Cuando las temperaturas bajan, el impulso natural es cerrar puertas y ventanas para conservar el calor. La calefacción se enciende más horas, las estancias se sellan, y el aire, poco a poco, se vuelve más pesado. Lo que no siempre se percibe es que ese ambiente cálido pero sin renovación puede estar acumulando contaminantes invisibles: dióxido de carbono, vapor de agua, partículas en suspensión y compuestos procedentes de productos de limpieza o de los materiales del hogar.. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lleva años advirtiendo que el aire interior puede llegar a estar más contaminado que el del exterior, especialmente durante el invierno, cuando la ventilación se reduce drásticamente. Y, aunque abrir las ventanas parece un gesto sencillo, hacerlo en el momento, el tiempo y la forma adecuados es clave para mantener la calidad del aire sin que el hogar pierda su confort térmico.. ¿Por qué no basta con tener la casa cerrada?. El aire interior se renueva mucho más despacio que el del exterior. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición prolongada a un aire mal ventilado puede provocar fatiga, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. Además, el exceso de humedad, que se acumula fácilmente en invierno por la calefacción y el vapor generado al cocinar o ducharse, favorece la aparición de moho y ácaros, principales desencadenantes de alergias respiratorias.. A todo esto se suma un factor invisible: los compuestos orgánicos volátiles, liberados por pinturas, barnices o ambientadores, que pueden concentrarse más en espacios cerrados. De ahí que la OCU recomiende mantener un hábito diario de ventilación, incluso en los meses más fríos.. ¿Cuánto tiempo hay que ventilar durante el invierno?. No se trata de dejar las ventanas abiertas todo el día, sino de hacerlo de forma breve e intensa. Según la OCU, el método más eficaz es la ventilación cruzada: abrir dos ventanas o puertas opuestas para generar una corriente de aire natural. Este intercambio rápido renueva el aire de toda la vivienda en cuestión de minutos.. Los especialistas subrayan que el objetivo no es enfriar la casa, sino cambiar el aire. Una ventilación bien planificada logra eliminar el dióxido de carbono y la humedad acumulada sin que las paredes o los muebles lleguen a enfriarse, lo que evita un gasto extra de calefacción.. ¿Y cuánto tiempo es suficiente? La OCU ha determinado que basta con abrir las ventanas unos diez minutos al día para asegurar una renovación completa del aire sin comprometer la temperatura interior. Este tiempo, que puede parecer escaso, ha demostrado ser el punto de equilibrio entre salud y eficiencia energética.. El momento del día sí importa. No todas las horas son igual de adecuadas para ventilar. Los expertos recomiendan hacerlo en las franjas más templadas del día, como a media mañana o al mediodía, cuando el contraste entre el aire exterior y el interior es menor. Si el día es soleado, el proceso resulta aún más efectivo: el calor del sol contribuye a templar el ambiente y a reducir la humedad.. En hogares con calefacción central o por radiadores, conviene ventilar justo antes de encender el sistema o durante los intervalos en los que esté apagado, para evitar pérdidas de energía. También es útil cerrar las puertas de las habitaciones que no se ventilen, concentrando la corriente de aire en los espacios principales.. Pequeños hábitos que suman salud. Además de la ventilación diaria, la OCU y el Ministerio de Sanidad recomiendan mantener algunos hábitos complementarios para garantizar un ambiente saludable:. Abrir las ventanas después de cocinar o ducharse, ya que estas actividades generan vapor y aumentan la humedad.. Evitar secar la ropa en interiores sin ventilación, una práctica que incrementa la condensación.. Usar purificadores o filtros de aire solo como apoyo, nunca como sustitutos de la ventilación natural.. Limpiar y revisar los filtros de calefacción o aire acondicionado, que pueden acumular polvo y microorganismos.. Estas rutinas sencillas no solo mejoran la calidad del aire, sino que también reducen la sensación de ambiente cargado y previenen la aparición de malos olores.. Lejos de suponer un despilfarro de energía, ventilar adecuadamente puede ayudar a ahorrar calefacción. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) explica que el aire limpio y seco se calienta antes que el aire viciado o húmedo. Por tanto, mantener un hogar bien ventilado no solo es una cuestión de salud, sino también de eficiencia.
Basta con abrir las ventanas diez minutos al día, según la OCU, para renovar el aire del hogar en invierno sin perder el calor ni aumentar la factura energética
Cuando las temperaturas bajan, el impulso natural es cerrar puertas y ventanas para conservar el calor. La calefacción se enciende más horas, las estancias se sellan, y el aire, poco a poco, se vuelve más pesado. Lo que no siempre se percibe es que ese ambiente cálido pero sin renovación puede estar acumulando contaminantes invisibles: dióxido de carbono, vapor de agua, partículas en suspensión y compuestos procedentes de productos de limpieza o de los materiales del hogar.. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lleva años advirtiendo que el aire interior puede llegar a estar más contaminado que el del exterior, especialmente durante el invierno, cuando la ventilación se reduce drásticamente. Y, aunque abrir las ventanas parece un gesto sencillo, hacerlo en el momento, el tiempo y la forma adecuados es clave para mantener la calidad del aire sin que el hogar pierda su confort térmico.. ¿Por qué no basta con tener la casa cerrada?. El aire interior se renueva mucho más despacio que el del exterior. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición prolongada a un aire mal ventilado puede provocar fatiga, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. Además, el exceso de humedad, que se acumula fácilmente en invierno por la calefacción y el vapor generado al cocinar o ducharse, favorece la aparición de moho y ácaros, principales desencadenantes de alergias respiratorias.. A todo esto se suma un factor invisible: los compuestos orgánicos volátiles, liberados por pinturas, barnices o ambientadores, que pueden concentrarse más en espacios cerrados. De ahí que la OCU recomiende mantener un hábito diario de ventilación, incluso en los meses más fríos.. ¿Cuánto tiempo hay que ventilar durante el invierno?. No se trata de dejar las ventanas abiertas todo el día, sino de hacerlo de forma breve e intensa. Según la OCU, el método más eficaz es la ventilación cruzada: abrir dos ventanas o puertas opuestas para generar una corriente de aire natural. Este intercambio rápido renueva el aire de toda la vivienda en cuestión de minutos.. Los especialistas subrayan que el objetivo no es enfriar la casa, sino cambiar el aire. Una ventilación bien planificada logra eliminar el dióxido de carbono y la humedad acumulada sin que las paredes o los muebles lleguen a enfriarse, lo que evita un gasto extra de calefacción.. ¿Y cuánto tiempo es suficiente? La OCU ha determinado que basta con abrir las ventanas unos diez minutos al día para asegurar una renovación completa del aire sin comprometer la temperatura interior. Este tiempo, que puede parecer escaso, ha demostrado ser el punto de equilibrio entre salud y eficiencia energética.. El momento del día sí importa. No todas las horas son igual de adecuadas para ventilar. Los expertos recomiendan hacerlo en las franjas más templadas del día, como a media mañana o al mediodía, cuando el contraste entre el aire exterior y el interior es menor. Si el día es soleado, el proceso resulta aún más efectivo: el calor del sol contribuye a templar el ambiente y a reducir la humedad.. En hogares con calefacción central o por radiadores, conviene ventilar justo antes de encender el sistema o durante los intervalos en los que esté apagado, para evitar pérdidas de energía. También es útil cerrar las puertas de las habitaciones que no se ventilen, concentrando la corriente de aire en los espacios principales.. Pequeños hábitos que suman salud. Además de la ventilación diaria, la OCU y el Ministerio de Sanidad recomiendan mantener algunos hábitos complementarios para garantizar un ambiente saludable:. Abrir las ventanas después de cocinar o ducharse, ya que estas actividades generan vapor y aumentan la humedad.. Evitar secar la ropa en interiores sin ventilación, una práctica que incrementa la condensación.. Usar purificadores o filtros de aire solo como apoyo, nunca como sustitutos de la ventilación natural.. Limpiar y revisar los filtros de calefacción o aire acondicionado, que pueden acumular polvo y microorganismos.. Estas rutinas sencillas no solo mejoran la calidad del aire, sino que también reducen la sensación de ambiente cargado y previenen la aparición de malos olores.. Lejos de suponer un despilfarro de energía, ventilar adecuadamente puede ayudar a ahorrar calefacción. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) explica que el aire limpio y seco se calienta antes que el aire viciado o húmedo. Por tanto, mantener un hogar bien ventilado no solo es una cuestión de salud, sino también de eficiencia.
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