Los españoles mantenían al cierre de 2024 más de un billón de euros en depósitos bancarios –cuentas remuneradas y plazos fijos–. Un ahorro que pierde poder adquisitivo frente a la inflación. Convertir ese dinero en inversión rentable y productiva fue el eje del debate de la última edición del Foro Futuro, el Observatorio de Tendencias Económicas impulsado por el Banco Santander y CincoDías. Cuatro expertos coincidieron en el diagnóstico del problema: una mentalidad conservadora frente a la inversión, falta de hábitos de ahorro e insuficientes conocimientos financieros. También fueron unánimes en sus recetas: educación financiera y asesoramiento profesional.. Seguir leyendo. La formación financiera, un reto pendiente. La falta de nociones financieras básicas sigue siendo uno de los obstáculos principales para fomentar una cultura del ahorro y la inversión. Los resultados de la Encuesta de Competencias Financieras muestran que solo el 19% de los españoles respondió correctamente a las tres preguntas del sondeo, referidas a conceptos tan elementales como la inflación, el interés compuesto y la diversificación. “Estos datos ponen los pelos de punta”, lamentó José Luis Manrique (Inverco). “En la cuestión sobre inflación, por ejemplo, el 40% no sabe qué es ni cómo funciona”, reflexionaba. Esta brecha de conocimiento tiene efectos directos sobre la capacidad de las personas para tomar decisiones sobre su dinero y planificar su futuro financiero. “Las entidades están haciendo un trabajo magnífico en los últimos años, pero el ciudadano medio sigue teniendo carencias importantes. Queda mucho camino por recorrer”, advirtió Manrique, que subrayó la necesidad de perseverar en la formación financiera desde edades tempranas.. Tres modelos para invertir: independencia, asesoramiento o gestión discrecional. La forma de relacionarse con el dinero y de invertir está cambiando. Los inversores españoles tienen hoy a su alcance distintos modelos de gestión, desde los más autónomos hasta los que delegan por completo sus decisiones en profesionales. “Hay diferentes formas de relación con los clientes”, concretó Javier Viani, director de productos de ahorro e inversión del Banco Santander. “Lo más fácil sería: coge tu móvil y cómprate tu acción. Para eso ofrecemos plataformas sencillas que te permiten operar con total independencia. Pero ahí eres tú quien elige”, detalló.. A partir de ese nivel de autonomía, el siguiente paso es el asesoramiento, un modelo más colaborativo entre cliente y entidad. “Para poder asesorarte tengo que conocerte bien: tu perfil inversor, tu horizonte temporal, cuánto estás dispuesto a perder y qué objetivos tienes”, apuntó Viani. “En base a eso, te propongo una estrategia de inversión que revisamos periódicamente. Tú decides si la aceptas o no. Es un modelo de acompañamiento y no de imposición”.. El tercer modelo, cada vez más extendido, es la gestión discrecional, por la que el cliente delega la gestión de su cartera en el profesional. “Se trata de ceder a la entidad la responsabilidad de decidir en qué activos invertir, dentro de los parámetros acordados”, explicó Luis Megías, responsable de BlackRock para Iberia. “Es un enfoque con mucho peso en Europa y que está creciendo con fuerza en España. Los inversores pasan del ‘qué producto compro’ al ‘qué servicio me ayuda a cumplir mis objetivos financieros”.. Sobre la gestión discrecional, Viani añadió que el cliente puede ver sus posiciones en cualquier momento, como en cualquier otro tipo de servicio, pero las decisiones las toma el banco, adaptándose al perfil del inversor y a sus objetivos financieros.. Ambos expertos coincidieron en que la clave está en conocer al cliente y adaptar la estrategia a su momento vital. “No podemos gestionar igual a un cliente de 30 años que a uno de 70, aunque ambos sean conservadores o agresivos”, estimó Viani. “El sistema financiero está cambiando y debemos acompañar a los clientes en ese proceso, ayudándoles a evolucionar hacia modelos que les aporten un verdadero valor añadido, tanto en independencia como en asesoramiento o gestión discrecional”, concluyó.
El ahorrador español prioriza la seguridad y la liquidez, lo que limita la exposición a activos más rentables a largo plazo. La educación y el asesoramiento profesional se presentan como herramientas esenciales para que los ciudadanos transformen su ahorro en inversión productiva
Los españoles mantenían al cierre de 2024 más de un billón de euros en depósitos bancarios –cuentas remuneradas y plazos fijos–. Un ahorro que pierde poder adquisitivo frente a la inflación. Convertir ese dinero en inversión rentable y productiva fue el eje del debate de la última edición del Foro Futuro, el Observatorio de Tendencias Económicas impulsado por el Banco Santander y CincoDías. Cuatro expertos coincidieron en el diagnóstico del problema: una mentalidad conservadora frente a la inversión, falta de hábitos de ahorro e insuficientes conocimientos financieros. También fueron unánimes en sus recetas: educación financiera y asesoramiento profesional.. La conversación partió de una premisa compartida: el ahorrador español es excesivamente prudente. Patricia Gabaldón, profesora asociada de IE Business School, lo explicaba así: “Durante mucho tiempo, el ahorrador español estaba acostumbrado a mantener el dinero líquido, principalmente en cuentas corrientes, para tenerlo disponible en todo momento”. A su juicio, tanto para el ahorrador como para la economía en su conjunto es necesario que el ahorro sea productivo.. En la misma línea, Luis Megías, responsable de BlackRock para Iberia, defendió el “círculo virtuoso” que genera la inversión: “Una parte se beneficia de la rentabilidad que obtiene y, al mismo tiempo, este dinero puesto a trabajar impulsa el empleo, el crecimiento y la prosperidad del país”.. En la preferencia por la liquidez y la preservación de capital del ahorrador español ahondó en su intervención el director de estudios y estadísticas de Inverco, José Luis Manrique: “Al ahorrador hay que educarle en que una cosa es conservar el capital y otra muy distinta es mantener el poder adquisitivo de ese capital”. Esa diferencia, subrayó, sigue siendo difusa para buena parte de los ciudadanos, incluso entre quienes acumulan más ahorro.. La profesora del IE destacó que los hábitos de ahorro están condicionados por el consumo: “En clase les pregunto a mis estudiantes: ¿consumen primero y ahorran después, o deciden cuánto ahorrar y luego consumen?”. En Estados Unidos, expuso Gabaldón, ni siquiera entienden la pregunta. Para ellos, el ahorro es obligatorio. En cambio, en muchos países del sur de Europa no funciona así: primero se consume y luego se ahorra.. España, añadió Megías, va rezagada respecto a otras economías. Solo el 28% de la población invierte en mercados, frente al 34% de media europea y el 60% de EE UU. Es por ello que “el mercado de capitales estadounidense es el más grande del mundo, y eso resulta muy beneficioso para su economía”.. En contraste, el conjunto de las cotizadas españolas representa menos del 1% del total mundial, apuntó Javier Viani, director de productos de ahorro e inversión del Banco Santander. El directivo sostuvo que sí se percibe un cambio de tendencia, aunque avanza lentamente. “Los españoles están empezando a invertir, pero lo hacen todavía en productos muy conservadores. Falta dar ese segundo paso: ir ganando exposición a la renta variable o a activos con más potencial de rentabilidad a largo plazo”. Ese cambio, agregó, debe comenzar entre los más jóvenes. “El reto es perder el miedo a invertir desde edades tempranas, incluso con pequeñas cantidades, de 100 o 500 euros”. Y “cuanto antes, mejor”, insistió. Viani destacó que los jóvenes nativos digitales se acercan a la inversión casi como si fuera un juego, pero sin hábitos sólidos de ahorro. Actualmente los jóvenes invierten de media unos 2.000 euros al año: “Es una cantidad pequeña, pero son inversores que están muy encima de sus posiciones”.. “Cambiar el chip”. Sobre los jóvenes, Gabaldón aseveró que tienden a buscar rentabilidad inmediata más que estabilidad a largo plazo. “Hace falta que ese ahorro sea sostenido en el tiempo. Estos jóvenes también se van a jubilar”, alertó. Y puso sobre la mesa lo que calificó como “el elefante en la habitación”: el futuro de las pensiones. “Ahorrar ya no es una opción. La pensión con la que vas a vivir es incierta y, probablemente, insuficiente”. La profesora reconoció, sin embargo, las dificultades de los jóvenes para ahorrar. “Los salarios no son tan altos. Aunque pensamos que ahorrar es apartar 50 o 100 euros al mes, estamos hablando de personas que, en muchos casos, no pueden permitírselo”, señaló. Por eso, lograr que el ahorro sea sistemático requiere “cambiar el chip”.. Todos los expertos coincidieron en que la educación financiera es el punto de partida indispensable para cambiar la mentalidad del ahorrador español. Sin una base sólida de conocimientos –entender qué implica el riesgo, la inflación o el interés compuesto–, es difícil dar el salto de mantener el dinero inmóvil a ponerlo a trabajar.. La educación, no obstante, no puede limitarse a quienes ya están en el circuito bancario. Viani y Gabaldón insistieron en la necesidad de integrar nociones básicas de economía y ahorro en el sistema educativo. “Cuando nosotros íbamos al colegio no estudiábamos economía; mis hijos sí, y eso ya cambia las cosas”, dijo el directivo del Santander. Esa formación, alegaron, debe tener un acompañamiento práctico. Las entidades, según Viani, son responsables de guiar a su cliente una vez que empieza a invertir, no solo en el momento de la venta, sino en el seguimiento y la adaptación de sus objetivos. “Invertir no es un acto puntual, sino un proceso que madura con el tiempo”, explicó.. Planificación. El segundo gran consenso fue la necesidad de planificar. Megías, de BlackRock, refirió que la inversión no puede abordarse como una búsqueda genérica de rentabilidad, sino como parte de una estrategia vital: “La pregunta no es dónde invertir, sino para qué”. La planificación permite asignar un fin concreto a cada ahorro: la jubilación, la educación de los hijos, un fondo de emergencia o la compra de una vivienda. Cada meta exige un horizonte temporal y un nivel de riesgo distinto. Esta visión estructurada, afirmó, ayuda a superar el miedo a invertir y fomenta la disciplina del ahorro periódico.. Viani resaltó el papel del asesor como guía: “Nada mejor que contar con alguien que te acompañe con consejos expertos y te ayude a ajustar esa inversión inicial a los cambios que se producen a lo largo de la vida, para poder cumplir los objetivos financieros definidos desde el principio”.. Los expertos convinieron en señalar la regulación y la transparencia como pilares esenciales para reforzar la confianza. “Para convencer al ahorrador medio, que suele ser cortoplacista y valora la liquidez, hay que ofrecerle garantías”, apuntó Gabaldón. No se trata, matizó, de prometer rentabilidades, también de asegurar que podrá disponer de su dinero y que los productos sean claros y comprensibles. “El cliente debe sentir que su entidad es un aliado, no alguien del que deba desconfiar”, observó. A su juicio, la regulación europea “ha reforzado la seguridad y mejorado la relación entre cliente y banco”.. “Los hábitos de ahorro están condicionados por el consumo; primero se gasta y luego se ahorra, algo que difiere del enfoque estadounidense”. Patricia Gabaldón. PROFESORA ASOCIADA DE IE BUSINESS SCHOOL. “El inversor se beneficia de la rentabilidad que obtiene, y al mismo tiempo este dinero impulsa empleo, crecimiento y prosperidad para la economía del país”. Luis Megías. RESPONSABLE DE BLACKROCK PARA IBERIA. “El reto es perder el miedo a invertir desde edades tempranas, incluso con pequeñas cantidades de 100 o 500 euros. Cuanto antes, mejor”. Jorge Viani. DIRECTOR DE PRODUCTOS DE AHORRO E INVERSIÓN DEL BANCO SANTANDER. “Al ahorrador hay que educarle en que conservar el capital no es lo mismo que mantener el poder adquisitivo, una diferencia que sigue siendo difusa incluso entre ahorradores con más dinero”. José Luis Manrique. DIRECTOR DE ESTUDIOS Y ESTADÍSTICAS DE INVERCO. La formación financiera, un reto pendiente. La falta de nociones financieras básicas sigue siendo uno de los obstáculos principales para fomentar una cultura del ahorro y la inversión. Los resultados de la Encuesta de Competencias Financieras muestran que solo el 19% de los españoles respondió correctamente a las tres preguntas del sondeo, referidas a conceptos tan elementales como la inflación, el interés compuesto y la diversificación. “Estos datos ponen los pelos de punta”, lamentó José Luis Manrique (Inverco). “En la cuestión sobre inflación, por ejemplo, el 40% no sabe qué es ni cómo funciona”, reflexionaba. Esta brecha de conocimiento tiene efectos directos sobre la capacidad de las personas para tomar decisiones sobre su dinero y planificar su futuro financiero. “Las entidades están haciendo un trabajo magnífico en los últimos años, pero el ciudadano medio sigue teniendo carencias importantes. Queda mucho camino por recorrer”, advirtió Manrique, que subrayó la necesidad de perseverar en la formación financiera desde edades tempranas.. Tres modelos para invertir: independencia, asesoramiento o gestión discrecional. La forma de relacionarse con el dinero y de invertir está cambiando. Los inversores españoles tienen hoy a su alcance distintos modelos de gestión, desde los más autónomos hasta los que delegan por completo sus decisiones en profesionales. “Hay diferentes formas de relación con los clientes”, concretó Javier Viani, director de productos de ahorro e inversión del Banco Santander. “Lo más fácil sería: coge tu móvil y cómprate tu acción. Para eso ofrecemos plataformas sencillas que te permiten operar con total independencia. Pero ahí eres tú quien elige”, detalló.. A partir de ese nivel de autonomía, el siguiente paso es el asesoramiento, un modelo más colaborativo entre cliente y entidad. “Para poder asesorarte tengo que conocerte bien: tu perfil inversor, tu horizonte temporal, cuánto estás dispuesto a perder y qué objetivos tienes”, apuntó Viani. “En base a eso, te propongo una estrategia de inversión que revisamos periódicamente. Tú decides si la aceptas o no. Es un modelo de acompañamiento y no de imposición”.. El tercer modelo, cada vez más extendido, es la gestión discrecional, por la que el cliente delega la gestión de su cartera en el profesional. “Se trata de ceder a la entidad la responsabilidad de decidir en qué activos invertir, dentro de los parámetros acordados”, explicó Luis Megías, responsable de BlackRock para Iberia. “Es un enfoque con mucho peso en Europa y que está creciendo con fuerza en España. Los inversores pasan del ‘qué producto compro’ al ‘qué servicio me ayuda a cumplir mis objetivos financieros”.. Sobre la gestión discrecional, Viani añadió que el cliente puede ver sus posiciones en cualquier momento, como en cualquier otro tipo de servicio, pero las decisiones las toma el banco, adaptándose al perfil del inversor y a sus objetivos financieros.. Ambos expertos coincidieron en que la clave está en conocer al cliente y adaptar la estrategia a su momento vital. “No podemos gestionar igual a un cliente de 30 años que a uno de 70, aunque ambos sean conservadores o agresivos”, estimó Viani. “El sistema financiero está cambiando y debemos acompañar a los clientes en ese proceso, ayudándoles a evolucionar hacia modelos que les aporten un verdadero valor añadido, tanto en independencia como en asesoramiento o gestión discrecional”, concluyó.
Feed MRSS-S Noticias