Lo que nació como una pequeña organización de vecinos del barrio Alfalares de Alfafar durante los primeros días tras el paso de la dana, con el único objetivo de ayudarse unos a otros, se ha convertido en una asociación de afectados que aglutina ya a 215 personas víctimas de la catástrofe de más de 14 de localidades arrasadas por la riada. Massanassa, Catarroja, Benetússer, Sedaví, Paiporta, Picanya, Forn d’Alcedo, Castellar-L’Oliveral, Almussafes, Algemesí… incluso vecinos que viven fuera, como en Ciudad Real, o Berlín, pero que cuentan con inmuebles en estas localidades, están representados en la Asociación de Damnificados DANA/Horta Sud. Una organización que se añade a la que ya surgió en Aldaia tras la catástrofe.. Su portavoz, Christian Lesaec, explica que la organización nació para coordinar las ayudas que iban llegando. «Había vecinos que tenían en sus terrazas pequeños supermercados, y nos íbamos comunicando lo que nos hacía falta».. La primera ayuda que llegó fue de conocidos y amigos, de Marchalenes, compañeros de trabajo de su mujer… hasta que aparecieron los famosos voluntarios, llegados de todas partes, y finalmente la UME y el Ejército.. Pronto empezaron a aparecer nuevos problemas, con las ayudas, con las reparaciones, con precios abusivos por parte de las empresas a las que reclamaban sus servicios… Y así se dio un paso más hacia la profesionalización de la organización, y se empezaron a hacer cargo de dichos problemas vecinos afectados, que formaban parte de la asociación, y que por su profesión podían solucionar estos inconvenientes. «Por ejemplo, tenemos un asociado que es pintor, y se está haciendo cargo de pintar algunas de las casas de los vecinos. La cuenta bancaria de la asociación la hemos abierto en un banco cuya directora es también afectada y miembro de la organización».. Ahora, una vez constituidos como organización oficial, y con una cuota establecida de 20 euros al año para ir haciendo frente a los gastos, la organización avanza y estudia ya adoptar acciones judiciales contra las administraciones. «El sentir de los vecinos es denunciar a la administración autonómica y a la estatal, pero no se descarta también la local». Con la ayuda de sus abogados, estudian si las medidas a tomar deben ser un contencioso administrativo, o ir por la vía penal «porque creemos que hay indicios de delito, como la omisión de socorro», asegura el portavoz.. «Ahora lo normal es verse y darse un abrazo». El estado emocional de los vecinos de estas localidades está muy lejos de ser normal. «Ahora nos vemos y nos damos un abrazo», explica Lesaec, quien recuerda emocionado como a él la riada le pilló haciendo la compra, porque «nadie nos había avisado». Conforme pudo llegó a su casa, donde ya empezaba a entrar el agua. Intentaron, como muchos, salir del paso con toallas y mantas, pero pronto se dieron cuenta de que aquello era inútil y decidieron empezar a subir al primer piso todo lo que podían.. «He perdido media casa y cuatro vehículos, y aún así, me siento afortunado», asegura este vecino, quien asegura que las conversaciones entre ellos no son las habituales sobre la Navidad, sino sobre cómo van sobrellevando todas las pérdidas.. «¿Cómo estás?», le pregunta un vecino durante la entrevista. «Bien, bien, a salvo», contesta Christian. «Hay muchos vecinos que no han sufrido daños materiales, pero que dicen que no pueden sacarse de la cabeza los gritos que escucharon aquella noche, y todo lo que vieron», relata emocionado. La zona dana está muy lejos de la normalidad y estas serán, sin duda, sus Navidades más difíciles.
La Asociación de Afectados DANA/Horta Sud aglutina ya a 215 víctimas de la catástrofe con la mirada puesta en el Gobierno, la Generalitat y los ayuntamientos
Lo que nació como una pequeña organización de vecinos del barrio Alfalares de Alfafar durante los primeros días tras el paso de la dana, con el único objetivo de ayudarse unos a otros, se ha convertido en una asociación de afectados que aglutina ya a 215 personas víctimas de la catástrofe de más de 14 de localidades arrasadas por la riada. Massanassa, Catarroja, Benetússer, Sedaví, Paiporta, Picanya, Forn d’Alcedo, Castellar-L’Oliveral, Almussafes, Algemesí… incluso vecinos que viven fuera, como en Ciudad Real, o Berlín, pero que cuentan con inmuebles en estas localidades, están representados en la Asociación de Damnificados DANA/Horta Sud. Una organización que se añade a la que ya surgió en Aldaia tras la catástrofe.. Su portavoz, Christian Lesaec, explica que la organización nació para coordinar las ayudas que iban llegando. «Había vecinos que tenían en sus terrazas pequeños supermercados, y nos íbamos comunicando lo que nos hacía falta».. La primera ayuda que llegó fue de conocidos y amigos, de Marchalenes, compañeros de trabajo de su mujer… hasta que aparecieron los famosos voluntarios, llegados de todas partes, y finalmente la UME y el Ejército.. Pronto empezaron a aparecer nuevos problemas, con las ayudas, con las reparaciones, con precios abusivos por parte de las empresas a las que reclamaban sus servicios… Y así se dio un paso más hacia la profesionalización de la organización, y se empezaron a hacer cargo de dichos problemas vecinos afectados, que formaban parte de la asociación, y que por su profesión podían solucionar estos inconvenientes. «Por ejemplo, tenemos un asociado que es pintor, y se está haciendo cargo de pintar algunas de las casas de los vecinos. La cuenta bancaria de la asociación la hemos abierto en un banco cuya directora es también afectada y miembro de la organización».. Ahora, una vez constituidos como organización oficial, y con una cuota establecida de 20 euros al año para ir haciendo frente a los gastos, la organización avanza y estudia ya adoptar acciones judiciales contra las administraciones. «El sentir de los vecinos es denunciar a la administración autonómica y a la estatal, pero no se descarta también la local». Con la ayuda de sus abogados, estudian si las medidas a tomar deben ser un contencioso administrativo, o ir por la vía penal «porque creemos que hay indicios de delito, como la omisión de socorro», asegura el portavoz.. «Ahora lo normal es verse y darse un abrazo». El estado emocional de los vecinos de estas localidades está muy lejos de ser normal. «Ahora nos vemos y nos damos un abrazo», explica Lesaec, quien recuerda emocionado como a él la riada le pilló haciendo la compra, porque «nadie nos había avisado». Conforme pudo llegó a su casa, donde ya empezaba a entrar el agua. Intentaron, como muchos, salir del paso con toallas y mantas, pero pronto se dieron cuenta de que aquello era inútil y decidieron empezar a subir al primer piso todo lo que podían.. «He perdido media casa y cuatro vehículos, y aún así, me siento afortunado», asegura este vecino, quien asegura que las conversaciones entre ellos no son las habituales sobre la Navidad, sino sobre cómo van sobrellevando todas las pérdidas.. «¿Cómo estás?», le pregunta un vecino durante la entrevista. «Bien, bien, a salvo», contesta Christian. «Hay muchos vecinos que no han sufrido daños materiales, pero que dicen que no pueden sacarse de la cabeza los gritos que escucharon aquella noche, y todo lo que vieron», relata emocionado. La zona dana está muy lejos de la normalidad y estas serán, sin duda, sus Navidades más difíciles.
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