. Nicola Rowe, quien actuaba como directora financiera, se ha declarado culpable de blanqueo de dinero y será sentenciada en el Tribunal de la Corona de Southwark.. En total, 18 personas enfrentan cargos relacionados con el fraude, y 14 ya han sido condenadas tras cuatro juicios celebrados durante dos años. La investigación, dirigida por la Unidad Regional contra el Crimen Organizado del Suroeste, duró seis años.. Una de las víctimas, que perdió sus ahorros, declaró: “Debería estar jubilado y disfrutando de la vida, pero ahora lucho para pagar el alquiler. Me siento como si hubiera fallado a mi familia”.
Una pareja británica ha sido condenada por liderar una red de estafa que defraudó a más de 3.500 personas mayores, robándoles un total de 28 millones de euros mediante falsas promesas de venta de propiedades de tiempo compartido y supuestos beneficios vacacionales
Mark Rowe, de 54 años, y su esposa Nicola, operaban bajo la marca Sell My Timeshare desde Tenerife, donde organizaban reuniones de ventas de alta presión que duraban hasta seis horas. En ellas, convencían a los asistentes, muchos de ellos jubilados de entre 60 y 90 años, de que podían vender sus apartamentos con grandes beneficios. A cambio, debían pagar por un plan ficticio llamado Monster Credits, que prometía descuentos en viajes y compras.. Muchas víctimas pidieron préstamos para comprar estos créditos, invirtiendo en promedio 9.200 euros. Cerca de 500 personas perdieron más de 11.500 euros, y la pérdida individual más alta alcanzó los 92.000 euros. Además del dinero perdido, muchos descubrieron que sus propiedades no se habían vendido y enfrentaban facturas de mantenimiento impagadas.. Mientras tanto, la pareja vivía una vida de lujo: compraron una casa con establos en Hampshire valorada en 2.760.000 euros, gastaron 126.500 euros en escuelas privadas para sus hijos, 29.900 euros en un viaje en jet privado y 36.225 euros en un boceto de LS Lowry titulado Street Scene. En total, 9.200.000 euros fueron transferidos a sus cuentas personales, y 212.750 euros se destinaron a obras de arte.. Incluso contrataron a la actriz Julie Peasgood para promocionar la empresa en televisión, sin que ella supiera que se trataba de una estafa.. Mark Rowe fue condenado a siete años y medio de prisión por conspiración para defraudar. Nicola Rowe, quien actuaba como directora financiera, se ha declarado culpable de blanqueo de dinero y será sentenciada en el Tribunal de la Corona de Southwark.. En total, 18 personas enfrentan cargos relacionados con el fraude, y 14 ya han sido condenadas tras cuatro juicios celebrados durante dos años. La investigación, dirigida por la Unidad Regional contra el Crimen Organizado del Suroeste, duró seis años.. Una de las víctimas, que perdió sus ahorros, declaró: “Debería estar jubilado y disfrutando de la vida, pero ahora lucho para pagar el alquiler. Me siento como si hubiera fallado a mi familia”.
Noticias de Sociedad en La Razón