La Garda Síochána, la Policía Nacional de Irlanda, ha abierto una investigación criminal tras los graves disturbios ocurridos la noche del martes frente al antiguo complejo hotelero Citywest, en el condado de Dublín, que actualmente funciona como centro de acogida para solicitantes de asilo. Seis personas fueron detenidas y una agente resultó herida durante los enfrentamientos.. La manifestación, que reunió a unas 2.000 personas, derivó en violencia cuando un grupo de hombres encapuchados y enmascarados lanzó proyectiles, ladrillos, basura y fuegos artificiales contra los agentes de la Garda. En medio del caos, un vehículo policial fue incendiado y una parada de tranvía vandalizada, lo que obligó al despliegue de más de 300 agentes, incluyendo unidades antidisturbios, montada, canina, aérea y un cañón de agua.. Aunque el cañón no llegó a ser utilizado, fue la primera vez que la Garda lo desplegaba desde su adquisición hace dos años, tras disturbios similares protagonizados por grupos de ultraderecha en el centro de Dublín. La policía logró dispersar a la multitud cerca de las 22:00 horas, después de bloquear carreteras y suspender los servicios de transporte público en la zona.. El comisario Justin Kelly calificó los hechos de “brutalidad” y describió a los agresores como “una turba”, subrayando que la Garda apoya las protestas pacíficas, pero no tolerará la violencia contra sus agentes. Por su parte, el primer ministro Micheál Martin condenó “enérgicamente los violentos disturbios ocurridos en Citywest” y elogió la valentía de los gardaí que restablecieron el orden.. Los disturbios se produjeron tras una presunta agresión sexual a una menor ocurrida en la madrugada del lunes cerca del complejo. El ministro de Justicia, Jim O’Callaghan, advirtió que “los implicados en la violencia serán llevados ante la justicia” y lamentó que “personas que desean sembrar el disenso usen un delito como arma”.. O’Callaghan insistió en que “la violencia no refleja a la gente de Saggart” y recalcó que “la protesta pacífica es un pilar de nuestra democracia, pero atacar a los guardias y destruir propiedad no ayudará a nadie a sentirse seguro”.
La Garda Síochána, la Policía Nacional de Irlanda, ha abierto una investigación criminal tras los graves disturbios ocurridos la noche del martes frente al antiguo complejo hotelero Citywest, en el condado de Dublín, que actualmente funciona como centro de acogida para solicitantes de asilo. Seis personas fueron detenidas y una agente resultó herida durante los enfrentamientos.. La manifestación, que reunió a unas 2.000 personas, derivó en violencia cuando un grupo de hombres encapuchados y enmascarados lanzó proyectiles, ladrillos, basura y fuegos artificiales contra los agentes de la Garda. En medio del caos, un vehículo policial fue incendiado y una parada de tranvía vandalizada, lo que obligó al despliegue de más de 300 agentes, incluyendo unidades antidisturbios, montada, canina, aérea y un cañón de agua.. Aunque el cañón no llegó a ser utilizado, fue la primera vez que la Garda lo desplegaba desde su adquisición hace dos años, tras disturbios similares protagonizados por grupos de ultraderecha en el centro de Dublín. La policía logró dispersar a la multitud cerca de las 22:00 horas, después de bloquear carreteras y suspender los servicios de transporte público en la zona.. El comisario Justin Kelly calificó los hechos de “brutalidad” y describió a los agresores como “una turba”, subrayando que la Garda apoya las protestas pacíficas, pero no tolerará la violencia contra sus agentes. Por su parte, el primer ministro Micheál Martin condenó “enérgicamente los violentos disturbios ocurridos en Citywest” y elogió la valentía de los gardaí que restablecieron el orden.. Los disturbios se produjeron tras una presunta agresión sexual a una menor ocurrida en la madrugada del lunes cerca del complejo. El ministro de Justicia, Jim O’Callaghan, advirtió que “los implicados en la violencia serán llevados ante la justicia” y lamentó que “personas que desean sembrar el disenso usen un delito como arma”.. O’Callaghan insistió en que “la violencia no refleja a la gente de Saggart” y recalcó que “la protesta pacífica es un pilar de nuestra democracia, pero atacar a los guardias y destruir propiedad no ayudará a nadie a sentirse seguro”.
El comisario Justin Kelly calificó los hechos de “brutalidad” y describió a los agresores como “una turba”
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