Dilawar Hussain, autor confeso del triple homicidio de los hermanos Morata de Tajuña de 2023, buscó noticias en Internet sobre el crimen que él mismo había cometido antes de entregarse voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey el 21 de enero de 2024. Así lo ha explicado este jueves, durante la cuarta sesión del juicio, el agente encargado de analizar el teléfono móvil del acusado, que está siendo juzgado por un jurado popular por matar a golpes el 17 de diciembre de 2023 a Amelia, Ángeles y Pepe por una deuda de 60.000 euros.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid ha escuchado en la vista oral de este jueves las testificales de ocho guardias civiles que participaron entonces en la investigación del triple crimen. En este sentido, el agente encargado del análisis del teléfono de Dilawar encontró además una fotografía del acusado junto a Amelia y Ángeles dentro de su vivienda —situada en el número tres de la calle Travesía del Calvario—, así como los documentos correspondientes a dos de los préstamos que hizo a las hermanas, víctimas de una estafa amorosa.
El análisis del móvil permitió también a los agentes reconstruir los movimientos del Dilawar en los días previos y posteriores al crimen. Así, los investigadores determinaron que el acusado merodeó por Morata de Tajuña durante la primera quincena de diciembre de 2023 y que el día 17, fecha de los homicidios, su teléfono se encontraba exactamente en la casa de las víctimas. También regresó dos días después, cuando volvió a la casa para prender fuego a los cadáveres, tal como detalló el instructor del caso en la sesión de este miércoles.
Estuvo en la escena el día que se hallaron los cuerpos
La señal del teléfono del acusado también le sitúa en la escena del crimen un mes más tarde, el 18 y el 19 de enero, cuando se localizaron los cuerpos de los hermanos y se descubrió el triple homicidio. «Estaba viendo a ver lo que estábamos haciendo», explicó ante el jurado uno de los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, también durante la sesión del miércoles.
El 18 de enero, tras obtener autorización judicial, los agentes accedieron a la vivienda. En el recibidor hallaron los tres cuerpos apilados y parcialmente calcinados. «Viendo cómo estaban dispuestos los cuerpos y que había proyecciones de sangre en la puerta, la primera hipótesis es que habían sido víctimas de una agresión», ha relatado el instructor de las diligencias. Así, desde el hallazgo de los cuerpos, la Guardia Civil tenía ya a Hussain como principal sospechoso —había sido condenado por agredir a Amelia con un martillo meses antes del crimen— y había solicitado la intervención de sus comunicaciones el 19 de enero.
En la casa se encontraron los teléfonos móviles calcinados de las víctimas, una colilla con ADN de Hussain en una papelera y un contrato manuscrito por un préstamo de 3.000 euros que las hermanas se comprometían a devolver con intereses desorbitados —20.000 euros en diez días—. «Los cuerpos estaban apilados y parcialmente quemados porque se habían puesto encima muebles de madera para que ardieran. No estaban muy calcinados, pero sí en avanzada descomposición», detalló el instructor.
Los cadáveres eran «difícilmente identificables»
También han declarado este jueves los agentes de criminalística encargados de la inspección ocular del lugar de los hechos, quienes han explicado que los cadáveres eran difícilmente identificables debido al estado de descomposición y a que habían sido parcialmente quemados.
«Pepe llevaba ropa de calle, mientras que las hermanas iban vestidas de estar en casa. La agresión se produjo en la entrada, cuando Pepe iba a salir. El acusado esperó a que abrieran la puerta y le atacó primero», precisó uno de los investigadores en su declaración del miércoles. Los tres murieron por un traumatismo craneoencefálico como consecuencia de los golpes que Dilawar les propinó en la cabeza con un palo de hierro.
Tras semanas de seguimiento, el 21 de enero Hussain se entregó voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey. «Me dio las buenas noches y me preguntó si sabía lo que había pasado en Morata. Le contesté que sí y me dijo: ‘Los maté yo'», ha declarado uno de los agentes que estaba de guardia aquella noche. El acusado aseguró que «estaba loco» y que lo había hecho porque las víctimas «habían matado a su madre”, sin aportar más detalles. «Se quedó tranquilo en la sala de espera escuchando música, colaboró y no opuso resistencia», ha precisado el mismo guardia.
Fiscalía pide para Hussain 36 años de prisión
A lo largo de la vista, el jurado popular deberá valorar si aprecia las tres atenuantes que sostiene la defensa: alteración psíquica, arrebato u obcecación y confesión. Según la Fiscalía, aunque el acusado presentaba ciertos rasgos paranoides que pudieron disminuir de manera leve su capacidad intelectual y volitiva, Dilawar «no actuó en un estado de arrebato u obcecación, ya que la acción fue planificada» y, además, regresó al domicilio días después para intentar quemar los cuerpos.
El Ministerio Público también rechaza la atenuante de confesión, al considerar que la entrega del acusado «no resultó eficaz para el esclarecimiento de los hechos», puesto que se produjo más de un mes después del crimen, cuando ya era el principal sospechoso y existía un auto judicial que autorizaba la intervención de sus comunicaciones con fecha del 19 de enero de 2024.
Por estos hechos, la Fiscalía solicita para el acusado una pena de 36 de prisión por tres delitos de homicidio y uno de quebrantamiento de condena, además de 18 meses de multa con una cuota diaria de 15 euros (8.100 euros en total). Por su parte, la defensa reclama una rebaja de la condena a siete años y medio de cárcel y una multa con una cuota diaria de dos euros durante tres meses (180 euros en total) al aplicar las atenuantes de alteración psíquica, confesión y arrebato u obcecación.
La vista oral se prolongará durante dos semanas hasta finales de este mes y contará con el testimonio de una veintena de agentes que participaron en la investigación, así como cinco testigos. Este viernes testificarán otros cuatro guardias civiles y cinco testigos, vecinos de las víctimas. Por su parte, está previsto que el interrogatorio a Hussain tenga lugar entre el día 29 y 31 de octubre, una vez finalizada la fase pericial.
La Audiencia de Madrid ha continuado este jueves el juicio contra Dilawar Hussain por triple homicidio con las testificales de ocho guardias civiles. 20MINUTOS.ES – Madrid
Dilawar Hussain, autor confeso del triple homicidio de los hermanos Morata de Tajuña de 2023, buscó noticias en Internet sobre el crimen que él mismo había cometido antes de entregarse voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey el 21 de enero de 2024. Así lo ha explicado este jueves, durante la cuarta sesión del juicio, el agente encargado de analizar el teléfono móvil del acusado, que está siendo juzgado por un jurado popular por matar a golpes el 17 de diciembre de 2023 a Amelia, Ángeles y Pepe por una deuda de 60.000 euros.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid ha escuchado en la vista oral de este jueves las testificales de ocho guardias civiles que participaron entonces en la investigación del triple crimen. En este sentido, el agente encargado del análisis del teléfono de Dilawar encontró además una fotografía del acusado junto a Amelia y Ángeles dentro de su vivienda —situada en el número tres de la calle Travesía del Calvario—, así como los documentos correspondientes a dos de los préstamos que hizo a las hermanas, víctimas de una estafa amorosa.
El análisis del móvil permitió también a los agentes reconstruir los movimientos del Dilawar en los días previos y posteriores al crimen. Así, los investigadores determinaron que el acusado merodeó por Morata de Tajuña durante la primera quincena de diciembre de 2023 y que el día 17, fecha de los homicidios, su teléfono se encontraba exactamente en la casa de las víctimas. También regresó dos días después, cuando volvió a la casa para prender fuego a los cadáveres, tal como detalló el instructor del caso en la sesión de este miércoles.
Estuvo en la escena el día que se hallaron los cuerpos
La señal del teléfono del acusado también le sitúa en la escena del crimen un mes más tarde, el 18 y el 19 de enero, cuando se localizaron los cuerpos de los hermanos y se descubrió el triple homicidio. «Estaba viendo a ver lo que estábamos haciendo», explicó ante el jurado uno de los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, también durante la sesión del miércoles.
El 18 de enero, tras obtener autorización judicial, los agentes accedieron a la vivienda. En el recibidor hallaron los tres cuerpos apilados y parcialmente calcinados. «Viendo cómo estaban dispuestos los cuerpos y que había proyecciones de sangre en la puerta, la primera hipótesis es que habían sido víctimas de una agresión», ha relatado el instructor de las diligencias. Así, desde el hallazgo de los cuerpos, la Guardia Civil tenía ya a Hussain como principal sospechoso —había sido condenado por agredir a Amelia con un martillo meses antes del crimen— y había solicitado la intervención de sus comunicaciones el 19 de enero.
En la casa se encontraron los teléfonos móviles calcinados de las víctimas, una colilla con ADN de Hussain en una papelera y un contrato manuscrito por un préstamo de 3.000 euros que las hermanas se comprometían a devolver con intereses desorbitados —20.000 euros en diez días—. «Los cuerpos estaban apilados y parcialmente quemados porque se habían puesto encima muebles de madera para que ardieran. No estaban muy calcinados, pero sí en avanzada descomposición», detalló el instructor.
Los cadáveres eran «difícilmente identificables»
También han declarado este jueves los agentes de criminalística encargados de la inspección ocular del lugar de los hechos, quienes han explicado que los cadáveres eran difícilmente identificables debido al estado de descomposición y a que habían sido parcialmente quemados.
«Pepe llevaba ropa de calle, mientras que las hermanas iban vestidas de estar en casa. La agresión se produjo en la entrada, cuando Pepe iba a salir. El acusado esperó a que abrieran la puerta y le atacó primero», precisó uno de los investigadores en su declaración del miércoles. Los tres murieron por un traumatismo craneoencefálico como consecuencia de los golpes que Dilawar les propinó en la cabeza con un palo de hierro.
Tras semanas de seguimiento, el 21 de enero Hussain se entregó voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey. «Me dio las buenas noches y me preguntó si sabía lo que había pasado en Morata. Le contesté que sí y me dijo: ‘Los maté yo'», ha declarado uno de los agentes que estaba de guardia aquella noche. El acusado aseguró que «estaba loco» y que lo había hecho porque las víctimas «habían matado a su madre”, sin aportar más detalles. «Se quedó tranquilo en la sala de espera escuchando música, colaboró y no opuso resistencia», ha precisado el mismo guardia.
Fiscalía pide para Hussain 36 años de prisión
A lo largo de la vista, el jurado popular deberá valorar si aprecia las tres atenuantes que sostiene la defensa: alteración psíquica, arrebato u obcecación y confesión. Según la Fiscalía, aunque el acusado presentaba ciertos rasgos paranoides que pudieron disminuir de manera leve su capacidad intelectual y volitiva, Dilawar «no actuó en un estado de arrebato u obcecación, ya que la acción fue planificada» y, además, regresó al domicilio días después para intentar quemar los cuerpos.
El Ministerio Público también rechaza la atenuante de confesión, al considerar que la entrega del acusado «no resultó eficaz para el esclarecimiento de los hechos», puesto que se produjo más de un mes después del crimen, cuando ya era el principal sospechoso y existía un auto judicial que autorizaba la intervención de sus comunicaciones con fecha del 19 de enero de 2024.
Por estos hechos, la Fiscalía solicita para el acusado una pena de 36 de prisión por tres delitos de homicidio y uno de quebrantamiento de condena, además de 18 meses de multa con una cuota diaria de 15 euros (8.100 euros en total). Por su parte, la defensa reclama una rebaja de la condena a siete años y medio de cárcel y una multa con una cuota diaria de dos euros durante tres meses (180 euros en total) al aplicar las atenuantes de alteración psíquica, confesión y arrebato u obcecación.
La vista oral se prolongará durante dos semanas hasta finales de este mes y contará con el testimonio de una veintena de agentes que participaron en la investigación, así como cinco testigos. Este viernes testificarán otros cuatro guardias civiles y cinco testigos, vecinos de las víctimas. Por su parte, está previsto que el interrogatorio a Hussain tenga lugar entre el día 29 y 31 de octubre, una vez finalizada la fase pericial.
