La anchura que ocupan los videoclips en los televisores define su edad. El tamaño de las barras negras de sus laterales va creciendo con la lejanía del tiempo. Son algo así como los anillos de los troncos de los árboles, pero con píxeles de imágenes que un día fueron líneas catódicas.. Me he percatado al volver a sintonizar MTV tras anunciarse que cierra sus canales musicales, la esencia con la que inició emisiones con Video Killed The Radio Star de The Buggles un 1 de agosto de 1981, tres días antes que nací. Entonces, el canal quería ser de rock. Aunque la realidad tenía otros planes para la cadena temática.. En este patatús de nostalgia, o tal vez de vejez, me he reencontrado como forma de despedida con una emisora que me traslada a los años de descubrimiento de la adolescencia. Aquellos noventa en los que nos creímos que el futuro solo podía ser evolución y en los que el contenido de la Music Television había derivado hacia todo lo que uno quiere en plena edad del pavo: ídolos de los que enamorarse, músicas que hablan de los desamores de una vida que no es como pensaste y la disrupción con la que crees que serás capaz de cambiar el mundo. MTV era diseño, era la modernidad que se atrevía a romper las reglas no escritas. Para empezar, de la propia tele. Me flipaba su logotipo que tenía muchas vidas dentro de una misma. La robusta M de la música de siempre era grafiteada con un TV que hablaba de los movimientos de la contracultura. La primera ver que apareció en emisión ya fue una declaración de intenciones: en la enseña de MTV entraban más pieles de las que caben en nuestra imaginación. Y ya en la edad de oro del canal en los noventa, el logotipo incluso se movía en la esquina de la pantalla para llamar nuestra atención y crear acontecimientos estirándose hasta convertirse en una cuenta atrás. Con esta táctica, el canal nos despertaba la excitación de esperar a sus galas de premios que tampoco eran como las galas de premios que conocíamos. El público estaba de pie. Eran un concierto del showbusines.. MTV supo venderse a sí misma y caló en multitud de país al ir incorporando un buen radar para captar las tendencias. Al principio le costó, pero se terminó abriendo a otros estilos que aún no cabían en las teles generalistas repletas de prejuicios. También se lanzó a producir memoria propia, como los MTV Unplugged. Hasta que Internet cogió el testigo y mató a la estrella del videoclip televisado. Dejamos de sentir la emoción de esperar a ver cuándo aparecía en pantalla el clip que tanto ansiábamos ver. A veces, pasábamos horas con el dedo preparado en el botón rec de la grabadora VHS para grabar a tiempo a nuestro grupo favorito y poder ver su videoclip en bucle. Y a todo volumen. Aún no existía Spotify y tampoco podíamos encontrar las canciones hechas cine con solo un tecleo en Youtube. «Qué rabia no haberlo inventado nosotros», pensó un ejecutivo de MTV, que para sobrevivir fue evolucionando con hacia los realities arrolladoramente adolescentes. Encajaban con precisión en una marca tan bien construida que continúa transmitiendo modernidad y, por tanto, rentabilidad. De ahí que también seguirán organizándose los codiciados MTV Music Awards norteamericanos que, este año, ya se han emitido también por la cadena generalista CBS para emprender la transición hacia su porvenir: ser los Oscars de la música y que la cita esté por encima del canal que promocionaron durante cuatro décadas.. La MTV que derivó en la tele-realidad no cesará sus emisiones, veremos por cuánto tiempo, pero en Europa las temáticas que quedan con la fórmula de videoclips se apagan este 31 de diciembre. Ya cerró VH1, que era la hermana más madura de MTV. Ahora pasará lo propio con MTV 00 que la sustituyó en algunas plataformas y que es un maratón de éxitos. Muchos no están ya en la cabeza porque no conectamos con MTV.. De hecho, nada más volver a encender MTV después de una década separados, me he reconectado con Sorry de Madonna. Me percato que veinte años suponen más tiempo en una vida de lo que pensamos. Eso sí, no pienso mucho más: un rótulo animado por debajo anuncia el videoclip siguiente. Intentando a la desesperada conquistar mi curiosidad y que no me vaya. Lo consigue. Es In-Grid con Tu M’as Promis. Otro recuerdo desactivado que me despierta una extraña melancolía audiovisual. Cada textura de cada videoclip habla de una época que ya no existe. In-Grid se huye en lancha motorizada y aparece Yves – Laroc con Rise Up. El logo de MTV vuela rápido en pantalla entre clip y clip para, de nuevo, frenar la tentación de cambiar a otra frecuencia. Así la experiencia es como comer pipas, quiero otro videoclip más. Y otro. Y otro. Y otro. Suena Empire of the sound de The people, coge el testigo Celine Dione con That’s the way it is y prosigue Enrique Iglesias Do You Know. Esta no petó tanto.. En este maratón de melancolías extraviadas, advierto que, aún en sus últimos coletazos, la MTV original mantiene el antídoto contra los algoritmos: no predice nuestros gustos, simplemente ordena sus hits que un día fueron de todos. Mientras en Spotify nos quedamos atrapados en 30 canciones sin saber salir muy bien de los mismos cantantes y grupos que reconocemos, mientras la inteligencia artificial nos repite patrones idénticos al haber estudiado el comportamiento de nuestro intereses, MTV nos descubre y nos guía fuera de nuestra burbuja. Porque los canales de tele y radio tradicionales nos animaban a mezclarnos con otras culturas, con otros gustos, con otras realidades desconocidas por nuestras expectativas. Así lo hacía MTV. Al menos, dentro de la comercialidad de un canal que nació en un pequeño estudio de la Calle 33 de Nueva York, sí la del Empire State, y terminó siendo una marca casi tan global como McDonalds. Con todo lo que eso conlleva. ¿El último videoclip de la emisión musical de MTV atesorará la ironía de aquel primer Video Killed The Radio Star ? Lo veremos, aunque nunca digas nunca más. Ni siquiera MTV. Pronto quizá necesitemos su retorno, como los vinilos. La modernidad va, viene y se reencuentra con su yo del pasado. Como cuando uno mismo vuelve a encender MTV antes de que se apague.
MTV se despide de los videoclips.
20MINUTOS.ES – Televisión
La anchura que ocupan los videoclips en los televisores define su edad. El tamaño de las barras negras de sus laterales va creciendo con la lejanía del tiempo. Son algo así como los anillos de los troncos de los árboles, pero con píxeles de imágenes que un día fueron líneas catódicas.. Me he percatado al volver a sintonizar MTV tras anunciarse que cierra sus canales musicales, la esencia con la que inició emisiones con Video Killed The Radio Star de The Buggles un 1 de agosto de 1981, tres días antes que nací. Entonces, el canal quería ser de rock. Aunque la realidad tenía otros planes para la cadena temática.. En este patatús de nostalgia, o tal vez de vejez, me he reencontrado como forma de despedida con una emisora que me traslada a los años de descubrimiento de la adolescencia. Aquellos noventa en los que nos creímos que el futuro solo podía ser evolución y en los que el contenido de la Music Television había derivado hacia todo lo que uno quiere en plena edad del pavo: ídolos de los que enamorarse, músicas que hablan de los desamores de una vida que no es como pensaste y la disrupción con la que crees que serás capaz de cambiar el mundo. MTV era diseño, era la modernidad que se atrevía a romper las reglas no escritas. Para empezar, de la propia tele. Me flipaba su logotipo que tenía muchas vidas dentro de una misma. La robusta M de la música de siempre era grafiteada con un TV que hablaba de los movimientos de la contracultura. La primera ver que apareció en emisión ya fue una declaración de intenciones: en la enseña de MTV entraban más pieles de las que caben en nuestra imaginación. Y ya en la edad de oro del canal en los noventa, el logotipo incluso se movía en la esquina de la pantalla para llamar nuestra atención y crear acontecimientos estirándose hasta convertirse en una cuenta atrás. Con esta táctica, el canal nos despertaba la excitación de esperar a sus galas de premios que tampoco eran como las galas de premios que conocíamos. El público estaba de pie. Eran un concierto del showbusines.. MTV supo venderse a sí misma y caló en multitud de país al ir incorporando un buen radar para captar las tendencias. Al principio le costó, pero se terminó abriendo a otros estilos que aún no cabían en las teles generalistas repletas de prejuicios. También se lanzó a producir memoria propia, como los MTV Unplugged. Hasta que Internet cogió el testigo y mató a la estrella del videoclip televisado. Dejamos de sentir la emoción de esperar a ver cuándo aparecía en pantalla el clip que tanto ansiábamos ver. A veces, pasábamos horas con el dedo preparado en el botón rec de la grabadora VHS para grabar a tiempo a nuestro grupo favorito y poder ver su videoclip en bucle. Y a todo volumen. Aún no existía Spotify y tampoco podíamos encontrar las canciones hechas cine con solo un tecleo en Youtube. «Qué rabia no haberlo inventado nosotros», pensó un ejecutivo de MTV, que para sobrevivir fue evolucionando con hacia los realities arrolladoramente adolescentes. Encajaban con precisión en una marca tan bien construida que continúa transmitiendo modernidad y, por tanto, rentabilidad. De ahí que también seguirán organizándose los codiciados MTV Music Awards norteamericanos que, este año, ya se han emitido también por la cadena generalista CBS para emprender la transición hacia su porvenir: ser los Oscars de la música y que la cita esté por encima del canal que promocionaron durante cuatro décadas.. La MTV que derivó en la tele-realidad no cesará sus emisiones, veremos por cuánto tiempo, pero en Europa las temáticas que quedan con la fórmula de videoclips se apagan este 31 de diciembre. Ya cerró VH1, que era la hermana más madura de MTV. Ahora pasará lo propio con MTV 00 que la sustituyó en algunas plataformas y que es un maratón de éxitos. Muchos no están ya en la cabeza porque no conectamos con MTV.. De hecho, nada más volver a encender MTV después de una década separados, me he reconectado con Sorry de Madonna. Me percato que veinte años suponen más tiempo en una vida de lo que pensamos. Eso sí, no pienso mucho más: un rótulo animado por debajo anuncia el videoclip siguiente. Intentando a la desesperada conquistar mi curiosidad y que no me vaya. Lo consigue. Es In-Grid con Tu M’as Promis. Otro recuerdo desactivado que me despierta una extraña melancolía audiovisual. Cada textura de cada videoclip habla de una época que ya no existe. In-Grid se huye en lancha motorizada y aparece Yves – Laroc con Rise Up. El logo de MTV vuela rápido en pantalla entre clip y clip para, de nuevo, frenar la tentación de cambiar a otra frecuencia. Así la experiencia es como comer pipas, quiero otro videoclip más. Y otro. Y otro. Y otro. Suena Empire of the sound de The people, coge el testigo Celine Dione con That’s the way it is y prosigue Enrique Iglesias Do You Know. Esta no petó tanto.. En este maratón de melancolías extraviadas, advierto que, aún en sus últimos coletazos, la MTV original mantiene el antídoto contra los algoritmos: no predice nuestros gustos, simplemente ordena sus hits que un día fueron de todos. Mientras en Spotify nos quedamos atrapados en 30 canciones sin saber salir muy bien de los mismos cantantes y grupos que reconocemos, mientras la inteligencia artificial nos repite patrones idénticos al haber estudiado el comportamiento de nuestro intereses, MTV nos descubre y nos guía fuera de nuestra burbuja. Porque los canales de tele y radio tradicionales nos animaban a mezclarnos con otras culturas, con otros gustos, con otras realidades desconocidas por nuestras expectativas. Así lo hacía MTV. Al menos, dentro de la comercialidad de un canal que nació en un pequeño estudio de la Calle 33 de Nueva York, sí la del Empire State, y terminó siendo una marca casi tan global como McDonalds. Con todo lo que eso conlleva. ¿El último videoclip de la emisión musical de MTV atesorará la ironía de aquel primer Video Killed The Radio Star ? Lo veremos, aunque nunca digas nunca más. Ni siquiera MTV. Pronto quizá necesitemos su retorno, como los vinilos. La modernidad va, viene y se reencuentra con su yo del pasado. Como cuando uno mismo vuelve a encender MTV antes de que se apague.
