El astrofísico Neil DeGrasse Tyson es uno de los divulgadores científicos más conocidos del mundo. Su manera de comunicar lo convierte en uno de los personajes más conocidos en internet.. En un vídeo difundido en TikTok, el científico da respuesta a una peculiar pregunta: ¿Por qué el agua de mar es salada y el de los ríos y lagos no? «La respuesta está en el tiempo», explica el divulgador neoyorquino.. «¿Alguna vez te has preguntado por qué el océano es salado? La lluvia no es salada, los ríos no son salados. Entonces, ¿por qué todo sabe a pretzel cuando llega al mar?», se pregunta Tyson en el vídeo.. La clave está en que el agua del mar se acumula, mientras que el agua de los ríos no. El agua de lluvia arrastra partículas minerales, como sodio y cloruro, que se convierten en sal. Esos minerales llegan a los ríos y posteriormente, al mar.. «Los océanos no van a ninguna parte. Son la trampa química del planeta, que no se vacía nunca», explica Tyson en el vídeo.. «La próxima vez que pruebes agua del mar, recuerda esto: estás saboreando la memoria de antiguas montañas, disueltas por el tiempo y almacenadas en la última cuenca de la Tierra», concluye el científico.
La clave está en que el agua del mar se acumula, mientras que el agua de los ríos no, explica el famoso divulgador estadounidense.
El astrofísico Neil DeGrasse Tyson es uno de los divulgadores científicos más conocidos del mundo. Su manera de comunicar lo convierte en uno de los personajes más conocidos en internet.. En un vídeo difundido en TikTok, el científico da respuesta a una peculiar pregunta: ¿Por qué el agua de mar es salada y el de los ríos y lagos no? «La respuesta está en el tiempo», explica el divulgador neoyorquino.. «¿Alguna vez te has preguntado por qué el océano es salado? La lluvia no es salada, los ríos no son salados. Entonces, ¿por qué todo sabe a pretzel cuando llega al mar?», se pregunta Tyson en el vídeo.. La clave está en que el agua del mar se acumula, mientras que el agua de los ríos no. El agua de lluvia arrastra partículas minerales, como sodio y cloruro, que se convierten en sal. Esos minerales llegan a los ríos y posteriormente, al mar.. «Los océanos no van a ninguna parte. Son la trampa química del planeta, que no se vacía nunca», explica Tyson en el vídeo.. «La próxima vez que pruebes agua del mar, recuerda esto: estás saboreando la memoria de antiguas montañas, disueltas por el tiempo y almacenadas en la última cuenca de la Tierra», concluye el científico.
