Hoy, 8 de diciembre, la Catedral de Santiago de Compostela volverá a acoger uno de los rituales más icónicos de su tradición: la puesta en marcha del Botafumeiro. Este gigantesco incensario, el más grande del mundo, no solo forma parte de la liturgia religiosa, sino que también es un espectáculo cargado de historia y simbolismo que atrae cada año a miles de visitantes y peregrinos.. En esta jornada, dedicada a la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Botafumeiro se balanceará desde lo alto del crucero de la catedral, impregnando el aire con el aroma del incienso y conectando a todos los presentes con siglos de tradición.. El Botafumeiro es una obra maestra de la tradición religiosa y artesanal gallega. Con un peso de 53 kilos y una altura de 1,50 metros, este enorme incensario está suspendido a 20 metros del suelo y se mueve gracias al esfuerzo coordinado de ocho hombres, conocidos como los «tiraboleiros».. Durante poco más de un minuto y medio, alcanzará velocidades de hasta 68 kilómetros por hora, balanceándose desde la cúpula central de la Catedral hacia las naves laterales. Esta proeza no solo es un espectáculo visual y sensorial, sino también un ejercicio de precisión y fuerza.. El mecanismo que permite su movimiento es una joya de la ingeniería medieval. Está anclado al ciborio gótico y opera mediante un sistema de poleas y cuerdas de fibra vegetal de cinco centímetros de grosor.. Cada vez que entra en acción, la atmósfera de la Catedral se transforma: el sonido de las cuerdas tensándose, el movimiento pendular del incensario y el aroma del incienso crean una experiencia difícil de imaginar y describir.. Una tradición con historia. La historia del Botafumeiro está profundamente arraigada en la tradición jacobea. La primera mención documental de este icónico objeto aparece en el siglo XIV, en el Códice Calixtino, donde se le denomina «Turibulum Magnum». Aunque su uso principal siempre ha sido litúrgico, en sus orígenes también tuvo una función muy práctica.. Durante la Edad Media, la Catedral de Santiago era un refugio para los peregrinos que llegaban exhaustos tras recorrer largas distancias a pie. En una época en la que no existían albergues ni hospedajes como los actuales, muchos de estos caminantes dormían en la propia basílica, generando un ambiente cargado de olores. El incienso, además de su significado espiritual, servía para purificar el aire y mitigar los malos olores.. Con el paso de los siglos, el Botafumeiro ha sido testigo de numerosos cambios y acontecimientos históricos. El incensario que se utiliza hoy en día fue creado en 1851 por el orfebre José Losada, en latón plateado, para sustituir al original, que fue robado durante la ocupación francesa.. En 1971, se realizó una réplica en plata, que fue obsequiada al Apóstol Santiago por los Alféreces Provisionales y que se utiliza en ocasiones especiales. Habitualmente, el Botafumeiro se guarda en la Biblioteca Capitular y solo se instala en el crucero de la Catedral cuando va a ser utilizado.. Significado espiritual y litúrgico. El uso del Botafumeiro no es solo un espectáculo, sino también un acto cargado de profundo simbolismo religioso. El incienso que se quema en su interior tiene un significado vinculado a la oración y la purificación espiritual. Como dice el Salmo 141:2: «Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso». Así, el humo que asciende hacia las bóvedas del templo representa las oraciones de los fieles elevándose hacia el cielo.. Además, el aroma del incienso, que llena cada rincón de la basílica compostelana, actúa como un recordatorio para los cristianos de su misión de ser «el buen olor de Cristo» en la sociedad. Esta tradición combina la solemnidad de la liturgia con la vivencia comunitaria de la fe, convirtiendo cada puesta en marcha del Botafumeiro en un momento muy especial.. Solemnidades y momentos especiales. El Botafumeiro sólo se emplea en fechas concretas y solemnes, como la Epifanía, el Domingo de Resurrección, Pentecostés, el Día de Santiago (25 de julio) y la Navidad, entre otras.. En los años santos, su uso se intensifica, permitiendo que los peregrinos y turistas que llegan a la Catedral puedan disfrutar de este espectáculo religioso más a menudo. También puede ser accionado en eventos especiales si un grupo de visitantes asume el coste de su puesta en funcionamiento.. Porque presenciar su movimiento es una forma de inmiscuirse en la historia y la cultura de Galicia. Hoy, una vez más, el mayor incensario del mundo sobrevolará las cabezas de fieles y visitantes, llenando la Catedral de Santiago de recuerdos, de presente y de futuro, con un solo movimiento pendular.
Con un peso de 53 kilos y una altura de 1,50 metros, está suspendido a 20 metros del suelo y se mueve gracias al esfuerzo coordinado de ocho hombres
Hoy, 8 de diciembre, la Catedral de Santiago de Compostela volverá a acoger uno de los rituales más icónicos de su tradición: la puesta en marcha del Botafumeiro. Este gigantesco incensario, el más grande del mundo, no solo forma parte de la liturgia religiosa, sino que también es un espectáculo cargado de historia y simbolismo que atrae cada año a miles de visitantes y peregrinos.. En esta jornada, dedicada a la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Botafumeiro se balanceará desde lo alto del crucero de la catedral, impregnando el aire con el aroma del incienso y conectando a todos los presentes con siglos de tradición.. El Botafumeiro es una obra maestra de la tradición religiosa y artesanal gallega. Con un peso de 53 kilos y una altura de 1,50 metros, este enorme incensario está suspendido a 20 metros del suelo y se mueve gracias al esfuerzo coordinado de ocho hombres, conocidos como los «tiraboleiros».. Durante poco más de un minuto y medio, alcanzará velocidades de hasta 68 kilómetros por hora, balanceándose desde la cúpula central de la Catedral hacia las naves laterales. Esta proeza no solo es un espectáculo visual y sensorial, sino también un ejercicio de precisión y fuerza.. El mecanismo que permite su movimiento es una joya de la ingeniería medieval. Está anclado al ciborio gótico y opera mediante un sistema de poleas y cuerdas de fibra vegetal de cinco centímetros de grosor.. Cada vez que entra en acción, la atmósfera de la Catedral se transforma: el sonido de las cuerdas tensándose, el movimiento pendular del incensario y el aroma del incienso crean una experiencia difícil de imaginar y describir.. Una tradición con historia. La historia del Botafumeiro está profundamente arraigada en la tradición jacobea. La primera mención documental de este icónico objeto aparece en el siglo XIV, en el Códice Calixtino, donde se le denomina «Turibulum Magnum». Aunque su uso principal siempre ha sido litúrgico, en sus orígenes también tuvo una función muy práctica.. Durante la Edad Media, la Catedral de Santiago era un refugio para los peregrinos que llegaban exhaustos tras recorrer largas distancias a pie. En una época en la que no existían albergues ni hospedajes como los actuales, muchos de estos caminantes dormían en la propia basílica, generando un ambiente cargado de olores. El incienso, además de su significado espiritual, servía para purificar el aire y mitigar los malos olores.. Con el paso de los siglos, el Botafumeiro ha sido testigo de numerosos cambios y acontecimientos históricos. El incensario que se utiliza hoy en día fue creado en 1851 por el orfebre José Losada, en latón plateado, para sustituir al original, que fue robado durante la ocupación francesa.. En 1971, se realizó una réplica en plata, que fue obsequiada al Apóstol Santiago por los Alféreces Provisionales y que se utiliza en ocasiones especiales. Habitualmente, el Botafumeiro se guarda en la Biblioteca Capitular y solo se instala en el crucero de la Catedral cuando va a ser utilizado.. Significado espiritual y litúrgico. El uso del Botafumeiro no es solo un espectáculo, sino también un acto cargado de profundo simbolismo religioso. El incienso que se quema en su interior tiene un significado vinculado a la oración y la purificación espiritual. Como dice el Salmo 141:2: «Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso». Así, el humo que asciende hacia las bóvedas del templo representa las oraciones de los fieles elevándose hacia el cielo.. Además, el aroma del incienso, que llena cada rincón de la basílica compostelana, actúa como un recordatorio para los cristianos de su misión de ser «el buen olor de Cristo» en la sociedad. Esta tradición combina la solemnidad de la liturgia con la vivencia comunitaria de la fe, convirtiendo cada puesta en marcha del Botafumeiro en un momento muy especial.. Solemnidades y momentos especiales. El Botafumeiro sólo se emplea en fechas concretas y solemnes, como la Epifanía, el Domingo de Resurrección, Pentecostés, el Día de Santiago (25 de julio) y la Navidad, entre otras.. En los años santos, su uso se intensifica, permitiendo que los peregrinos y turistas que llegan a la Catedral puedan disfrutar de este espectáculo religioso más a menudo. También puede ser accionado en eventos especiales si un grupo de visitantes asume el coste de su puesta en funcionamiento.. Porque presenciar su movimiento es una forma de inmiscuirse en la historia y la cultura de Galicia. Hoy, una vez más, el mayor incensario del mundo sobrevolará las cabezas de fieles y visitantes, llenando la Catedral de Santiago de recuerdos, de presente y de futuro, con un solo movimiento pendular.
Noticias de Galicia: última hora y actualidad de A Coruña, Vigo, Lugo, Santiago de Compostela