Uno de los edificios más fotografiados de Sevilla es la sede del Banco de España. Méritos al margen, el edificio se encuentra en uno de los entornos más representativo de la ciudad. En concreto, en una situación de esquina, justo en la terminación de la actual avenida de la Constitución, mientras su fachada principal se abre a la plaza de San Francisco. Este espacio urbano queda separado de la plaza Nueva mediante el edificio consistorial, de época renacentista, que aprovecha su privilegiada posición exenta para erigirse en la arquitectura sobre la que bascula la ordenación y comunicación entre ambas plazas.. La sucursal de Banco de España en Sevilla no siempre estuvo ahí. Según detalla la propia institución, su sede en la capital andaluza se inauguró el 15 de febrero de 1875, en una casa de la calle de la Estrella que se amplía mediante compra del edificio adyacente, pasando a tener su entrada por la calle de los Pajaritos. El Banco comienza su actividad con el ingreso de un millón de pesetas que realiza la viuda de D. José María Adalid, corresponsal hasta ese momento del Banco de España en Sevilla. De ese millón de las antiguas pesetas, se envían 750.000 a Madrid, destinándose el resto a las necesidades de la plaza. El Banco de España inicia sus actividades bajo la dirección de D. Mario de la Escosura.. La sucursal permanece en la calle de los Pajaritos hasta 1928, trasladándose entonces a su ubicación actual, en el n.º 17 de la plaza de San Francisco.. El edificio actual del Banco de España en Sevilla se inaugura el 8 de diciembre de 1928. El proyecto ganador del concurso para su construcción es del arquitecto D. Antonio Illanes del Río. Dicha propuesta sufre algunas modificaciones durante su ejecución. La principal de ellas es la eliminación de las columnas de la fachada. Según el marqués de Cabra, subgobernador del Banco y académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, ofrecían al edificio un aire demasiado ostentoso. Las obras son dirigidas por el arquitecto D. Ricardo Magdalena Gallifa, auxiliado por D. José Astiz. El director de la sucursal de Sevilla en ese momento es D. Luis García y Fernández.. El inmueble, de corte clasicista, tiene una superficie construida de 4.588 m2 , levantado sobre un solar de 1.210 m2, ocupado anteriormente por un antiguo teatro. El edificio consta de tres plantas, planta sótano y azotea. Frente a su fachada principal, se encuentra una de las fuentes más antiguas de Sevilla: la fuente de Mercurio.. Según abunda el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, el edificio se reviste de una monumentalidad que define a su autor, ya que Antonio Illanes del Río era seguidor de la arquitectura de Antonio Palacios, justificándose así el alejamiento del regionalismo que durante las primeras décadas del siglo XX, caracterizan a la producción de Illanes.. Señalan el organismo público andaluz que la larga duración de las obras parece incluirse en la dinámica de la ciudad durante esos años, con otras construcciones vinculadas a la futura Exposición Iberoamericana y que también requirió de un tiempo mayor al habitual. Las causas fueron de índole económicas, que una vez superadas permitió que la ejecución se realizase casi por completo entre 1925 y 1928.. Al reducirse el proyecto y eliminarse el pórtico jónico, el edificio perdió en parte su acusado volumen prismático, ya que el espacio abierto tras las columnas se cerraba por encima del arquitrabe con una planta continua que disimulaba el énfasis que adquirían las esquinas, almohadilladas y ciegas. El proyecto construido se estructura definitivamente en tres cuerpos, uno central compuesto por tres vanos y tres plantas de altura, y dos laterales que asumen el volumen inicialmente proyectado de las esquinas almohadilladas, adaptadas su tratamiento al conjunto del edificio, presentando un vano de huecos de dimensiones y formas iguales a las del vano central.. Permanece la idea de sobreelevar la posición del edificio respecto a la plaza, para lo cual se introduce un semisótano que es ventilado e iluminado mediante pequeñas ventanas situadas en las fachadas laterales así como en los cuerpos de las esquinas que dan a la plaza, interrumpiéndose en el vano central que está ocupado por una escalinata que resuelve la pendiente que tiene la plaza de San Francisco. Como corresponde a una composición clásica, el semisótano permite la introduciendo en el edificio de la idea de basamento, que es significada en las fachadas mediante un cambio de material y color.. Hoy día, además del valor visual del edificio y la ubicación privilegiada de la que goza, la simétrica compañía de dos espectaculares árboles le aportan un decorado único para inmortalizar recuerdos. Se trata de dos históricos ejemplares de laureles que han ido recuperando su aspecto tradicional, presentando en estos momentos una imagen frondosa, nada que ver con el aspecto que mostraban hace apenas un año, con muchas de sus ramas al descubierto.. El ficus microcarpa, vulgarmente conocido como laurel de indias, es un árbol frondoso de gran porte y rápido crecimiento que llega a superar los 15 metros de altura. Es habitual ver a ambos ejemplares iluminados durante las fiestas navideñas en la ciudad.
Su ubicación, historia y los árboles que lo acompañan, es peregrinación obligada para los turistas que visitan la capital andaluza
Uno de los edificios más fotografiados de Sevilla es la sede del Banco de España. Méritos al margen, el edificio se encuentra en uno de los entornos más representativo de la ciudad. En concreto, en una situación de esquina, justo en la terminación de la actual avenida de la Constitución, mientras su fachada principal se abre a la plaza de San Francisco. Este espacio urbano queda separado de la plaza Nueva mediante el edificio consistorial, de época renacentista, que aprovecha su privilegiada posición exenta para erigirse en la arquitectura sobre la que bascula la ordenación y comunicación entre ambas plazas.. La sucursal de Banco de España en Sevilla no siempre estuvo ahí. Según detalla la propia institución, su sede en la capital andaluza se inauguró el 15 de febrero de 1875, en una casa de la calle de la Estrella que se amplía mediante compra del edificio adyacente, pasando a tener su entrada por la calle de los Pajaritos. El Banco comienza su actividad con el ingreso de un millón de pesetas que realiza la viuda de D. José María Adalid, corresponsal hasta ese momento del Banco de España en Sevilla. De ese millón de las antiguas pesetas, se envían 750.000 a Madrid, destinándose el resto a las necesidades de la plaza. El Banco de España inicia sus actividades bajo la dirección de D. Mario de la Escosura.. La sucursal permanece en la calle de los Pajaritos hasta 1928, trasladándose entonces a su ubicación actual, en el n.º 17 de la plaza de San Francisco.. El edificio actual del Banco de España en Sevilla se inaugura el 8 de diciembre de 1928. El proyecto ganador del concurso para su construcción es del arquitecto D. Antonio Illanes del Río. Dicha propuesta sufre algunas modificaciones durante su ejecución. La principal de ellas es la eliminación de las columnas de la fachada. Según el marqués de Cabra, subgobernador del Banco y académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, ofrecían al edificio un aire demasiado ostentoso. Las obras son dirigidas por el arquitecto D. Ricardo Magdalena Gallifa, auxiliado por D. José Astiz. El director de la sucursal de Sevilla en ese momento es D. Luis García y Fernández.. El inmueble, de corte clasicista, tiene una superficie construida de 4.588 m2 , levantado sobre un solar de 1.210 m2, ocupado anteriormente por un antiguo teatro. El edificio consta de tres plantas, planta sótano y azotea. Frente a su fachada principal, se encuentra una de las fuentes más antiguas de Sevilla: la fuente de Mercurio.. Según abunda el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, el edificio se reviste de una monumentalidad que define a su autor, ya que Antonio Illanes del Río era seguidor de la arquitectura de Antonio Palacios, justificándose así el alejamiento del regionalismo que durante las primeras décadas del siglo XX, caracterizan a la producción de Illanes.. Señalan el organismo público andaluz que la larga duración de las obras parece incluirse en la dinámica de la ciudad durante esos años, con otras construcciones vinculadas a la futura Exposición Iberoamericana y que también requirió de un tiempo mayor al habitual. Las causas fueron de índole económicas, que una vez superadas permitió que la ejecución se realizase casi por completo entre 1925 y 1928.. Al reducirse el proyecto y eliminarse el pórtico jónico, el edificio perdió en parte su acusado volumen prismático, ya que el espacio abierto tras las columnas se cerraba por encima del arquitrabe con una planta continua que disimulaba el énfasis que adquirían las esquinas, almohadilladas y ciegas. El proyecto construido se estructura definitivamente en tres cuerpos, uno central compuesto por tres vanos y tres plantas de altura, y dos laterales que asumen el volumen inicialmente proyectado de las esquinas almohadilladas, adaptadas su tratamiento al conjunto del edificio, presentando un vano de huecos de dimensiones y formas iguales a las del vano central.. Permanece la idea de sobreelevar la posición del edificio respecto a la plaza, para lo cual se introduce un semisótano que es ventilado e iluminado mediante pequeñas ventanas situadas en las fachadas laterales así como en los cuerpos de las esquinas que dan a la plaza, interrumpiéndose en el vano central que está ocupado por una escalinata que resuelve la pendiente que tiene la plaza de San Francisco. Como corresponde a una composición clásica, el semisótano permite la introduciendo en el edificio de la idea de basamento, que es significada en las fachadas mediante un cambio de material y color.. Hoy día, además del valor visual del edificio y la ubicación privilegiada de la que goza, la simétrica compañía de dos espectaculares árboles le aportan un decorado único para inmortalizar recuerdos. Se trata de dos históricos ejemplares de laureles que han ido recuperando su aspecto tradicional, presentando en estos momentos una imagen frondosa, nada que ver con el aspecto que mostraban hace apenas un año, con muchas de sus ramas al descubierto.. El ficus microcarpa, vulgarmente conocido como laurel de indias, es un árbol frondoso de gran porte y rápido crecimiento que llega a superar los 15 metros de altura. Es habitual ver a ambos ejemplares iluminados durante las fiestas navideñas en la ciudad.
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