España lleva demasiado tiempo esperando. Cuatro años sin un marco estable para invertir en cogeneración —pilar de la competitividad energética de la industria— son una eternidad para cualquier país que aspire a mantener su base industrial. Mientras tanto, cientos de plantas que antes producían calor y el 12% de la electricidad nacional de forma eficiente han tenido que parar, dejando de generar el 6% de la electricidad del país: el equivalente a dos centrales nucleares, pero distribuidas en 230 industrias por toda la geografía nacional. Un apagón silencioso con consecuencias sonoras.. Seguir leyendo
Recuperar la cogeneración es apostar por la España productiva, que contribuye a un sistema energético eficiente
España lleva demasiado tiempo esperando. Cuatro años sin un marco estable para invertir en cogeneración —pilar de la competitividad energética de la industria— son una eternidad para cualquier país que aspire a mantener su base industrial. Mientras tanto, cientos de plantas que antes producían calor y el 12% de la electricidad nacional de forma eficiente han tenido que parar, dejando de generar el 6% de la electricidad del país: el equivalente a dos centrales nucleares, pero distribuidas en 230 industrias por toda la geografía nacional. Un apagón silencioso con consecuencias sonoras.. El símil con las nucleares no es casual. La cogeneración –como la nuclear– produce energía firme y síncrona, pero con una ventaja decisiva: está distribuida en cientos de industrias conectadas a las redes eléctricas, aportando seguridad y calidad de suministro, reduciendo emisiones y, sobre todo, reforzando la competitividad. En la Unión Europea, el 12% de la electricidad procede de cogeneración; en el mundo, alcanza el 15%.. Más información. ‘Nucleares, ¿sí, gracias?’, por Xavier Vidal-Folch. En los últimos cinco años, la mitad de la cogeneración industrial española se ha visto obligada a parar. No por obsolescencia, sino porque el Gobierno ha retrasado la aprobación de los planes de renovación previstos por ley –las conocidas “subastas”– anunciadas desde 2021, pero aún sin materializarse. Los intentos parlamentarios de Junts, ERC, PNV y PP por prorrogar la operación de las plantas hasta las llegadas de las nuevas autorizaciones han sido bloqueados repetidamente por el Ejecutivo.. Si no se adoptan medidas, otras 140 plantas con 1.300 MW adicionales –otra nuclear industrial– cerrarán en los próximos tres años. El coste país ya es enorme: pérdida de infraestructura energética e industrial, 1.500 millones de euros menos de facturación energética en nuestras industrias, un derroche equivalente al 4% del consumo nacional de gas y tres millones de toneladas adicionales de CO2 emitidas, cada año.. Estas cifras demuestran que la cogeneración no es un asunto menor, sino una prioridad energética e industrial desatendida durante demasiado tiempo. Las 400 plantas aun operativas están integradas en fábricas de sectores esenciales –papel, química, cerámica, refino, alimentación o farmacéutico– que emplean a más de 200.000 trabajadores y aportan el 20% del PIB industrial. Sin cogeneración, estas industrias son más vulnerables a los costes energéticos, pierden eficiencia y se alejan de los objetivos de descarbonización.. Conviene recordarlo: la cogeneración no pide ayudas, pide un marco de inversión. Tras haber logrado por fin un nuevo marco retributivo de operación el pasado año, el siguiente paso lógico es facilitar su renovación y recuperación. La cogeneración retorna con creces a la economía en forma de ahorro energético, reducción de emisiones, estabilidad del sistema eléctrico y empleo industrial. Sale a cuenta a España, como a todos los países que la impulsan. Cada planta es inversión privada directa en modernización, eficiencia y descarbonización. En Alemania (20% de su mix eléctrico), Países Bajos (28%) o Italia (35%), la cogeneración es estructural. En España, sin embargo, hemos dejado que caiga al 6%, sustituyendo su producción por unos ciclos combinados un 50% menos eficientes.. Los sucesivos retrasos y silencios en la convocatoria de subastas han generado una incertidumbre lesiva para atraer y consolidar inversión industrial, además de un retroceso energético. Más de 1.300 millones de euros en proyectos de modernización y transición energética inteligente permanecen bloqueados a la espera de que el Miteco concrete fechas en el BOE para la subasta de 1.200 MW de cogeneración, cuya primera fase —según el propio Ministerio— se celebraría en el primer semestre de 2026.. Incluso con este tibio anuncio, las empresas siguen sin poder decidir inversiones ni rediseñar sus plantas. El Ministerio continúa deshojando si endurecerá el marco actual con nuevas exigencias que podrían hacer inviable la recuperación del sector. Sería el golpe de gracia definitivo tras haber perdido ya el 50% de la producción.. Ante la falta de planificación, confianza y seguridad jurídica, no hay duda de que parte de la capacidad industrial española está migrando hacia otros países con marcos estables que sí generan confianza e inversión.. Europa ha entendido que la competitividad y la descarbonización son objetivos complementarios y simultáneos. Así lo refleja el Plan Industrial del Pacto Verde, que deja claro que sin competitividad no hay transición justa ni industria sostenible.. La cogeneración encarna precisamente esa visión: reduce el consumo de energía primaria, disminuye emisiones y aumenta la eficiencia. Una planta de cogeneración aprovecha hasta el 90% de la energía utilizada, frente al 50% de una generación convencional. Y está preparada para integrarse con los nuevos vectores energéticos como el hidrógeno renovable, el biometano o los gases sostenibles.. Perder esta capacidad no es un detalle técnico: es perder industria y futuro. España dispone del conocimiento, las empresas y la tecnología para recuperar el liderazgo que tuvo en cogeneración. Solo falta un marco regulatorio estable y previsible que dé confianza a las inversiones.. El reciente anuncio del director general de Política Energética, que vuelve a posponer las subastas hasta 2026, agrava la incertidumbre de cientos de industrias. Es un nuevo retraso que contrasta con la urgencia de planificar inversiones y adaptarse a las exigencias europeas. La industria no puede esperar más. Cada aplazamiento tiene un coste cada vez más inasumible.. Por eso pedimos una acción inmediata en un asunto de interés nacional: que se publique el nuevo marco de inversión en cogeneración y que no suponga un retroceso frente al actual. Porque sin competitividad no hay industria, y sin industria no hay transición ni prosperidad.. Recuperar la cogeneración es apostar por la España productiva: la que crea empleo, exporta valor añadido y contribuye a un sistema energético más eficiente, distribuido y seguro.. José Ignacio Castillo es presidente de Acogen.
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