La CUP, un conocido símbolo del movimiento antisistema en Cataluña, ha generado nuevamente una notable paradoja en Gerona. En un periodo en el que la ciudad enfrenta un alarmante incremento de personas en situación de calle, el partido liderado por el alcalde Lluc Salellas se opone a la creación de un nuevo centro para brindar apoyo a este grupo. La iniciativa, promovida por el Gobierno de la Generalitat, ha sido rechazada por el ayuntamiento, aunque Salellas ha respaldado públicamente la importancia de contar con una instalación de este tipo. No obstante, al igual que muchos otros alcaldes a los que la CUP habría cuestionado en otras situaciones, el edil sostiene que la ciudad ya cuenta con un recurso, el centro La Sopa, según reporta el diario E-Notícies. En una entrevista reciente, Salellas admitió que el centro es «esencial» debido al aumento de personas que duermen en la calle, pero subrayó que «no debemos cargar con toda la responsabilidad» y que el proyecto debería ofrecer servicio no solo a Gerona, sino también a toda el área metropolitana. El alcalde sostiene que es necesaria una respuesta que trascienda el ámbito municipal, incluyendo la colaboración y financiamiento de administraciones superiores. Este caso destaca una de las contradicciones que continuamente enfrenta la CUP: su capacidad para criticar y elaborar discursos complejos, pero sus problemas al momento de llevar a cabo la gestión. Con la conclusión del ciclo procesista, ese modelo se extingue y el partido se ve forzado a enfrentarse a la realidad, incluso si va en contra de su tradición. Esta tensión también se manifiesta en sus dinámicas internas. La reciente renuncia de una de sus diputadas más destacadas, Laia Estrada, debido a «desacuerdos políticos», refleja esta situación. Fundamentalmente, las discrepancias se deben a que la CUP ha elegido una postura más pragmática, lo que la convierte en un respaldo para el PSC en temas como la vivienda, con la intención de cosechar beneficios políticos. A nivel local, la agrupación no puede darse el lujo de perder sus dos bastiones más importantes: Gerona y Berga.
El alcalde Lluc Salellas sostiene que la ciudad dispone de un recurso y solicita que se financie el proyecto.
La CUP, un conocido símbolo del movimiento antisistema en Cataluña, ha generado nuevamente una notable paradoja en Gerona. En un periodo en el que la ciudad enfrenta un alarmante incremento de personas en situación de calle, el partido liderado por el alcalde Lluc Salellas se opone a la creación de un nuevo centro para brindar apoyo a este grupo. La iniciativa, promovida por el Gobierno de la Generalitat, ha sido rechazada por el ayuntamiento, aunque Salellas ha respaldado públicamente la importancia de contar con una instalación de este tipo. No obstante, al igual que muchos otros alcaldes a los que la CUP habría cuestionado en otras situaciones, el edil sostiene que la ciudad ya cuenta con un recurso, el centro La Sopa, según reporta el diario E-Notícies. En una entrevista reciente, Salellas admitió que el centro es «esencial» debido al aumento de personas que duermen en la calle, pero subrayó que «no debemos cargar con toda la responsabilidad» y que el proyecto debería ofrecer servicio no solo a Gerona, sino también a toda el área metropolitana. El alcalde sostiene que es necesaria una respuesta que trascienda el ámbito municipal, incluyendo la colaboración y financiamiento de administraciones superiores. Este caso destaca una de las contradicciones que continuamente enfrenta la CUP: su capacidad para criticar y elaborar discursos complejos, pero sus problemas al momento de llevar a cabo la gestión. Con la conclusión del ciclo procesista, ese modelo se extingue y el partido se ve forzado a enfrentarse a la realidad, incluso si va en contra de su tradición. Esta tensión también se manifiesta en sus dinámicas internas. La reciente renuncia de una de sus diputadas más destacadas, Laia Estrada, debido a «desacuerdos políticos», refleja esta situación. Fundamentalmente, las discrepancias se deben a que la CUP ha elegido una postura más pragmática, lo que la convierte en un respaldo para el PSC en temas como la vivienda, con la intención de cosechar beneficios políticos. A nivel local, la agrupación no puede darse el lujo de perder sus dos bastiones más importantes: Gerona y Berga.
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