Lugo, más allá de su conocida muralla romana, alberga un monumento único en el mundo: su Catedral de Santa María, conocida por ser el único templo cristiano donde el Santísimo Sacramento permanece expuesto de forma continua, las 24 horas del día, todos los días del año, desde hace más de seis siglos. Un hecho ha dotado a la urbe del título de la «Ciudad del Sacramento».. El origen exacto de la exposición perpetua del Santísimo en la Catedral de Lugo se pierde en el tiempo. Mientras algunos estudiosos especulan que podría haber comenzado en los primeros siglos del cristianismo, otros sitúan sus inicios en el siglo XV, basándose en referencias históricas y en los testimonios conservados en el Archivo de la Catedral.. El historiador Xaime Delgado destaca que esta tradición pudo haber comenzado hacia 1400, apoyándose en dos hechos clave: el retablo mayor de Cornelis de Holanda, de 1535, que ya incluía un espacio destinado a la Eucaristía, y las crónicas del historiador Ambrosio de Morales, quien visitó la ciudad en el siglo XVI y documentó la práctica continua de la adoración al Santísimo Sacramento, sin que ni siquiera los ancianos del lugar pudieran recordar cuándo había comenzado.. A pesar de que las primeras evidencias concretas son del siglo XV, algunos documentos históricos vinculan esta tradición con un evento aún más remoto: un concilio celebrado en el siglo VI, en tiempos del rey suevo Teodomiro, en el que se combatió la herejía priscilianista. Esta herejía negaba la presencia real y permanente de Cristo en la Eucaristía, y según ciertos textos, fue tras aquel concilio cuando se instauró la costumbre de mantener expuesto el Sacramento de forma permanente en la Catedral de Lugo.. El Altar Mayor. El altar mayor de la Catedral es el corazón de esta devoción. Un tabernáculo neoclásico preside este espacio, donde el Santísimo Sacramento permanece custodiado día y noche, acompañado siempre por una llama encendida que simboliza la luz divina. Aquí, fieles y visitantes encuentran un lugar de recogimiento espiritual, que a lo largo de los siglos ha inspirado oraciones, meditaciones y momentos de profunda conexión con la fe.. Pero este altar no solo es un lugar de espiritualidad, sino también un ejemplo de arte sacro. Alrededor de él, la Catedral de Lugo muestra su riqueza arquitectónica y decorativa. Iniciada en 1129 bajo el mandato del obispo Pedro III, la construcción de la Catedral ha atravesado varias etapas y estilos: desde el románico inicial hasta las aportaciones góticas, renacentistas, barrocas y neoclásicas. Esta evolución culminó en el siglo XIX con la construcción de las torres de su fachada occidental, completando un conjunto arquitectónico que es un reflejo de la historia y el arte europeo.. Cada rincón de la Catedral esconde un tesoro. Desde la imponente puerta norte, de estilo románico, coronada por un Pantocrátor marmóreo y enmarcada por un esbelto pórtico gótico, hasta la capilla barroca de Nuestra Señora de los Ojos Grandes, considerada una obra maestra del barroco gallego. En el interior, destacan el coro del siglo XVIII, atribuido a Francisco de Moure, y el antiguo retablo mayor renacentista de Cornelis de Holanda.. El museo catedralicio, el más antiguo de Galicia, alberga una valiosa colección de piezas religiosas y artísticas, como el Crismón de Quiroga, objetos litúrgicos y esculturas de gran relevancia histórica.. Lugo: un destino espiritual. La Catedral de Lugo no es solo un monumento arquitectónico de extraordinaria belleza, sino también un espacio vivo de fe y devoción. La exposición permanente del Santísimo Sacramento, que ha perdurado a través de siglos de transformaciones sociales y religiosas, es un testimonio de profunda espiritualidad.. Esta práctica singular ha hecho de Lugo un lugar de peregrinación y un destino imprescindible para quienes buscan comprender el vínculo entre el arte, la historia y la fe. Desde el eco de los rezos en el altar mayor hasta la luz que filtra a través de sus vitrales, cada detalle de la Catedral cuenta una historia de fe y compromiso.
El templo mantiene desde hace siglos esta tradición hasta el punto de que la urbe es conocida como la “Ciudad del Sacramento”
Lugo, más allá de su conocida muralla romana, alberga un monumento único en el mundo: su Catedral de Santa María, conocida por ser el único templo cristiano donde el Santísimo Sacramento permanece expuesto de forma continua, las 24 horas del día, todos los días del año, desde hace más de seis siglos. Un hecho ha dotado a la urbe del título de la «Ciudad del Sacramento».. El origen exacto de la exposición perpetua del Santísimo en la Catedral de Lugo se pierde en el tiempo. Mientras algunos estudiosos especulan que podría haber comenzado en los primeros siglos del cristianismo, otros sitúan sus inicios en el siglo XV, basándose en referencias históricas y en los testimonios conservados en el Archivo de la Catedral.. El historiador Xaime Delgado destaca que esta tradición pudo haber comenzado hacia 1400, apoyándose en dos hechos clave: el retablo mayor de Cornelis de Holanda, de 1535, que ya incluía un espacio destinado a la Eucaristía, y las crónicas del historiador Ambrosio de Morales, quien visitó la ciudad en el siglo XVI y documentó la práctica continua de la adoración al Santísimo Sacramento, sin que ni siquiera los ancianos del lugar pudieran recordar cuándo había comenzado.. A pesar de que las primeras evidencias concretas son del siglo XV, algunos documentos históricos vinculan esta tradición con un evento aún más remoto: un concilio celebrado en el siglo VI, en tiempos del rey suevo Teodomiro, en el que se combatió la herejía priscilianista. Esta herejía negaba la presencia real y permanente de Cristo en la Eucaristía, y según ciertos textos, fue tras aquel concilio cuando se instauró la costumbre de mantener expuesto el Sacramento de forma permanente en la Catedral de Lugo.. El Altar Mayor. El altar mayor de la Catedral es el corazón de esta devoción. Un tabernáculo neoclásico preside este espacio, donde el Santísimo Sacramento permanece custodiado día y noche, acompañado siempre por una llama encendida que simboliza la luz divina. Aquí, fieles y visitantes encuentran un lugar de recogimiento espiritual, que a lo largo de los siglos ha inspirado oraciones, meditaciones y momentos de profunda conexión con la fe.. Pero este altar no solo es un lugar de espiritualidad, sino también un ejemplo de arte sacro. Alrededor de él, la Catedral de Lugo muestra su riqueza arquitectónica y decorativa. Iniciada en 1129 bajo el mandato del obispo Pedro III, la construcción de la Catedral ha atravesado varias etapas y estilos: desde el románico inicial hasta las aportaciones góticas, renacentistas, barrocas y neoclásicas. Esta evolución culminó en el siglo XIX con la construcción de las torres de su fachada occidental, completando un conjunto arquitectónico que es un reflejo de la historia y el arte europeo.. Cada rincón de la Catedral esconde un tesoro. Desde la imponente puerta norte, de estilo románico, coronada por un Pantocrátor marmóreo y enmarcada por un esbelto pórtico gótico, hasta la capilla barroca de Nuestra Señora de los Ojos Grandes, considerada una obra maestra del barroco gallego. En el interior, destacan el coro del siglo XVIII, atribuido a Francisco de Moure, y el antiguo retablo mayor renacentista de Cornelis de Holanda.. El museo catedralicio, el más antiguo de Galicia, alberga una valiosa colección de piezas religiosas y artísticas, como el Crismón de Quiroga, objetos litúrgicos y esculturas de gran relevancia histórica.. Lugo: un destino espiritual. La Catedral de Lugo no es solo un monumento arquitectónico de extraordinaria belleza, sino también un espacio vivo de fe y devoción. La exposición permanente del Santísimo Sacramento, que ha perdurado a través de siglos de transformaciones sociales y religiosas, es un testimonio de profunda espiritualidad.. Esta práctica singular ha hecho de Lugo un lugar de peregrinación y un destino imprescindible para quienes buscan comprender el vínculo entre el arte, la historia y la fe. Desde el eco de los rezos en el altar mayor hasta la luz que filtra a través de sus vitrales, cada detalle de la Catedral cuenta una historia de fe y compromiso.
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