Esta ruta, enmarcada en el ambicioso Plan CUSSTA (Conservación y Uso Sostenible de Setas y Trufas de Andalucía), es una clase magistral de ecología y micoturismo sostenible. Nos adentramos en un paisaje vibrante que es el resultado de la coexistencia de múltiples especies vegetales:. El Corazón de la Sierra: La senda discurre inicialmente por dos pequeños valles que albergan chopos y sauces, donde aún se yerguen imponentes alcornoques y encinas centenarias.. El Matorral Mediterráneo: Al adentrarnos en la zona más elevada, dominada por un pinar de repoblación (Pinus pinaster), la tierra se cubre de la fuerza y el aroma de las jaras y los brezos. Es aquí, entre castaños y madroños, donde la biodiversidad fúngica alcanza su máxima expresión.. La Nava es una ruta de iniciación diseñada para despertar la curiosidad y el respeto, con el potencial de mostrar hasta 24 especies de hongos. Cada parada ofrece un encuentro íntimo con el micelio, la verdadera red de la vida subterránea.. Bajo el Alcornoque: En las proximidades de estos guardianes de la dehesa, el afortunado paseante podrá vislumbrar especies como el codiciado Boletus aestivalis (Tentullo) o el Pie Azul (Lepista nuda).. El Reino del Pino: En el pinar, se encuentran los hongos micorrícicos por excelencia, aquellos que mantienen una relación simbiótica con el árbol. Busquen aquí el clásico Níscalo (Lactarius deliciosus) y el Suillus bovinus.. Los ‘Barrenderos’ del Bosque: La ruta también ofrece un escaparate de hongos saprobios, los «barrenderos» que se alimentan de materia orgánica muerta y son esenciales para reciclar la celulosa y lignina del bosque. Es fácil ver en la madera caída ejemplares de Trametes versicolor o Schizophyllum commune.
Esta senda es el resultado de la coexistencia de múltiples especies vegetales
Esta ruta, enmarcada en el ambicioso Plan CUSSTA (Conservación y Uso Sostenible de Setas y Trufas de Andalucía), es una clase magistral de ecología y micoturismo sostenible. Nos adentramos en un paisaje vibrante que es el resultado de la coexistencia de múltiples especies vegetales:. El Corazón de la Sierra: La senda discurre inicialmente por dos pequeños valles que albergan chopos y sauces, donde aún se yerguen imponentes alcornoques y encinas centenarias.. El Matorral Mediterráneo: Al adentrarnos en la zona más elevada, dominada por un pinar de repoblación (Pinus pinaster), la tierra se cubre de la fuerza y el aroma de las jaras y los brezos. Es aquí, entre castaños y madroños, donde la biodiversidad fúngica alcanza su máxima expresión.. La Nava es una ruta de iniciación diseñada para despertar la curiosidad y el respeto, con el potencial de mostrar hasta 24 especies de hongos. Cada parada ofrece un encuentro íntimo con el micelio, la verdadera red de la vida subterránea.. Bajo el Alcornoque: En las proximidades de estos guardianes de la dehesa, el afortunado paseante podrá vislumbrar especies como el codiciado Boletus aestivalis (Tentullo) o el Pie Azul (Lepista nuda).. El Reino del Pino: En el pinar, se encuentran los hongos micorrícicos por excelencia, aquellos que mantienen una relación simbiótica con el árbol. Busquen aquí el clásico Níscalo (Lactarius deliciosus) y el Suillus bovinus.. Los ‘Barrenderos’ del Bosque: La ruta también ofrece un escaparate de hongos saprobios, los «barrenderos» que se alimentan de materia orgánica muerta y son esenciales para reciclar la celulosa y lignina del bosque. Es fácil ver en la madera caída ejemplares de Trametes versicolor o Schizophyllum commune.
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