El senador por la Florida, hijo de inmigrantes cubanos y ala dura del Partido Republicano Marco Rubio ha sido nombrado por Trump secretario de Estado; es decir, el equivalente a ministro de Exteriores. Considerando la trascendencia de Estados Unidos en la geopolítica internacional, quien asume ese puesto tiene mayor peso que aquel o aquella que asuma la vicepresidencia. Rubio ha trabajado por la libertad de países de América Latina dominados por tiranías y ha sido frontal justificando incluso el uso de la fuerza para la recuperación de la democracia. Resulta clara y comprensible su acostumbrada estrategia considerando su origen y sus votantes en el Estado de la Florida.. La incógnita sobre el poder real que tendrá Rubio para establecer una política exterior diferente hacia América Latina irrumpe inevitablemente. El futuro jefe de la diplomacia norteamericana podría flexibilizar y ensombrecer su frontalidad, so pena de sus propios electores de Florida. ¿Por qué? Porque Trump resulta un hombre pragmático cuando se trata de negociar con regímenes alejados de los valores democráticos; por ejemplo, Kim Jong Un o el mismo Putin, cuasi amigo del futuro inquilino de la Casa Blanca.. En este sentido, no queda duda de que si dependiera solo de Rubio, el presidente de Venezuela Maduro, Ortega de Nicaragua y Díaz-Canel de Cuba deberían preocuparse. Sin embargo, intereses económicos y la poca rentabilidad del uso de la fuerza en dichos países podrían generar una política híper pragmática de Trump hacia América Latina.. Rubio tendrá la misión de convencer a su jefe de que América Latina también existe, no solo Europa del este y Oriente Medio.
El senador por la Florida, hijo de inmigrantes cubanos y ala dura del Partido Republicano Marco Rubio ha sido nombrado por Trump secretario de Estado; es decir, el equivalente a ministro de Exteriores. Considerando la trascendencia de Estados Unidos en la geopolítica internacional, quien asume ese puesto tiene mayor peso que aquel o aquella que asuma la vicepresidencia. Rubio ha trabajado por la libertad de países de América Latina dominados por tiranías y ha sido frontal justificando incluso el uso de la fuerza para la recuperación de la democracia. Resulta clara y comprensible su acostumbrada estrategia considerando su origen y sus votantes en el Estado de la Florida.. La incógnita sobre el poder real que tendrá Rubio para establecer una política exterior diferente hacia América Latina irrumpe inevitablemente. El futuro jefe de la diplomacia norteamericana podría flexibilizar y ensombrecer su frontalidad, so pena de sus propios electores de Florida. ¿Por qué? Porque Trump resulta un hombre pragmático cuando se trata de negociar con regímenes alejados de los valores democráticos; por ejemplo, Kim Jong Un o el mismo Putin, cuasi amigo del futuro inquilino de la Casa Blanca.. En este sentido, no queda duda de que si dependiera solo de Rubio, el presidente de Venezuela Maduro, Ortega de Nicaragua y Díaz-Canel de Cuba deberían preocuparse. Sin embargo, intereses económicos y la poca rentabilidad del uso de la fuerza en dichos países podrían generar una política híper pragmática de Trump hacia América Latina.. Rubio tendrá la misión de convencer a su jefe de que América Latina también existe, no solo Europa del este y Oriente Medio.
Rubio tendrá la misión de convencer a su jefe de que América Latina también existe, no solo Europa del este y Oriente Medio.
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