Los meses de abril y mayo son su agosto. Jorge Guerra, de 62 años, regenta desde hace 16 una floristería en la céntrica plaza de Tirso de Molina. En realidad, lleva 30 años en el oficio: “Cuando llegué a Madrid desde Perú solo busqué empleo en floristerías porque había trabajado en el campo en mi país y tenía experiencia”, recuerda. Hoy es testigo de excepción de lo que significan los claveles para una región que ha ligado buena parte de su identidad a esta flor.. Seguir leyendo
España importó 9.000 toneladas de flores en 2024 desde el país andino, un 38% más que el año anterior
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Los meses de abril y mayo son su agosto. Jorge Guerra, de 62 años, regenta desde hace 16 una floristería en la céntrica plaza de Tirso de Molina. En realidad, lleva 30 años en el oficio: “Cuando llegué a Madrid desde Perú solo busqué empleo en floristerías porque había trabajado en el campo en mi país y tenía experiencia”, recuerda. Hoy es testigo de excepción de lo que significan los claveles para una región que ha ligado buena parte de su identidad a esta flor.. Rojos son los colores de la bandera de la comunidad, rojos eran hasta hace no mucho los autobuses que recorrían Madrid de punta a punta, y rojos son algunos de los claveles que llevan las chulapas por San Isidro: dos claveles blancos para las solteras, dos rojos para las casadas, uno blanco y otro rojo para las que están comprometidas, y uno blanco y dos rojos para las viudas.. Pero no solo de San Isidro vive Guerra. El Día de la Madre, San Valentín y el Día de Todos los Santos suponen también importantísimos impulsos para su negocio. Siendo estrictos, de hecho, los claveles de San Isidro no significan tanto. La mayoría de los que lleva la gente ese día, reconoce, son de plástico. Pero el imaginario colectivo es otra cosa: no hay San Isidro sin clavel, llegue este de donde llegue.. Varios claveles florecen en uno de los cultivos de Asocolflores, en Bogotá (Colombia), en una fotografía cedida.. Porque para llegar con suficientes existencias a todas estas fechas marcadas en su calendario, Guerra tiene desde hace años un truco: sus claveles son colombianos. También lo son la mayoría de los que se compran en la ciudad, aunque muchos no lo sepan. “Los claveles suelen llegar sobre todo de Murcia y de Colombia. Personalmente, yo solo trabajo con los colombianos. Son más duros, su tallo es más flexible y su flor es más duradera, lo que es fundamental en Madrid, donde hace mucho frío o mucho calor. El clavel nacional es más barato, pero su tallo es más frágil. Aunque pago algo más, me quedo con el colombiano”.. Guerra no es, ni mucho menos, una excepción: “Muchos en Madrid no saben que los claveles vienen de tan lejos”, explica. En 2024, España se situó como el tercer país europeo con mayor volumen de importación de clavel colombiano, según Augusto Solano, presidente de Asocolflores, una asociación especializada en flores colombianas. En concreto, a nivel nacional se importaron 9.000 toneladas de flores desde Colombia, un 38% más que hace un año, lo que se tradujo en un gasto de más de 44 millones de euros, un 36% más. El país andino es, de hecho, el mayor exportador global de clavel y el segundo mayor exportador de flores en general, solo superado por Países Bajos, completa Procolombia, oficina encargada de promover el turismo al país caribeños.. Hay quien ha sabido ver en esta fructífera relación hispanocolombiana en torno al clavel una oportunidad para hacer negocio. Santiago Labete, fundador de Pilco Flowers, una empresa de floricultura ubicada en Bogotá desde 1997, lo recuerda todo. La llegada de los estadounidenses en los 80 al territorio para cultivar claveles, la de los holandeses en los 90 y, finalmente, la explosión de la venta a España e Italia. “En Colombia se vende un clavel de segunda. Toda la flor buena se exporta”, explica por teléfono. Labete está casado con Patricia Roldán, que es a su vez fundadora de Flora de Origen, una floristería ubicada en un lugar de Madrid que no deja de ser simbólico: justo a unos pocos pasos de la parada de metro Colombia. La conexión entre ambos negocios permite que en menos de 24 horas un tallo de clavel colombiano pase de estar en la mano de su recolector bogotano a adornar la cabeza de una chulapa.. Estos expertos llegaron a España en 2023. Ese año, Labete se encontraba gestionando una empresa de distribución de flores desde Extremadura: “Yo tenía un año sabático y quise más: me matriculé en un curso de diseño floral y presenté mi proyecto soñado: una cafetería-floristería”, cuenta Roldán. Aquello dio lugar a Flora de Origen, que ha visto la luz en febrero de este año.. View this post on Instagram. El camino del clavel colombiano de Pilco Flowers a Flora de Origen es siempre el mismo. A Bogotá llega la planta madre, importada desde Alemania, Italia y Países Bajos. A las 46 semanas se obtiene el primer tallo de clavel, que puede dar tres tipos de calidades: de mejor a peor, selecta, fancy (que se puede traducir como “elegante”) o estándar. A partir de ahí, lo más habitual es venderlos en ramos de 20 tallos. Recolectados en más de la mitad de los casos por mujeres que sostienen la economía familiar, los claveles llegan a aviones comerciales que hacen trayecto el Bogotá-Madrid en unas 10 horas. El resultado: el clavel del negocio familiar de Labete y Roldán cambia de continente en apenas un día a través de siete vuelos diarios directos.. “Casi nadie controla el proceso como nosotros. Es la ventaja de estar a los dos lados. Cuando eres el exportador, muchas veces no puedes ver el final del proceso. Sin embargo, poder ver en este caso cómo las mismas flores que salen de los invernaderos bogotanos llegan a la tienda es muy satisfactorio”, explican.. El clavel colombiano se pone de moda. “El mercado europeo busca cada vez más variedades únicas y flores con mayor resistencia”, apunta Nicolás Gil, jefe del departamento de Marketing de The Carnation Company Aposentos Flowers, una empresa que exporta clavel colombiano a 14 países gracias al clima de la sabana bogotana. En su caso, los claveles llegan a Madrid en unas 48 horas. “Esto asegura al consumidor final una flor fresca, de larga vida y con toda la energía del trópico colombiano”.. En Colombia, ahonda Gil, el clavel es la flor de los dioses: “Es símbolo de la historia y de la conexión que une Madrid y Colombia. Es una flor que está cada vez está más presente en las celebraciones madrileñas. Para nosotros, es un reconocimiento internacional al esfuerzo que hay detrás de la calidad de cada tallo. Es un orgullo nacional. Nos motiva mucho saber que nuestro trabajo ayuda a embellecer las fiestas que se dan en otras latitudes”.