Canta y cuenta Marwan -un trovador de nuestros días- en su videopoema «Compañeras» que, si las mujeres «gobernaran el mundo, no habría guerras». «Ninguna impulsaría matar al hijo que otra mujer hubiera llevado en su vientre, porque solo ellas conciben el dolor sin fin de perder a un hijo. Nunca despojarían a otra madre del milagro de serlo».. Ojalá, siguiendo esa premisa, gobernaran más mujeres en el mundo y se acabara la guerra de Ucrania. Pero la realidad es otra; y a mí, sinceramente, me satura que cada 8M, y por decreto, tengamos que recordar que es 8M. Mucho por hacer, sin duda, y soy realista.. Soy mujer y madre; si alguien me pregunta a qué me dedico, respondo con humor e ironía.. -Periodista, además de todo lo demás.. Y, cuando en calidad de periodista del diario LA RAZÓN, acudo a actos, conferencias o foros – estos últimos están tan de moda que me saturan casi tanto como el propio 8M- habitualmente me veo rodeada de hombres «encorbatados». No, no critico la corbata como tal; sí, la presencia desigual de hombres y mujeres en diferentes ámbitos sociales y, sobre todo, en órganos de poder. Y me siento una isla en un mundo de hombres.. Y me vienen a la mente esas mujeres, «las cigarreras», que desde principios del siglo XIX elaboraban cigarros de manera manual en la fábrica de tabacos de Alicante. Se les abrió un mundo, su mundo, y dejaron de dedicarse en exclusiva al hogar. El mimo, cuidado y amor que pone una mujer al realizar su trabajo fue la razón para que la plantilla de la fábrica fuera íntegramente femenina.. Pues eso, que todos los días son 8M. Y que ninguna mujer propiciaría que se matara al hijo que otra hubiera gestado en su ser como, por desgracia, sucede en las guerras. Demasiado dolor.
Si alguien me pregunta a qué me dedico, contesto con humor e ironía, periodista además de todo lo demás
Canta y cuenta Marwan -un trovador de nuestros días- en su videopoema «Compañeras» que, si las mujeres «gobernaran el mundo, no habría guerras». «Ninguna impulsaría matar al hijo que otra mujer hubiera llevado en su vientre, porque solo ellas conciben el dolor sin fin de perder a un hijo. Nunca despojarían a otra madre del milagro de serlo».. Ojalá, siguiendo esa premisa, gobernaran más mujeres en el mundo y se acabara la guerra de Ucrania. Pero la realidad es otra; y a mí, sinceramente, me satura que cada 8M, y por decreto, tengamos que recordar que es 8M. Mucho por hacer, sin duda, y soy realista.. Soy mujer y madre; si alguien me pregunta a qué me dedico, respondo con humor e ironía.. -Periodista, además de todo lo demás.. Y, cuando en calidad de periodista del diario LA RAZÓN, acudo a actos, conferencias o foros – estos últimos están tan de moda que me saturan casi tanto como el propio 8M- habitualmente me veo rodeada de hombres «encorbatados». No, no critico la corbata como tal; sí, la presencia desigual de hombres y mujeres en diferentes ámbitos sociales y, sobre todo, en órganos de poder. Y me siento una isla en un mundo de hombres.. Y me vienen a la mente esas mujeres, «las cigarreras», que desde principios del siglo XIX elaboraban cigarros de manera manual en la fábrica de tabacos de Alicante. Se les abrió un mundo, su mundo, y dejaron de dedicarse en exclusiva al hogar. El mimo, cuidado y amor que pone una mujer al realizar su trabajo fue la razón para que la plantilla de la fábrica fuera íntegramente femenina.. Pues eso, que todos los días son 8M. Y que ninguna mujer propiciaría que se matara al hijo que otra hubiera gestado en su ser como, por desgracia, sucede en las guerras. Demasiado dolor.
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