La suspensión por parte de un juzgado de Soria del tradicional Toro Júbilo de la localidad soriana de Medinaceli el pasado mes de noviembre -el único toro de fuego que se celebraba hasta ahora en Castilla y León y declarado espectáculo taurino tradicional por existir constancia documental de su celebración desde el siglo XVI-, tras analizar un recurso de los animalistas del PACMA contra este festejo, aún sigue jaleando y creando controversia.. Sobre todo, por el escrito del juez, contra el que cabe recurso de apelación, donde recordaba que considera “digno de mayor protección la integridad física, el bienestar y la vida del animal” frente a la celebración tradicional.. Sin embargo, otras voces como la del consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, consideran que la celebración o no de este espectáculo ancestral debe ser cosa de los vecinos de Medinaceli y solo ellos, respetando su voluntad, pueden decidir qué hacer con el toro júbilo, como se lleva haciendo con una tradición de más de 400 años.. Así lo decía el consejero en una mesa redonda sobre este festejo organizada por la Asociación Taurina Celtiberia dentro de su XXXIX Ciclo Taurino de Navidad, que se celebraba anoche en el Casino Amistad Numancia de la capital soriana, con la participación también del alcalde de Medinaceli, Gregorio Miguel, y del presidente de la Asociación de Toro Jubilo de Medinaceli, Enrique Riosalido.. Santonja recordaba en una de sus intervenciones el libro del soriano Martín De Marco sobre el Toro Jubilo en el que se constata que, a comienzos del siglo XVI, el duque de Medinaceli aceptó la voluntad de vecinos de Medinaceli de celebrar este festejo.. «Es una tradición de 400 años elegida por el pueblo y por lo tanto, es una decisión que les pertenece a los vecinos», insistía, en declaraciones recogidas por Efe.. El consejero advertía también de que en democracia se debe respetar al pequeño, no aplastarlo, por lo que volvía a dejar claro que la decisión de la continuidad del festejo «solo puede discutirse desde dentro».. La mesa la completaban defensores de la tauromaquia como Adolfo Sainz, presidente de la Asociación Taurina Celtiberia; Alberto de Jesús, director de la revista Bous al Carrer; Julio Martínez, del programa taurino El Toril, de Onda Madrid, y William Cárdenas, presidente de la Asociación Internacional de Tauromaquia, quienes coincidían en señalar que los festejos populares y las corridas de toros «están protegidos por Ley», por lo que cualquier norma o decisión judicial está por debajo de esa norma.. Adolfo Sáinz, de Celtiberia, además, consideraba que se ha conculcado la libertad de un pueblo a través de una resolución de absoluta parcialidad por parte de quien la ha dictado, en alusión al juez, a quien recordaba que también podía haber atendido en su escrito el incuestionable beneficio social, económico, tradicional y festivo de su celebración, además de otras circunstancias históricas y antropológicas. Por ello, consideraba que ambas cuestiones deberían haberse tenido en cuenta así como el hecho de haber esperado a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL).. Tradición religiosa. El Toro Jubilo de Medinaceli es el único toro de fuego que se celebra en Castilla y León y fue declarado por la Junta en 2002 como espectáculo taurino tradicional, por existir constancia documental de su celebración desde el siglo XVI.. Envuelto el polémica desde hace años como el Toro de la Vega tordesillano, el festejo de Medinaceli coincide siempre con el día anterior a la festividad religiosa en honor de San Arcadio, Eutiquiano, Pascasio, Paulino y Probo, mártires cuyas reliquias, tal y como cuenta la tradición, fueron llevadas desde África a la villa medinense sobre un toro que portaba teas encendidas en sus cuernos.. Durante la celebración del rito del Toro Jubilo -término que proviene de sacrificio jubilar y jubileo o indulgencia, no de júbilo- el animal es atado a un madero y recubierto todo su cuerpo de barro arcilloso para evitar, según los organizadores, quemaduras.. En su cornamenta, los mozos colocan un asta metálica (gamella o astilla), que luce dos grandes bolas de pez, elaboradas con estopa, aguarrás y azufre, que son encendidas antes de liberar al toro, siempre cerca de la medianoche.
«Es una tradición de 400 años elegida por el pueblo y por lo tanto, es una decisión que les pertenece a los habitantes de Medinceli», asegura el consejero Gonzalo Santonja
La suspensión por parte de un juzgado de Soria del tradicional Toro Júbilo de la localidad soriana de Medinaceli el pasado mes de noviembre -el único toro de fuego que se celebraba hasta ahora en Castilla y León y declarado espectáculo taurino tradicional por existir constancia documental de su celebración desde el siglo XVI-, tras analizar un recurso de los animalistas del PACMA contra este festejo, aún sigue jaleando y creando controversia.. Sobre todo, por el escrito del juez, contra el que cabe recurso de apelación, donde recordaba que considera “digno de mayor protección la integridad física, el bienestar y la vida del animal” frente a la celebración tradicional.. Sin embargo, otras voces como la del consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, consideran que la celebración o no de este espectáculo ancestral debe ser cosa de los vecinos de Medinaceli y solo ellos, respetando su voluntad, pueden decidir qué hacer con el toro júbilo, como se lleva haciendo con una tradición de más de 400 años.. Así lo decía el consejero en una mesa redonda sobre este festejo organizada por la Asociación Taurina Celtiberia dentro de su XXXIX Ciclo Taurino de Navidad, que se celebraba anoche en el Casino Amistad Numancia de la capital soriana, con la participación también del alcalde de Medinaceli, Gregorio Miguel, y del presidente de la Asociación de Toro Jubilo de Medinaceli, Enrique Riosalido.. Santonja recordaba en una de sus intervenciones el libro del soriano Martín De Marco sobre el Toro Jubilo en el que se constata que, a comienzos del siglo XVI, el duque de Medinaceli aceptó la voluntad de vecinos de Medinaceli de celebrar este festejo.. «Es una tradición de 400 años elegida por el pueblo y por lo tanto, es una decisión que les pertenece a los vecinos», insistía, en declaraciones recogidas por Efe.. El consejero advertía también de que en democracia se debe respetar al pequeño, no aplastarlo, por lo que volvía a dejar claro que la decisión de la continuidad del festejo «solo puede discutirse desde dentro».. La mesa la completaban defensores de la tauromaquia como Adolfo Sainz, presidente de la Asociación Taurina Celtiberia; Alberto de Jesús, director de la revista Bous al Carrer; Julio Martínez, del programa taurino El Toril, de Onda Madrid, y William Cárdenas, presidente de la Asociación Internacional de Tauromaquia, quienes coincidían en señalar que los festejos populares y las corridas de toros «están protegidos por Ley», por lo que cualquier norma o decisión judicial está por debajo de esa norma.. Adolfo Sáinz, de Celtiberia, además, consideraba que se ha conculcado la libertad de un pueblo a través de una resolución de absoluta parcialidad por parte de quien la ha dictado, en alusión al juez, a quien recordaba que también podía haber atendido en su escrito el incuestionable beneficio social, económico, tradicional y festivo de su celebración, además de otras circunstancias históricas y antropológicas. Por ello, consideraba que ambas cuestiones deberían haberse tenido en cuenta así como el hecho de haber esperado a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL).. El Toro Jubilo de Medinaceli es el único toro de fuego que se celebra en Castilla y León y fue declarado por la Junta en 2002 como espectáculo taurino tradicional, por existir constancia documental de su celebración desde el siglo XVI.. Envuelto el polémica desde hace años como el Toro de la Vega tordesillano, el festejo de Medinaceli coincide siempre con el día anterior a la festividad religiosa en honor de San Arcadio, Eutiquiano, Pascasio, Paulino y Probo, mártires cuyas reliquias, tal y como cuenta la tradición, fueron llevadas desde África a la villa medinense sobre un toro que portaba teas encendidas en sus cuernos.. Durante la celebración del rito del Toro Jubilo -término que proviene de sacrificio jubilar y jubileo o indulgencia, no de júbilo- el animal es atado a un madero y recubierto todo su cuerpo de barro arcilloso para evitar, según los organizadores, quemaduras.. En su cornamenta, los mozos colocan un asta metálica (gamella o astilla), que luce dos grandes bolas de pez, elaboradas con estopa, aguarrás y azufre, que son encendidas antes de liberar al toro, siempre cerca de la medianoche.
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