La vida en un instituto estadounidense tiene sus tópicos. Dani, creador de contenido en TikTok bajo el usuario @dakhtaar, lleva meses relatando su adaptación a Larkspur (Colorado) y, en uno de sus vídeos, pone el foco en la comida escolar. «Aunque parezca que lo que estoy comiendo tenga muy buena pinta, realmente no lo tiene y no sabe bien», indica.. En su día a día, explica que las opciones se repiten y no siempre convencen. «En un ‘lunch’ de Estados Unidos hay de opciones básicamente o cogerte un cacho de pizza como este o una ensalada, que es lo que que me suelo coger casi siempre, y pollo, pero de muy mala calidad». A ese menú añade acompañamientos fríos: «Y luego aparte te dan la opción de fruta o cosas de estas congeladas, que tampoco tienen mucho sabor, la verdad».. Ante ese panorama, Dani ha adoptado una estrategia sencilla: combinar lo gratuito del comedor con lo que prepara en casa o comprar fuera.. La sensación final, resume, no es buena: «La verdad que la comida del ‘high school’ no es la mejor del mundo y no me alimenta muy bien, y a veces hasta me encuentro mal por comerla».. El testimonio de Dani se suma a los habituales choques culturales de quienes cursan un año en Estados Unidos: otra organización de horarios, otros ritmos de clase y otros estándares nutricionales. En su caso, la solución pasa por planificarse mejor la fiambrera y, cuando puede, evitar el menú del día en la cantina.
El testimonio de Dani (@dakhtaar) se suma a los habituales choques culturales de quienes cursan un año en el país norteamericano
La vida en un instituto estadounidense tiene sus tópicos. Dani, creador de contenido en TikTok bajo el usuario @dakhtaar, lleva meses relatando su adaptación a Larkspur (Colorado) y, en uno de sus vídeos, pone el foco en la comida escolar. «Aunque parezca que lo que estoy comiendo tenga muy buena pinta, realmente no lo tiene y no sabe bien», indica.. En su día a día, explica que las opciones se repiten y no siempre convencen. «En un ‘lunch’ de Estados Unidos hay de opciones básicamente o cogerte un cacho de pizza como este o una ensalada, que es lo que que me suelo coger casi siempre, y pollo,pero de muy mala calidad». A ese menú añade acompañamientos fríos: «Y luego aparte te dan la opción de fruta o cosas de estas congeladas, que tampoco tienen mucho sabor, la verdad».. Ante ese panorama, Dani ha adoptado una estrategia sencilla: combinar lo gratuito del comedor con lo que prepara en casa o comprar fuera.. La sensación final, resume, no es buena: «La verdad que la comida del ‘high school’ no es la mejor del mundo y no me alimenta muy bien, y a veces hasta me encuentro mal por comerla».. El testimonio de Dani se suma a los habituales choques culturales de quienes cursan un año en Estados Unidos: otra organización de horarios, otros ritmos de clase y otros estándares nutricionales. En su caso, la solución pasa por planificarse mejor la fiambrera y, cuando puede, evitar el menú del día en la cantina.
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