Aquí estoy, amable lector, con una gacetilla humanística, que son las que a mí me gustan y seguro que a ti también, en medio de tanta barbarie. Te preguntarás: ¿Implicarme en qué? la respuesta nos la da Richard Templar, en su ‘Código definitivo para una vida feliz’ y dice así: «implicarse en todo, realmente (o, al menos, en casi todo).». Lo que está haciendo el escritor británico es, en realidad, una invitación a que nos interesemos por la gente, por el mundo. A no quedarnos de brazos cruzados en nuestra zona de confort, sin pasar a la acción, pero murmurando y cotilleando a toda hora.. El querido Papa Francisco, que detestaba las habladurías, llegó a comparar el chismorreo con una especie de «peste o terrorismo». El chisme «no construye, sino que destruye las relaciones sociales y enferma el corazón», decía.. Al final, de lo que se trata, es de ser constructores de paz y abordar cualquier desencuentro cara cara, con mansedumbre y tolerancia, en lugar de esparcir estiércol. Fuera de nuestra burbuja, el mundo sigue andando y nos necesita. Implicarnos significa vivir a favor y no en contra, con buen talante. Nos estamos quejando constantemente de que la vida pasa demasiado rápido.. Pero cuanto más hacemos por los demás, más se alarga el tiempo y mayor holgura de vida tenemos. implicarse significa contribuir, tomar parte, no contemplar desde la cera lo que otros hacen; arremangarse y ensuciarse las manos para resolver; dedicar tiempo a acompañar y prestar ayuda, convirtiendo cualquier interés teórico en un interés real, estando ahí para lo que haga falta; haciéndolo con alegría, alegría real, no la que proporciona este espectáculo en el que hemos convertido todo.. Implicarse es, también, ayudar a los demás a apreciar, compartir y disfrutar sus vidas.. A Las personas que triunfan y, por triunfar quiero decir estar satisfechos interiormente, con uno mismo, más que hacerse ricos y famosos, lo que les mueve es estar pendientes de aportar cuanto pueden. Y lo hacen por el placer de hacerlo; para ayudar, aupar la vida y animar a otros, sin esperar nada a cambio. Todos formamos parte del mundo.. «Las personas que se implican, brindan claridad y bienestar, porque han descubierto el verdadero sentido del vivir». La cuestión es ser conscientes de ello en un sentido pleno y desinteresado. Si tienes talento y habilidades, compártelos. No hay felicidad mayor que pensar bien de los demás y quedarse con lo mejor de las personas que se cruzan en nuestras vidas, lo cual no quiere decir caer en el buenismo y dejarse usar.. Eso es otro cantar. Algo más: en el trajín de la vida diaria, es bastante fácil echar en el olvido a quienes tenemos al lado. Error, inmenso error, porque de lo que se trata, principalmente, es de acompañar y sostener a los que están más cerca.. Nada de refunfuñar por todo y gruñir a la mañana, por la tarde, por la noche y por el día. Implicarse, en fin, es mantenerse gozoso y alentador. Las personas que se implican, brindan claridad y bienestar, porque han descubierto el verdadero sentido del vivir.
«No hay felicidad mayor que pensar bien de los demás y quedarse con lo mejor de las personas que se cruzan en nuestras vidas, lo cual no quiere decir caer en el buenismo y dejarse usar»
Aquí estoy, amable lector, con una gacetilla humanística, que son las que a mí me gustan y seguro que a ti también, en medio de tanta barbarie. Te preguntarás: ¿Implicarme en qué? la respuesta nos la da Richard Templar, en su ‘Código definitivo para una vida feliz’ y dice así: «implicarse en todo, realmente (o, al menos, en casi todo).». Lo que está haciendo el escritor británico es, en realidad, una invitación a que nos interesemos por la gente, por el mundo. A no quedarnos de brazos cruzados en nuestra zona de confort, sin pasar a la acción, pero murmurando y cotilleando a toda hora.. El querido Papa Francisco, que detestaba las habladurías, llegó a comparar el chismorreo con una especie de «peste o terrorismo». El chisme «no construye, sino que destruye las relaciones sociales y enferma el corazón», decía.. Al final, de lo que se trata, es de ser constructores de paz y abordar cualquier desencuentro cara cara, con mansedumbre y tolerancia, en lugar de esparcir estiércol. Fuera de nuestra burbuja, el mundo sigue andando y nos necesita. Implicarnos significa vivir a favor y no en contra, con buen talante. Nos estamos quejando constantemente de que la vida pasa demasiado rápido.. Pero cuanto más hacemos por los demás, más se alarga el tiempo y mayor holgura de vida tenemos. implicarse significa contribuir, tomar parte, no contemplar desde la cera lo que otros hacen; arremangarse y ensuciarse las manos para resolver; dedicar tiempo a acompañar y prestar ayuda, convirtiendo cualquier interés teórico en un interés real, estando ahí para lo que haga falta; haciéndolo con alegría, alegría real, no la que proporciona este espectáculo en el que hemos convertido todo.. Implicarse es, también, ayudar a los demás a apreciar, compartir y disfrutar sus vidas.. A Las personas que triunfan y, por triunfar quiero decir estar satisfechos interiormente, con uno mismo, más que hacerse ricos y famosos, lo que les mueve es estar pendientes de aportar cuanto pueden. Y lo hacen por el placer de hacerlo; para ayudar, aupar la vida y animar a otros, sin esperar nada a cambio. Todos formamos parte del mundo.. «Las personas que se implican, brindan claridad y bienestar, porque han descubierto el verdadero sentido del vivir». La cuestión es ser conscientes de ello en un sentido pleno y desinteresado. Si tienes talento y habilidades, compártelos. No hay felicidad mayor que pensar bien de los demás y quedarse con lo mejor de las personas que se cruzan en nuestras vidas, lo cual no quiere decir caer en el buenismo y dejarse usar.. Eso es otro cantar. Algo más: en el trajín de la vida diaria, es bastante fácil echar en el olvido a quienes tenemos al lado. Error, inmenso error, porque de lo que se trata, principalmente, es de acompañar y sostener a los que están más cerca.. Nada de refunfuñar por todo y gruñir a la mañana, por la tarde, por la noche y por el día. Implicarse, en fin, es mantenerse gozoso y alentador. Las personas que se implican, brindan claridad y bienestar, porque han descubierto el verdadero sentido del vivir.
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