Las relaciones de pareja atraviesan inevitables altibajos que, en muchos casos, generan desgaste emocional. Las discusiones recurrentes, las diferencias en la manera de afrontar los problemas o simplemente el peso del día a día pueden tensar el vínculo, incluso cuando existe amor de fondo. Algunas parejas consiguen resolver estas dificultades con comunicación honesta y empatía, mientras que otras terminan atrapadas en dinámicas que, poco a poco, van apagando la conexión emocional. En muchos casos, la rutina o la falta de espacio personal acaban generando un clima de insatisfacción difícil de identificar a simple vista. A pesar del cariño, la convivencia puede convertirse en una carga emocional silenciosa.. La convivencia, aunque puede ser una experiencia profundamente enriquecedora, también suele ser uno de los mayores desafíos dentro de la vida en pareja. Las fricciones por las tareas del hogar, las distintas necesidades de tiempo y espacio o la gestión del ocio compartido son algunas de las fuentes más comunes de conflicto. Sin embargo, superar estos roces no solo fortalece el compromiso, también profundiza la comprensión mutua. Cuando se afrontan con respeto, estas diferencias pueden convertirse en oportunidades para crecer juntos y construir una relación más sólida y consciente. El problema aparece cuando esas tensiones se cronifican y se normaliza el malestar.. Pero hay veces en que el malestar va más allá de los conflictos cotidianos o los desacuerdos habituales. Hay personas que, pese a seguir sintiendo un amor genuino por su pareja, experimentan una sensación persistente de vacío, frustración o insatisfacción emocional. La paradoja se vuelve inquietante cuando uno se da cuenta de que ama a alguien y, sin embargo, no se siente feliz. Esta contradicción, más común de lo que parece, plantea preguntas profundas sobre lo que significa realmente el bienestar en pareja. Aceptar esta verdad suele ser el primer paso hacia una revisión sincera del vínculo.. La disonancia cognitiva: el gran problema de pareja. La psicología ha abordado esta tensión desde distintas perspectivas, y una de las más reveladoras es el concepto de disonancia cognitiva. Según el psicólogo Fran Sánchez, «No vas a ser feliz en tus relaciones de pareja hasta que no rompas la trampa de lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva». Esta frase apunta directamente al conflicto interno que muchas personas experimentan cuando lo que sienten y lo que viven no están alineados, generando una tensión mental difícil de sostener a largo plazo. La mente entra en un bucle que impide tomar decisiones claras, atrapando a la persona entre el deseo y la realidad.. La disonancia cognitiva, en términos simples, es el malestar psicológico que aparece cuando nuestras acciones o decisiones entran en contradicción con nuestros pensamientos, emociones o valores más profundos. En el contexto de una relación amorosa, puede manifestarse cuando alguien se esfuerza por mantener una relación por amor, aunque esa relación ya no le permita desarrollarse plenamente como individuo. Este conflicto interior puede traducirse en ansiedad, irritabilidad, desmotivación o incluso síntomas físicos como el insomnio o el agotamiento constante. Es una batalla interna silenciosa pero muy presente en la vida diaria.. El amor hacia el prójimo comienza en el propio. El propio Fran Sánchez señala cómo este fenómeno va más allá de una simple crisis emocional. En sus palabras, «en el camino te has olvidado de ti, has traicionado lo más sagrado, que son tus valores que conforman tu identidad como persona. Mis valores en una relación son respetar, cuidar, dedicar tiempo a la otra persona, pero mis valores en una relación también son seguir cuidándome a mí, seguir respetándome, no olvidarme de mí». La disonancia surge cuando una parte de nosotros sabe que no estamos siendo fieles a nuestras propias necesidades, pero decidimos ignorarlo por miedo, culpa o costumbre. Ese autoabandono emocional pasa factura, aunque no siempre se note de inmediato.. Identificar esta contradicción no es sencillo. Requiere detenerse, observar y hacerse preguntas incómodas. Amar a alguien no siempre significa que esa persona sea compatible con nuestro bienestar. La felicidad en pareja no puede construirse únicamente sobre el afecto, también necesita coherencia con quienes somos y con lo que queremos para nuestra vida. En muchos casos, el primer paso no es dejar la relación, sino comenzar un proceso de reconexión con uno mismo, que permita mirar con claridad lo que hay detrás del amor y, sobre todo, lo que falta para sentirse verdaderamente pleno. A veces, reencontrarse con uno mismo es el inicio del verdadero amor.
Este sentimiento, pese a la anomalía que supone, cada vez es más habitual y se debe al menosprecio que hacemos a un elemento fundamental de la pareja
Las relaciones de pareja atraviesan inevitables altibajos que, en muchos casos, generan desgaste emocional. Las discusiones recurrentes, las diferencias en la manera de afrontar los problemas o simplemente el peso del día a día pueden tensar el vínculo, incluso cuando existe amor de fondo. Algunas parejas consiguen resolver estas dificultades con comunicación honesta y empatía, mientras que otras terminan atrapadas en dinámicas que, poco a poco, van apagando la conexión emocional. En muchos casos, la rutina o la falta de espacio personal acaban generando un clima de insatisfacción difícil de identificar a simple vista. A pesar del cariño, la convivencia puede convertirse en una carga emocional silenciosa.. La convivencia, aunque puede ser una experiencia profundamente enriquecedora, también suele ser uno de los mayores desafíos dentro de la vida en pareja. Las fricciones por las tareas del hogar, las distintas necesidades de tiempo y espacio o la gestión del ocio compartido son algunas de las fuentes más comunes de conflicto. Sin embargo, superar estos roces no solo fortalece el compromiso, también profundiza la comprensión mutua. Cuando se afrontan con respeto, estas diferencias pueden convertirse en oportunidades para crecer juntos y construir una relación más sólida y consciente. El problema aparece cuando esas tensiones se cronifican y se normaliza el malestar.. Pero hay veces en que el malestar va más allá de los conflictos cotidianos o los desacuerdos habituales. Hay personas que, pese a seguir sintiendo un amor genuino por su pareja, experimentan una sensación persistente de vacío, frustración o insatisfacción emocional. La paradoja se vuelve inquietante cuando uno se da cuenta de que ama a alguien y, sin embargo, no se siente feliz. Esta contradicción, más común de lo que parece, plantea preguntas profundas sobre lo que significa realmente el bienestar en pareja. Aceptar esta verdad suele ser el primer paso hacia una revisión sincera del vínculo.. La disonancia cognitiva: el gran problema de pareja. La psicología ha abordado esta tensión desde distintas perspectivas, y una de las más reveladoras es el concepto de disonancia cognitiva. Según el psicólogo Fran Sánchez, «No vas a ser feliz en tus relaciones de pareja hasta que no rompas la trampa de lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva». Esta frase apunta directamente al conflicto interno que muchas personas experimentan cuando lo que sienten y lo que viven no están alineados, generando una tensión mental difícil de sostener a largo plazo. La mente entra en un bucle que impide tomar decisiones claras, atrapando a la persona entre el deseo y la realidad.. La disonancia cognitiva, en términos simples, es el malestar psicológico que aparece cuando nuestras acciones o decisiones entran en contradicción con nuestros pensamientos, emociones o valores más profundos. En el contexto de una relación amorosa, puede manifestarse cuando alguien se esfuerza por mantener una relación por amor, aunque esa relación ya no le permita desarrollarse plenamente como individuo. Este conflicto interior puede traducirse en ansiedad, irritabilidad, desmotivación o incluso síntomas físicos como el insomnio o el agotamiento constante. Es una batalla interna silenciosa pero muy presente en la vida diaria.. El amor hacia el prójimo comienza en el propio. El propio Fran Sánchez señala cómo este fenómeno va más allá de una simple crisis emocional. En sus palabras, «en el camino te has olvidado de ti, has traicionado lo más sagrado, que son tus valores que conforman tu identidad como persona. Mis valores en una relación son respetar, cuidar, dedicar tiempo a la otra persona, pero mis valores en una relación también son seguir cuidándome a mí, seguir respetándome, no olvidarme de mí». La disonancia surge cuando una parte de nosotros sabe que no estamos siendo fieles a nuestras propias necesidades, pero decidimos ignorarlo por miedo, culpa o costumbre. Ese autoabandono emocional pasa factura, aunque no siempre se note de inmediato.. Identificar esta contradicción no es sencillo. Requiere detenerse, observar y hacerse preguntas incómodas. Amar a alguien no siempre significa que esa persona sea compatible con nuestro bienestar. La felicidad en pareja no puede construirse únicamente sobre el afecto, también necesita coherencia con quienes somos y con lo que queremos para nuestra vida. En muchos casos, el primer paso no es dejar la relación, sino comenzar un proceso de reconexión con uno mismo, que permita mirar con claridad lo que hay detrás del amor y, sobre todo, lo que falta para sentirse verdaderamente pleno. A veces, reencontrarse con uno mismo es el inicio del verdadero amor.
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