El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha sido elegido presidente de Junts con el apoyo del 90,18% de la militancia del partido, que también ha aprobado con amplio margen las tres ponencias presentadas en el Congreso celebrado por los posconvergentes este fin de semana en Calella. En su intervención, el líder secesionista ha puesto sobre la mesa que «la independencia de Cataluña seguirá siendo el objetivo prioritario» de Junts en esta nueva etapa «sin renunciar a la unilateralidad», un concepto también ratificado por las bases en este Congreso. «Es hora de pasar a la ofensiva», ha advertido un Puigdemont aclamado y vitoreado al otro lado de la pantalla, «estamos decididos a terminar el trabajo que empezamos», ha añadido. En un contexto muy distinto al de octubre de 2017, concretamente el día en que se cumplen siete años de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en el Parlament de Cataluña, ha habido dramatismo y pequeñas dosis de autocrítica en el discurso de Puigdemont, que ha lamentado la pérdida de la mayoría absoluta y de una «unidad independentista» que lucharán, asegura, por «recuperar». «Tenemos, además, el Govern más españolista y hostil de la historia», ha defendido el expresidente catalán, «no es una situación favorable y Junts debe liderar el cambio de rumbo de la política catalana».
Justificando de esta manera, aunque no de forma explícita, haber incumplido su promesa de «abandonar la política activa» si no ganaba las elecciones del pasado 12 de mayo, Puigdemont ha querido insistir, no obstante, en la «nación libre y admirable en el mundo que algún día será Cataluña», algo que también ha recalcado Jordi Turull, reelegido secretario general del partido. Ha sido el exconsejero, de hecho, quien ha concretado la «hoja de ruta» con la que Junts aspira, en primera instancia, a «recuperar la Generalitat», y que pasa por una «derechización» de sus propuestas pese a su reivindicada «transversalidad». Junts apuesta ahora de forma inequívoca por suprimir y bajar impuestos -«ya pagamos suficiente, como para que encima se lo quede Madrid», ha añadido Turull- y se enorgullece de ser «el primer partido en abordar la inseguridad y la multirreincidencia de forma sensata frente a los populismos buenistas y los populismos xenófobos». Junts propone «menos burocracia» y «apoyar a las clases medias», y en materia de vivienda, por ejemplo, el secretario general también se ha desmarcado de las recetas «woke» de la izquierda: «Plantamos cara a quienes prefieren que los jóvenes sean okupas antes que inquilinos o propietarios», ha dicho Turull. También ha habido guiños a Israel, finalmente, en cuanto a la escalada bélica en Oriente Medio.
Respecto a su posición «clave» en el actual tablero político español, pues sin sus siete diputados en el Congreso no puede salir adelante ninguna ley del Gobierno, Junts ha recurrido a la máxima con la que han operado desde el principio de la legislatura: «No formamos parte de ningún bloque, ni derechas ni izquierdas; y cualquier ley, como bien sabe el PSOE, deberá negociarse individualmente». No hay, por ahora, novedades en este sentido, tampoco respecto a una hipotética moción de censura: «No es un escenario realista por ahora», admiten en la formación. Según ha asegurado Turull, la prioridad de los posconvergentes ahora es «erigirse como alternativa real» al Ejecutivo socialista de Salvador Illa, y tanto el secretario general como Puigdemont han puesto el foco en la necesidad de «ser más», algo que se medirá, a priori, en las elecciones municipales de 2027, en las que desde mañana ya trabajará Junts con el punto de mira en «romper el monopolio» del PSC en las principales capitales catalanas. «Para poder exigir el derecho de autodeterminación hay que acreditar el deber de la determinación», ha advertido Turull en este sentido, «hemos venido a relanzar el movimiento independentista y a recuperar la confianza de muchas personas que han dejado de votarnos».
En un Congreso con varios cambios de naturaleza organizativa y también en cuanto a la cúpula -más de la mitad de los nuevos miembros de la ejecutiva del partido son nuevos-, Junts ha defendido que el partido «necesitaba este proceso de apertura». Las modificaciones normativas han permitido la votación del líder de Demòcrates, Toni Castellà, como uno de los cuatro vicepresidentes del partido, pues se ha eliminado el requisito de seis meses de militancia para optar al cargo; y también se ha suprimido el régimen de incompatibilidades que hubiera inhabilitado a Josep Rius, diputado en el Parlament, portavoz del partido y concejal en Barcelona, completar las vicepresidencias junto a Mònica Sales, portavoz en la Cámara catalana, y Míriam Nogueras, líder de Junts en el Congreso y conocida ya por todos como «la capitana». Con varias menciones a la goleada del Barça ayer en el Santiago Bernabéu (0-4) y también al concierto del cantante catalán Joan Dausà en el Palacio de Vistalegre de la capital, Madrid ha vuelto a ser, como de costumbre, protagonista en esta última jornada congresual. La presidenta saliente, Laura Borràs, se ha llevado un último «homenaje» antes del destierro a la nueva fundación de Junts, que presidirá, y junto a varios invitados de partidos como PNV, EH Bildu, ERC o el BNG, el expresidente de la Generalitat Artur Mas aplaudía, sonriente, las decisiones que ha ido aprobado a lo largo de la mañana el que, tarde o temprano y como él mismo aseguró, será su partido: el posconvergente.
El expresidente de la Generalitat ha sido votado por el 90,18% de la militancia en el Congreso de los posconvergentes en Calella celebrado este fin de semana
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha sido elegido presidente de Junts con el apoyo del 90,18% de la militancia del partido, que también ha aprobado con amplio margen las tres ponencias presentadas en el Congreso celebrado por los posconvergentes este fin de semana en Calella. En su intervención, el líder secesionista ha puesto sobre la mesa que «la independencia de Cataluña seguirá siendo el objetivo prioritario» de Junts en esta nueva etapa «sin renunciar a la unilateralidad», un concepto también ratificado por las bases en este Congreso. «Es hora de pasar a la ofensiva», ha advertido un Puigdemont aclamado y vitoreado al otro lado de la pantalla, «estamos decididos a terminar el trabajo que empezamos», ha añadido. En un contexto muy distinto al de octubre de 2017, concretamente el día en que se cumplen siete años de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en el Parlament de Cataluña, ha habido dramatismo y pequeñas dosis de autocrítica en el discurso de Puigdemont, que ha lamentado la pérdida de la mayoría absoluta y de una «unidad independentista» que lucharán, asegura, por «recuperar». «Tenemos, además, el Govern más españolista y hostil de la historia», ha defendido el expresidente catalán, «no es una situación favorable y Junts debe liderar el cambio de rumbo de la política catalana».
Justificando de esta manera, aunque no de forma explícita, haber incumplido su promesa de «abandonar la política activa» si no ganaba las elecciones del pasado 12 de mayo, Puigdemont ha querido insistir, no obstante, en la «nación libre y admirable en el mundo que algún día será Cataluña», algo que también ha recalcado Jordi Turull, reelegido secretario general del partido. Ha sido el exconsejero, de hecho, quien ha concretado la «hoja de ruta» con la que Junts aspira, en primera instancia, a «recuperar la Generalitat», y que pasa por una «derechización» de sus propuestas pese a su reivindicada «transversalidad». Junts apuesta ahora de forma inequívoca por suprimir y bajar impuestos -«ya pagamos suficiente, como para que encima se lo quede Madrid», ha añadido Turull- y se enorgullece de ser «el primer partido en abordar la inseguridad y la multirreincidencia de forma sensata frente a los populismos buenistas y los populismos xenófobos». Junts propone «menos burocracia» y «apoyar a las clases medias», y en materia de vivienda, por ejemplo, el secretario general también se ha desmarcado de las recetas «woke» de la izquierda: «Plantamos cara a quienes prefieren que los jóvenes sean okupas antes que inquilinos o propietarios», ha dicho Turull. También ha habido guiños a Israel, finalmente, en cuanto a la escalada bélica en Oriente Medio.
Respecto a su posición «clave» en el actual tablero político español, pues sin sus siete diputados en el Congreso no puede salir adelante ninguna ley del Gobierno, Junts ha recurrido a la máxima con la que han operado desde el principio de la legislatura: «No formamos parte de ningún bloque, ni derechas ni izquierdas; y cualquier ley, como bien sabe el PSOE, deberá negociarse individualmente». No hay, por ahora, novedades en este sentido, tampoco respecto a una hipotética moción de censura: «No es un escenario realista por ahora», admiten en la formación. Según ha asegurado Turull, la prioridad de los posconvergentes ahora es «erigirse como alternativa real» al Ejecutivo socialista de Salvador Illa, y tanto el secretario general como Puigdemont han puesto el foco en la necesidad de «ser más», algo que se medirá, a priori, en las elecciones municipales de 2027, en las que desde mañana ya trabajará Junts con el punto de mira en «romper el monopolio» del PSC en las principales capitales catalanas. «Para poder exigir el derecho de autodeterminación hay que acreditar el deber de la determinación», ha advertido Turull en este sentido, «hemos venido a relanzar el movimiento independentista y a recuperar la confianza de muchas personas que han dejado de votarnos».
En un Congreso con varios cambios de naturaleza organizativa y también en cuanto a la cúpula -más de la mitad de los nuevos miembros de la ejecutiva del partido son nuevos-, Junts ha defendido que el partido «necesitaba este proceso de apertura». Las modificaciones normativas han permitido la votación del líder de Demòcrates, Toni Castellà, como uno de los cuatro vicepresidentes del partido, pues se ha eliminado el requisito de seis meses de militancia para optar al cargo; y también se ha suprimido el régimen de incompatibilidades que hubiera inhabilitado a Josep Rius, diputado en el Parlament, portavoz del partido y concejal en Barcelona, completar las vicepresidencias junto a Mònica Sales, portavoz en la Cámara catalana, y Míriam Nogueras, líder de Junts en el Congreso y conocida ya por todos como «la capitana». Con varias menciones a la goleada del Barça ayer en el Santiago Bernabéu (0-4) y también al concierto del cantante catalán Joan Dausà en el Palacio de Vistalegre de la capital, Madrid ha vuelto a ser, como de costumbre, protagonista en esta última jornada congresual. La presidenta saliente, Laura Borràs, se ha llevado un último «homenaje» antes del destierro a la nueva fundación de Junts, que presidirá, y junto a varios invitados de partidos como PNV, EH Bildu, ERC o el BNG, el expresidente de la Generalitat Artur Mas aplaudía, sonriente, las decisiones que ha ido aprobado a lo largo de la mañana el que, tarde o temprano y como él mismo aseguró, será su partido: el posconvergente.
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