La presencia española en América dejó una huella profunda en múltiples ámbitos, desde la arquitectura y el urbanismo hasta la lengua, la religión y las tradiciones. Dentro de ese legado, la aportación catalana tuvo un peso significativo, con exploradores, comerciantes, marinos y administradores que participaron activamente en la gestión del vasto imperio colonial. Precisamente, uno de los personajes que simboliza esa influencia es Manuel de Amat y Junyent, militar y aristócrata catalán que alcanzó el cargo de virrey del Perú en el siglo XVIII.. Manuel de Amat y Junyent nació en 1704 en Vacarisas, Barcelona, en el seno de una aristocrática familia catalana. Desde muy joven demostró grandes dotes militares y, a los 17 años, ingresó en la Orden de Malta, donde adquirió experiencia en combate. Su carrera militar lo llevó a participar en acciones bélicas contra los franceses en Aragón en 1719 y a luchar en la Guerra de Sucesión de Polonia. Se destacó en la batalla de Bitonto en 1734, contribuyendo a la victoria del conde de Montemar sobre las tropas austríacas. Su desempeño en el asedio de Gaeta consolidó su reputación y le permitió alcanzar el grado de mariscal de campo. Estas credenciales lo llevaron a ser designado gobernador de Chile en 1755.. Gobernador de Chile. Amat y Junyent asumió como gobernador y presidente de la Real Audiencia de Chile en 1755. Durante su administración, recorrió el territorio y mandó construir fortificaciones para defender la costa y la frontera con el pueblo mapuche. Entre sus logros militares destacaron la construcción de los fuertes de Santa Bárbara y la fundación de poblaciones como Hualqui, Nacimiento y Talcamávida.. En el ámbito administrativo y urbanístico, impulsó la modernización de Santiago con la prolongación de los tajamares del río Mapocho y la creación de un mercado en la Plaza de Armas. Además, en 1758 organizó el primer cuerpo de policía chileno, los «Dragones de la Reina», que con el tiempo se convertirían en los «Dragones de Chile» en 1812. Su gobierno buscó establecer un equilibrio entre la seguridad y el desarrollo de la colonia, aunque no logró acuerdos definitivos con los mapuches.. Virrey del Virreinato del Perú. En 1761, Amat y Junyent fue designado virrey del Perú, cargo que desempeñó hasta 1776. Creado en 1542 tras la conquista de Francisco Pizarro, el virreinato del Perú fue una de las principales entidades administrativas de la Corona española en América y abarcó un vasto territorio que incluía los actuales países de Perú, Bolivia (entonces conocido como el Alto Perú), Ecuador, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y parte de Brasil.. La administración de Amat estuvo marcada por la Guerra de los Siete Años entre Francia e Inglaterra, lo que lo llevó a reforzar las defensas de los litorales chileno y peruano. Se construyeron fortificaciones en Chiloé, Valparaíso, las islas Juan Fernández, Lima, el Callao y Guayaquil. También creó nuevos cuerpos militares como la Compañía de Dragones y el cuerpo armado de la Mare de Déu de Montserrat.. Amat y Junyent también impulsó el desarrollo urbano y cultural de Lima. Ordenó la reconstrucción del puerto del Callao y la ciudad de Lima, que habían sido devastados por un terremoto y tsunami poco antes de su llegada. Creó la Alameda de Acho (1773), la Plaza de Acho, la Quinta Presa y el Paseo de Aguas en el Rímac. Según la tradición, estas últimas obras fueron un homenaje a su amante, la actriz criolla Micaela Villegas, más conocida como «La Perricholi».. Otra de sus iniciativas fue la realización de censos para conocer la composición étnica del virreinato y la organización de jurisdicciones eclesiásticas. Asimismo, expulsó a la Compañía de Jesús del Perú y protegió los intereses del patrimonio real. Durante su gobierno, también organizó expediciones a la Polinesia, destacando las exploraciones de Tahití, que por un tiempo fue llamada «Isla de Amat» en su honor.. Además, en 1766, el virrey inauguraba la plaza de toros de Acho, en Lima, que se convertía en el primer coso estable del continente americano que sigue vigente a día de hoy.. En 1773, Carlos III lo condecoró con la Orden de San Jenaro. No obstante, al final de su mandato, enfrentó un juicio de residencia con acusaciones de corrupción, del cual salió absuelto.. Vuelta a Barcelona y legado. En 1776, tras ser relevado de su cargo, regresó a Barcelona. Allí mandó construir el Palacio de la Virreina en La Rambla, actualmente conservado, una de sus obras más representativas. Además, erigió una torre de verano en Gràcia y una casa en Abrera, aunque estas últimas no se han conservado.. En 1779, contrajo matrimonio con María Francesca Fiveller de Clasquerí i de Bru, quien había sido novicia en el Monasterio de Pedralbes. Su vida en Barcelona transcurrió en la opulencia hasta su fallecimiento el 14 de febrero de 1782. Algunas tradiciones indican que llevó consigo a Europa la famosa carroza dorada con la que «La Perricholi» se paseaba por la Alameda de los Descalzos en Lima, y que esta podría haber quedado en el Palacio Falguera en Sant Feliu de Llobregat.. En reconocimiento a su labor, diversas ciudades y calles en América llevan su nombre. En Barcelona, existe la plaza Virrey Amat, ubicada en el distrito de Nou Barris. Asimismo, en países como Perú y Argentina, también hay calles y avenidas denominadas Virrey Amat, lo que refleja la huella que dejó en la historia colonial española.
Fue el representante del monarca, Carlos III, en Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y parte de Brasil
La presencia española en América dejó una huella profunda en múltiples ámbitos, desde la arquitectura y el urbanismo hasta la lengua, la religión y las tradiciones. Dentro de ese legado, la aportación catalana tuvo un peso significativo, con exploradores, comerciantes, marinos y administradores que participaron activamente en la gestión del vasto imperio colonial. Precisamente, uno de los personajes que simboliza esa influencia es Manuel de Amat y Junyent, militar y aristócrata catalán que alcanzó el cargo de virrey del Perú en el siglo XVIII.. Manuel de Amat y Junyent nació en 1704 en Vacarisas, Barcelona, en el seno de una aristocrática familia catalana. Desde muy joven demostró grandes dotes militares y, a los 17 años, ingresó en la Orden de Malta, donde adquirió experiencia en combate. Su carrera militar lo llevó a participar en acciones bélicas contra los franceses en Aragón en 1719 y a luchar en la Guerra de Sucesión de Polonia. Se destacó en la batalla de Bitonto en 1734, contribuyendo a la victoria del conde de Montemar sobre las tropas austríacas. Su desempeño en el asedio de Gaeta consolidó su reputación y le permitió alcanzar el grado de mariscal de campo. Estas credenciales lo llevaron a ser designado gobernador de Chile en 1755.. Gobernador de Chile. Amat y Junyent asumió como gobernador y presidente de la Real Audiencia de Chile en 1755. Durante su administración, recorrió el territorio y mandó construir fortificaciones para defender la costa y la frontera con el pueblo mapuche. Entre sus logros militares destacaron la construcción de los fuertes de Santa Bárbara y la fundación de poblaciones como Hualqui, Nacimiento y Talcamávida.. En el ámbito administrativo y urbanístico, impulsó la modernización de Santiago con la prolongación de los tajamares del río Mapocho y la creación de un mercado en la Plaza de Armas. Además, en 1758 organizó el primer cuerpo de policía chileno, los «Dragones de la Reina», que con el tiempo se convertirían en los «Dragones de Chile» en 1812. Su gobierno buscó establecer un equilibrio entre la seguridad y el desarrollo de la colonia, aunque no logró acuerdos definitivos con los mapuches.. Virrey del Virreinato del Perú. En 1761, Amat y Junyent fue designado virrey del Perú, cargo que desempeñó hasta 1776.Creado en 1542 tras la conquista de Francisco Pizarro, el virreinato del Perú fue una de las principales entidades administrativas de la Corona española en América y abarcó un vasto territorio que incluía los actuales países de Perú, Bolivia (entonces conocido como el Alto Perú), Ecuador, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y parte de Brasil.. La administración de Amat estuvo marcada por la Guerra de los Siete Años entre Francia e Inglaterra, lo que lo llevó a reforzar las defensas de los litorales chileno y peruano. Se construyeron fortificaciones en Chiloé, Valparaíso, las islas Juan Fernández, Lima, el Callao y Guayaquil. También creó nuevos cuerpos militares como la Compañía de Dragones y el cuerpo armado de la Mare de Déu de Montserrat.. Amat y Junyent también impulsó el desarrollo urbano y cultural de Lima. Ordenó la reconstrucción del puerto del Callao y la ciudad de Lima, que habían sido devastados por un terremoto y tsunami poco antes de su llegada. Creó la Alameda de Acho (1773), la Plaza de Acho, la Quinta Presa y el Paseo de Aguas en el Rímac. Según la tradición, estas últimas obras fueron un homenaje a su amante, la actriz criolla Micaela Villegas, más conocida como «La Perricholi».. Otra de sus iniciativas fue la realización de censos para conocer la composición étnica del virreinato y la organización de jurisdicciones eclesiásticas. Asimismo, expulsó a la Compañía de Jesús del Perú y protegió los intereses del patrimonio real. Durante su gobierno, también organizó expediciones a la Polinesia, destacando las exploraciones de Tahití, que por un tiempo fue llamada «Isla de Amat» en su honor.. Además, en 1766, el virrey inauguraba la plaza de toros de Acho, en Lima, que se convertía en el primer coso estable del continente americano que sigue vigente a día de hoy.. En 1773, Carlos III lo condecoró con la Orden de San Jenaro. No obstante, al final de su mandato, enfrentó un juicio de residencia con acusaciones de corrupción, del cual salió absuelto.. Vuelta a Barcelona y legado. En 1776, tras ser relevado de su cargo, regresó a Barcelona. Allí mandó construir el Palacio de la Virreina en La Rambla, actualmente conservado, una de sus obras más representativas. Además, erigió una torre de verano en Gràcia y una casa en Abrera, aunque estas últimas no se han conservado.. En 1779, contrajo matrimonio con María Francesca Fiveller de Clasquerí i de Bru, quien había sido novicia en el Monasterio de Pedralbes. Su vida en Barcelona transcurrió en la opulencia hasta su fallecimiento el 14 de febrero de 1782. Algunas tradiciones indican que llevó consigo a Europa la famosa carroza dorada con la que «La Perricholi» se paseaba por la Alameda de los Descalzos en Lima, y que esta podría haber quedado en el Palacio Falguera en Sant Feliu de Llobregat.. En reconocimiento a su labor, diversas ciudades y calles en América llevan su nombre. En Barcelona, existe la plaza Virrey Amat, ubicada en el distrito de Nou Barris. Asimismo, en países como Perú y Argentina, también hay calles y avenidas denominadas Virrey Amat, lo que refleja la huella que dejó en la historia colonial española.
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