Como gran aficionado a los cruceros, Jack hizo sus cálculos y se preguntó si una vida en las olas del océano podría ser más barata y mucho más divertida que su rutina en tierra firme. Descubrió que tenía razón.. En declaraciones a Metro desde su camarote en el megabuque Utopia of the Seas de Royal Caribbean, anclado en las Bahamas, Jack afirma: “Cuando hablo de mi estilo de vida, me llaman ‘afortunado’. Lo cual me parece un poco injusto. Es totalmente estratégico”.. Y lo cierto es que vive la buena vida. Come fuera tres veces al día, se queda de fiesta hasta altas horas de la madrugada y puede elegir entre cines, bares de jazz e incluso espectáculos de Broadway para entretenerse. Todo esto por mucho menos de lo que costaría en el Reino Unido. No hay tráfico, no tiene que desplazarse al trabajo y, lo más importante, no tiene que pasar la aspiradora.. Su crucero de 86 días le costó solo 4.500 libras, y gracias a los puntos de fidelidad acumulados en los casinos de Royal Caribbean, pudo encadenar 16 viajes consecutivos por las Indias Occidentales, con parada en Disney World. Cada trayecto le cuesta entre 90 y 130 libras, y su coste de vida diario ronda las 52 libras, es decir, unos 60 euros al día.. Jack aprovecha esta experiencia como un retiro de bienestar parcial. Tiene acceso gratuito al gimnasio, come mejor y ha perdido 12 kilos desde que comenzó su viaje en agosto. “Es más fácil ir al gimnasio en un barco que encontrar tiempo para ir en casa”, comenta. Además, camina mucho más: unos 8.000 pasos diarios, gracias al tamaño colosal del barco.. Como nómada digital, Jack viaja con solo tres bolsas de ropa, su guitarra y la tecnología necesaria para gestionar su agencia de marketing y redes sociales, Sizzle HQ. Aunque algunos cruceros duran solo tres noches y debe cambiar de camarote con frecuencia, asegura que eso le lleva menos tiempo que mantener una casa.. Su camarote cuenta con sofá, cama king-size, televisor (que nunca usa) y control de temperatura y luces desde el móvil. El gasto más alto es el Internet, unos 600 libras por toda la aventura, esencial para su trabajo remoto.. Cuando se le pide que enumere las desventajas, Jack tiene que pensar mucho. Extraña a sus amigos, a su familia y a su perro Max, pero más allá de eso, las ventajas compensan con creces. “No me canso de la gente, soy muy sociable”, dice. Aunque admite que el ambiente de fiesta puede ser ruidoso y sobreestimulante, encuentra momentos de calma quedándose en el barco mientras otros bajan a tierra.. En cuanto al amor, no lo busca. “Si conociera a alguien y nos interesara románticamente, no podría comprometerme a nada porque viajo mucho. Pero ahora mismo no me preocupo por eso. Me interesa mucho más hacer amistades”.. Su aventura terminará el 24 de noviembre, tras visitar Aruba, Bahamas, Curazao, República Dominicana, México, Puerto Rico, San Cristóbal y Nieves y las Islas Vírgenes de EE.UU.. Después, volará a Grecia para visitar a un amigo. “Solo quiero seguir conociendo el mundo y viviendo nuevas experiencias”, concluye.
Jack, un consultor de marketing digital de 30 años, ha encontrado en el mar una forma más barata, saludable y emocionante de vivir
Como gran aficionado a los cruceros, Jack hizo sus cálculos y se preguntó si una vida en las olas del océano podría ser más barata y mucho más divertida que su rutina en tierra firme. Descubrió que tenía razón.. En declaraciones a Metro desde su camarote en el megabuque Utopia of the Seas de Royal Caribbean, anclado en las Bahamas, Jack afirma: “Cuando hablo de mi estilo de vida, me llaman ‘afortunado’. Lo cual me parece un poco injusto. Es totalmente estratégico”.. Y lo cierto es que vive la buena vida. Come fuera tres veces al día, se queda de fiesta hasta altas horas de la madrugada y puede elegir entre cines, bares de jazz e incluso espectáculos de Broadway para entretenerse. Todo esto por mucho menos de lo que costaría en el Reino Unido. No hay tráfico, no tiene que desplazarse al trabajo y, lo más importante, no tiene que pasar la aspiradora.. Su crucero de 86 días le costó solo 4.500 libras, y gracias a los puntos de fidelidad acumulados en los casinos de Royal Caribbean, pudo encadenar 16 viajes consecutivos por las Indias Occidentales, con parada en Disney World. Cada trayecto le cuesta entre 90 y 130 libras, y su coste de vida diario ronda las 52 libras, es decir, unos 60 euros al día.. Jack aprovecha esta experiencia como un retiro de bienestar parcial. Tiene acceso gratuito al gimnasio, come mejor y ha perdido 12 kilos desde que comenzó su viaje en agosto. “Es más fácil ir al gimnasio en un barco que encontrar tiempo para ir en casa”, comenta. Además, camina mucho más: unos 8.000 pasos diarios, gracias al tamaño colosal del barco.. Como nómada digital, Jack viaja con solo tres bolsas de ropa, su guitarra y la tecnología necesaria para gestionar su agencia de marketing y redes sociales, Sizzle HQ. Aunque algunos cruceros duran solo tres noches y debe cambiar de camarote con frecuencia, asegura que eso le lleva menos tiempo que mantener una casa.. Su camarote cuenta con sofá, cama king-size, televisor (que nunca usa) y control de temperatura y luces desde el móvil. El gasto más alto es el Internet, unos 600 libras por toda la aventura, esencial para su trabajo remoto.. Cuando se le pide que enumere las desventajas, Jack tiene que pensar mucho. Extraña a sus amigos, a su familia y a su perro Max, pero más allá de eso, las ventajas compensan con creces. “No me canso de la gente, soy muy sociable”, dice. Aunque admite que el ambiente de fiesta puede ser ruidoso y sobreestimulante, encuentra momentos de calma quedándose en el barco mientras otros bajan a tierra.. En cuanto al amor, no lo busca. “Si conociera a alguien y nos interesara románticamente, no podría comprometerme a nada porque viajo mucho. Pero ahora mismo no me preocupo por eso. Me interesa mucho más hacer amistades”.. Su aventura terminará el 24 de noviembre, tras visitar Aruba, Bahamas, Curazao, República Dominicana, México, Puerto Rico, San Cristóbal y Nieves y las Islas Vírgenes de EE.UU.. Después, volará a Grecia para visitar a un amigo. “Solo quiero seguir conociendo el mundo y viviendo nuevas experiencias”, concluye.
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