La mañana es fría en Salamanca y del cielo cae una especie de aguanieve. Damián Cataño, (Salamanca, 1990) llega puntual a nuestra cita. Incluso con varios minutos de antelación a la hora concretada, como cuando se llega al paseíllo y hay que ir contagiándose de ese ambiente de valentía, responsabilidad y confianza en uno mismo. Este matador de toros salamantino se doctoró en el año 2012 en Gijón y, desde entonces, se ha convertido en un imprescindible de los carteles toristas. Su nombre parece ir ligado a un elenco de ganaderías duras: Dolores Aguirre, Prieto de la Cal, Miura y Escolar, entre otras.. Me confiesa que el oficio de matador de toros es duro y que hubo un momento, después de la pandemia, en el que dijo “toreo esta última en Cenicientos y me retiro”. Toreó con presión cero, sin nada por lo que luchar, porque ya estaba todo perdido. Era su última tarde y el triunfo ya no importaba. Su madre y su mujer le dijeron que “de eso nada”, que él era un torero con oficio y que debía seguir adelante. Esa tarde, la de Cenicientos, “ha sido la mejor tarde de mi carrera”. Gracias al impulso de las dos mujeres de su vida consiguió sobreponerse mentalmente y afrontar el resto de los compromisos. Precisamente, esas dos mujeres, junto a su sobrina Alba, son las que peor lo pasan cuando se viste de luces y pisa el albero, aunque están acostumbradas porque ya lo han vivido con otro Castaño: Javier, hermano de Damián, “un espejo y una persona ejemplar, todo lo que sé lo he aprendido de él”, dice.. El año 2025 siempre será recordado por los aficionados por la gesta heroica que Castaño mostró en Santander, en la Feria de Santiago. Llegó mermado, herido. 24 horas después de salir del hospital debido a la cogida en el gemelo en Mont de Marsan (Francia). Se vistió en la enfermería, después de ser infiltrado, y se encerró con toros de Miura. Ahí es nada.. PREGUNTA: La temporada 2025 ha terminado con diecinueve corridas en su haber. Estuvo anunciado tres tardes en Las Ventas, pero…. RESPUESTA: Solo pude torear dos. Maté la de Adolfo Martín, donde el último toro me pegó una cornada, aunque toreé muy cómo el primero con la mano izquierda. También estuve anunciado la segunda tarde con una de Dolores Aguirre. Pero la tercera no pude acudir, porque el día antes me cogió en Salamanca.. P: Debe tener el cuerpo destrozado…. R: Ha sido un año complicado en cuanto a la salud. Me han pegado mucho los toros. He tenido dos cornadas y una fisura de cadera. La cornada en Mont de Marsan me ha limitado mucho y tras Santander, con la cornada muy reciente, se me volvió a abrir la herida. He llegado a torear en muchos sitios con la cornada abierta, por culpa mía, por no querer guardar reposo. Agradezco mucho el trabajo del equipo médico de Mont de Marsan y a la doctora Beatriz Montejo, que gracias a ella se ha conseguido cicatrizar la herida.. P: ¿Cómo valora este año que acaba?. R: Ha habido varias tardes importantes, aunque no se han redondeado por culpa de la espada. La de Santander ha quedado para el recuerdo, porque cuatro días antes me cogió en el gemelo y estaba muy cojo. El toro de Miura fue muy duro. Pero me siento muy orgulloso, a pesar de estar muy bajo físicamente. También destaco la primera de Adolfo o la encerrona en San Agustín de Guadalix, que dejó cosas muy importantes, aunque quedó empañada por los aceros. También quedan en mi recuerdo un toro en Illesas de Cebada Gago o la tarde en Bilbao, con una de Dolores, en unas condiciones climatológicas adversas. Siempre me quedo con lo positivo para mejorar y con lo negativo para aprender.. P: Eso es importante. Imagino que de temporada en temporada uno aspira a superarse y llegar a límites que, quizá, uno no conoce. ¿Aspira a mandar en el toreo?. R: Cada uno tiene que saber el camino que lleva. No aspiro a ser figura del toreo, pero sí a ser figura de las corridas duras. Esa es mi obsesión. Hay que ser realistas y nadie se conoce mejor que uno mismo. Yo no pinto nada en una corrida de Núñez del Cuvillo en una Feria del sur; pero sí que pinto en la de Miura o Dolores o Escolar. Quiero luchar para ser imprescindible en esas corridas.. P: No hemos estrenado el 2026, pero sabemos que ya se perfila en varios carteles toristas. ¿Qué le pide al nuevo año?. R: Quiero disfrutar en la plaza y hacer disfrutar a los aficionados. Esta temporada pasada no he conseguido disfrutar del todo, especialmente por las cornadas. Se presenta un año muy ilusionante. Voy a estar en Madrid en las corridas toristas -dos tardes-, también en San Agustín de Guadalix, en el Club 3 Puyazos. A estas alturas ya sé que voy a estar varias tardes en Francia, que es un escaparate muy bueno para mí. Estando en estas fechas y sabiendo que ya tengo contratos para la próxima temporada, el entrenamiento del invierno se lleva mucho mejor, con más ilusión si cabe.. P: Francia siempre ha sido un lugar importante en su carrera.. R: Es un lujo pisar esas grandes Ferias. Viniendo de la nada, de años que no he toreado nada o sin repercusión, poder estar en esos escenarios me permite valorar toda mi trayectoria.. P: Con su bagaje y recorrido, ¿cómo valora el momento actual de la Fiesta en España?. R: Cada vez más gente acude a los toros. Un ejemplo muy cercano es que en la primera edición de San Agustín de Guadalix iba muy poca gente y ahora se llena la plaza. Nos están haciendo mucho daño a nivel político, pero soy optimista y veo el futuro muy bien. Tengo dos cursos de aficionados prácticos, uno en Béjar y otro en Alba de Tormes, y cada vez se apuntan más niños y jóvenes que quieren aprender a torear. Eso es el futuro de la Fiesta.. Antes de felicitarnos la Navidad y despedirnos, Damián, que además de ser un torero valiente y de verdad, es una gran persona, me dice que su sueño imposible de cumplir sería una terna de los hermanos Castaño junto al maestro Dámaso González. Seguramente lo pidió muchas veces a los Reyes cuando era niño. Hoy, después de catorce años como matador, Damián sigue con la misma ilusión y ganas, donde ya no le preocupa cortar orejas, porque su objetivo es hacer un toreo profundo, con sentido y verdad.
El matador salmantino repasa una temporada 2025 marcada por las cornadas y la exigencia del toro, y afronta el nuevo año con ilusión y compromisos ya cerrados en España y Francia
La mañana es fría en Salamanca y del cielo cae una especie de aguanieve. Damián Cataño, (Salamanca, 1990) llega puntual a nuestra cita. Incluso con varios minutos de antelación a la hora concretada, como cuando se llega al paseíllo y hay que ir contagiándose de ese ambiente de valentía, responsabilidad y confianza en uno mismo. Este matador de toros salamantino se doctoró en el año 2012 en Gijón y, desde entonces, se ha convertido en un imprescindible de los carteles toristas. Su nombre parece ir ligado a un elenco de ganaderías duras: Dolores Aguirre, Prieto de la Cal, Miura y Escolar, entre otras.. Me confiesa que el oficio de matador de toros es duro y que hubo un momento, después de la pandemia, en el que dijo “toreo esta última en Cenicientos y me retiro”. Toreó con presión cero, sin nada por lo que luchar, porque ya estaba todo perdido. Era su última tarde y el triunfo ya no importaba. Su madre y su mujer le dijeron que “de eso nada”, que él era un torero con oficio y que debía seguir adelante. Esa tarde, la de Cenicientos, “ha sido la mejor tarde de mi carrera”. Gracias al impulso de las dos mujeres de su vida consiguió sobreponerse mentalmente y afrontar el resto de los compromisos. Precisamente, esas dos mujeres, junto a su sobrina Alba, son las que peor lo pasan cuando se viste de luces y pisa el albero, aunque están acostumbradas porque ya lo han vivido con otro Castaño: Javier, hermano de Damián, “un espejo y una persona ejemplar, todo lo que sé lo he aprendido de él”, dice.. El año 2025 siempre será recordado por los aficionados por la gesta heroica que Castaño mostró en Santander, en la Feria de Santiago. Llegó mermado, herido. 24 horas después de salir del hospital debido a la cogida en el gemelo en Mont de Marsan (Francia). Se vistió en la enfermería, después de ser infiltrado, y se encerró con toros de Miura. Ahí es nada.. PREGUNTA: La temporada 2025 ha terminado con diecinueve corridas en su haber. Estuvo anunciado tres tardes en Las Ventas, pero…. RESPUESTA: Solo pude torear dos. Maté la de Adolfo Martín, donde el último toro me pegó una cornada, aunque toreé muy cómo el primero con la mano izquierda. También estuve anunciado la segunda tarde con una de Dolores Aguirre. Pero la tercera no pude acudir, porque el día antes me cogió en Salamanca.. P: Debe tener el cuerpo destrozado…. R: Ha sido un año complicado en cuanto a la salud. Me han pegado mucho los toros. He tenido dos cornadas y una fisura de cadera. La cornada en Mont de Marsan me ha limitado mucho y tras Santander, con la cornada muy reciente, se me volvió a abrir la herida. He llegado a torear en muchos sitios con la cornada abierta, por culpa mía, por no querer guardar reposo. Agradezco mucho el trabajo del equipo médico de Mont de Marsan y a la doctora Beatriz Montejo, que gracias a ella se ha conseguido cicatrizar la herida.. P: ¿Cómo valora este año que acaba?. R: Ha habido varias tardes importantes, aunque no se han redondeado por culpa de la espada. La de Santander ha quedado para el recuerdo, porque cuatro días antes me cogió en el gemelo y estaba muy cojo. El toro de Miura fue muy duro. Pero me siento muy orgulloso, a pesar de estar muy bajo físicamente. También destaco la primera de Adolfo o la encerrona en San Agustín de Guadalix, que dejó cosas muy importantes, aunque quedó empañada por los aceros. También quedan en mi recuerdo un toro en Illesas de Cebada Gago o la tarde en Bilbao, con una de Dolores, en unas condiciones climatológicas adversas. Siempre me quedo con lo positivo para mejorar y con lo negativo para aprender.. P: Eso es importante. Imagino que de temporada en temporada uno aspira a superarse y llegar a límites que, quizá, uno no conoce. ¿Aspira a mandar en el toreo?. R: Cada uno tiene que saber el camino que lleva. No aspiro a ser figura del toreo, pero sí a ser figura de las corridas duras. Esa es mi obsesión. Hay que ser realistas y nadie se conoce mejor que uno mismo. Yo no pinto nada en una corrida de Núñez del Cuvillo en una Feria del sur; pero sí que pinto en la de Miura o Dolores o Escolar. Quiero luchar para ser imprescindible en esas corridas.. P: No hemos estrenado el 2026, pero sabemos que ya se perfila en varios carteles toristas. ¿Qué le pide al nuevo año?. R: Quiero disfrutar en la plaza y hacer disfrutar a los aficionados. Esta temporada pasada no he conseguido disfrutar del todo, especialmente por las cornadas. Se presenta un año muy ilusionante. Voy a estar en Madrid en las corridas toristas -dos tardes-, también en San Agustín de Guadalix, en el Club 3 Puyazos. A estas alturas ya sé que voy a estar varias tardes en Francia, que es un escaparate muy bueno para mí. Estando en estas fechas y sabiendo que ya tengo contratos para la próxima temporada, el entrenamiento del invierno se lleva mucho mejor, con más ilusión si cabe.. P: Francia siempre ha sido un lugar importante en su carrera.. R: Es un lujo pisar esas grandes Ferias. Viniendo de la nada, de años que no he toreado nada o sin repercusión, poder estar en esos escenarios me permite valorar toda mi trayectoria.. P: Con su bagaje y recorrido, ¿cómo valora el momento actual de la Fiesta en España?. R:Cada vez más gente acude a los toros. Un ejemplo muy cercano es que en la primera edición de San Agustín de Guadalix iba muy poca gente y ahora se llena la plaza. Nos están haciendo mucho daño a nivel político, pero soy optimista y veo el futuro muy bien. Tengo dos cursos de aficionados prácticos, uno en Béjar y otro en Alba de Tormes, y cada vez se apuntan más niños y jóvenes que quieren aprender a torear. Eso es el futuro de la Fiesta.. Antes de felicitarnos la Navidad y despedirnos, Damián, que además de ser un torero valiente y de verdad, es una gran persona, me dice que su sueño imposible de cumplir sería una terna de los hermanos Castaño junto al maestro Dámaso González. Seguramente lo pidió muchas veces a los Reyes cuando era niño. Hoy, después de catorce años como matador, Damián sigue con la misma ilusión y ganas, donde ya no le preocupa cortar orejas, porque su objetivo es hacer un toreo profundo, con sentido y verdad.
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