Castilla y León afronta con inquietud el futuro de algunas de sus estaciones ferroviarias centenarias, que representan un legado arquitectónico, técnico y social que se desvanece lentamente, tras el derribo de algunas en la región de Cataluña, como la de Parets del Vallès o Sant Feliu de Llobregat, que ha reavivado el debate sobre la conservación del patrimonio industrial en toda España.. Y es que en esta comunidad hay al menos catorce estaciones han sido incluidas en la Lista Roja del Patrimonio elaborada por Hispania Nostra, por su estado de abandono o riesgo de destrucción.. En la comarca leonesa del Bierzo, por ejemplo, se encuentra la de Matarrosa del Sil, víctima de décadas de abandono y pillaje; la de Palacios del Sil, cuyo deterioro de la cubierta puede derivar en su colapso estructural; y la de Cuevas del Sil, en amenaza de ruina. Por todas ellas transitaba el «Ponfeblino», que era el ferrocarril de Ponferrada a Villablino impulsado durante el régimen de Franco para promover la explotación de los yacimientos de carbón del valle del Sil en el contexto de la I Guerra Mundial. Un tren financiado por capitalistas vascos y madrileños agrupados en la Sociedad Anónima Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), que se construyó entre 1918 y 1919 y dio trabajo a más de 3.000 trabajadores provenientes de todo el país.. Otra estación amenazada es la histórica Estación del Oeste, en el barrio ferroviario de San Andrés de Astorga (León), que constituye uno de los conjuntos patrimoniales más relevantes del ferrocarril en la comunidad. A pesar de su valor arquitectónico y su extensión de cuatro hectáreas, con elementos como pabellones modernistas, depósitos, viviendas y una rotonda ferroviaria, el conjunto carece de protección legal y se encuentra en estado de ruina.. Ya en tierras de Salamanca se encuentran las estaciones de Ledrada y Fuentes de Béjar; mientras que en Zamora aparecen la estación de Castroverde de Campos y el edificio de viajeros de Villanueva del Campo.. Palencia, por su parte, concentra un número especialmente elevado de estaciones en peligro, como las de Villalumbroso, Villaumbrales, Villamartín de Campos (conocida por el ‘tren burra’), Las Cabañas de Castilla y el complejo ferroviario de la Harinera de Campos Los Ángeles en Castromocho.. También se suma la de Ortigosa de Pestaño, en Segovia, incluida el pasado 27 noviembre de 2024. Esta estación fue puesta en funcionamiento el 1 de junio de 1888 con la apertura al tráfico de la línea Segovia-Medina del Campo, que había sido construida por la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. «Muchos de estos edificios tienen valores históricos, técnicos y sociales evidentes, y deberían protegerse para continuar prestando su función original o ser reutilizados para otros usos culturales o sociales», apuntan desde Hispania Nostra.. La falta de una normativa general que proteja el conjunto de estaciones ferroviarias, sumada a la escasa conciencia social sobre el valor del patrimonio industrial, está dejando a estos edificios a merced de los planes urbanísticos y del abandono.. En muchos casos, son propiedad del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que ha puesto en marcha el programa ‘Activos para el Desarrollo’ para cederlos o alquilarlos a entidades públicas o privadas, pero la respuesta institucional sigue siendo insuficiente.. Desde Hispania Nostra se insiste en que la participación ciudadana es clave para evitar su desaparición. «Si se les da un uso cultural o social pueden salvarse», afirman
El derribo de algunas en la región de Cataluña por su estado de ruina ha puesto en alerta a cerca de una quincena en la comunidad castellano y leonesa que se encuentran abandonadas
Castilla y León afronta con inquietud el futuro de algunas de sus estaciones ferroviarias centenarias, que representan un legado arquitectónico, técnico y social que se desvanece lentamente, tras el derribo de algunas en la región de Cataluña, como la de Parets del Vallès o Sant Feliu de Llobregat, que ha reavivado el debate sobre la conservación del patrimonio industrial en toda España.. Y es que en esta comunidad hay al menos catorce estaciones han sido incluidas en la Lista Roja del Patrimonio elaborada por Hispania Nostra, por su estado de abandono o riesgo de destrucción.. En la comarca leonesa del Bierzo, por ejemplo, se encuentra la de Matarrosa del Sil, víctima de décadas de abandono y pillaje; la de Palacios del Sil, cuyo deterioro de la cubierta puede derivar en su colapso estructural; y la de Cuevas del Sil, en amenaza de ruina. Por todas ellas transitaba el «Ponfeblino», que era el ferrocarril de Ponferrada a Villablino impulsado durante el régimen de Franco para promover la explotación de los yacimientos de carbón del valle del Sil en el contexto de la I Guerra Mundial. Un tren financiado por capitalistas vascos y madrileños agrupados en la Sociedad Anónima Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), que se construyó entre 1918 y 1919 y dio trabajo a más de 3.000 trabajadores provenientes de todo el país.. Otra estación amenazada es la histórica Estación del Oeste, en el barrio ferroviario de San Andrés de Astorga (León), que constituye uno de los conjuntos patrimoniales más relevantes del ferrocarril en la comunidad. A pesar de su valor arquitectónico y su extensión de cuatro hectáreas, con elementos como pabellones modernistas, depósitos, viviendas y una rotonda ferroviaria, el conjunto carece de protección legal y se encuentra en estado de ruina.. Ya en tierras de Salamanca se encuentran las estaciones de Ledrada y Fuentes de Béjar; mientras que en Zamora aparecen la estación de Castroverde de Campos y el edificio de viajeros de Villanueva del Campo.. Palencia, por su parte, concentra un número especialmente elevado de estaciones en peligro, como las de Villalumbroso, Villaumbrales, Villamartín de Campos (conocida por el ‘tren burra’), Las Cabañas de Castilla y el complejo ferroviario de la Harinera de Campos Los Ángeles en Castromocho.. También se suma la de Ortigosa de Pestaño, en Segovia, incluida el pasado 27 noviembre de 2024. Esta estación fue puesta en funcionamiento el 1 de junio de 1888 con la apertura al tráfico de la línea Segovia-Medina del Campo, que había sido construida por la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. «Muchos de estos edificios tienen valores históricos, técnicos y sociales evidentes, y deberían protegerse para continuar prestando su función original o ser reutilizados para otros usos culturales o sociales», apuntan desde Hispania Nostra.. La falta de una normativa general que proteja el conjunto de estaciones ferroviarias, sumada a la escasa conciencia social sobre el valor del patrimonio industrial, está dejando a estos edificios a merced de los planes urbanísticos y del abandono.. En muchos casos, son propiedad del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que ha puesto en marcha el programa ‘Activos para el Desarrollo’ para cederlos o alquilarlos a entidades públicas o privadas, pero la respuesta institucional sigue siendo insuficiente.. Desde Hispania Nostra se insiste en que la participación ciudadana es clave para evitar su desaparición. «Si se les da un uso cultural o social pueden salvarse», afirman
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