Bolivia afronta este domingo su primera segunda vuelta presidencial desde que la Constitución de 2009 incorporó el mecanismo. La cita llega tras una primera vuelta celebrada en agosto en la que Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, obtuvo alrededor del 32% de los votos y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga alcanzó el 26,9%; pero que dejó su mayor sorpresa en la fragmentación de la izquierda hasta niveles inéditos, acabando el dominio político del Movimiento Al Socialismo luego de casi dos décadas.. El nuevo presidente jurará el 8 de noviembre para un periodo de cinco años, con una Asamblea sin mayorías y un país atravesado por una crisis económica que se ha profundizado.. El cierre de campaña de los dos candidatos se produjo el miércoles, justo antes del inicio del periodo de silencio electoral que rige desde el jueves. La norma prohíbe la propaganda hasta la jornada de votación. El TSE instruyó retirar o cubrir la publicidad existente. En simultáneo, el material electoral comenzó a llegar a las áreas rurales con custodia militar y policial.. Rodrigo Paz reivindica un “capitalismo para todos” con énfasis en impuestos bajos, lucha contra la corrupción y fortalecimiento institucional, y ha pedido a sus seguidores “cuidar el voto” frente a “fuerzas” que no desean un cambio. Uno de sus puntos fuertes, su compañero de fórmula, el expolicía Edman Lara, de gran arrastre juvenil.. El otro candidato es Jorge “Tuto” Quiroga, en quien recayó la presidencia entre 2001 y 2002 por la renuncia de su antecesor. Su propuesta es de liberalización y disciplina fiscal, acompañado por Juan Pablo Velasco, un empresario del sector tecnológico.. La politóloga e historiadora Sayuri Losa dice a LA RAZÓN que ninguno de los abanderados tiene seguridad de triunfo. Subraya que Paz, pese a su programa liberal, se acercó con eficacia a los sectores más empobrecidos, mientras que Quiroga proyecta un perfil más conservador que deberá tender puentes con capas populares reticentes.. Advierte, además, de que el desempeño económico será el verdadero parteaguas del próximo ciclo. En sus palabras, si el nuevo gobierno falla en resolver los problemas económicos, existe una fuerte posibilidad de que Evo Morales intente capitalizar el descontento para regresar a la primera línea.. Cuando el domingo los bolivianos voten, lo harán en medio de un deterioro económico persistente. El Instituto Nacional de Estadística reportó un crecimiento negativo de 2,40% en el primer semestre del año, con caídas notorias en hidrocarburos y minería -puntos fuertes de las finanzas nacionales-, y retrocesos en comercio, servicios y transporte.. La economía boliviana suma ya una década desde que comenzó a disminuir su dinamismo por la reducción de los ingresos por gas, debilitando la capacidad del Estado de sostener el gasto público. Desde 2023 se sumó la tensión cambiaria con un mercado paralelo de divisas, alzas sostenidas de precios de alimentos y periodos de escasez de combustibles que se han hecho crónicos.. Esta semana, la estatal YPFB está operando al límite. El Gobierno ha admitido una autonomía de solo tres días en gasolina y un stock de diésel insuficiente incluso para una jornada completa, por dificultades de importación ligadas a la falta de dólares y a la postergación de créditos en el parlamento.. Bolivia importa más de la mitad de la gasolina que consume y prácticamente todo el diésel. Por eso se han visto largas filas en las estaciones de gasolina, afectando al transporte y a varios sectores productivos. Las universidades incluso retomaron la virtualidad de las clases.. Este entorno económico explica parte del terremoto político de agosto. En la primera vuelta, además de la ventaja de Paz y el pase a segunda de Quiroga, quedó retratada la debacle del MAS, que se hundió hasta el sexto lugar con el 3,14%, y la irrupción de un voto de cansancio que se expresó también en altos porcentajes de sufragios nulos -casi 20%- alentados por Evo Morales.. Las izquierdas apenas suman diez diputados en la nueva Asamblea Nacional. Sus dirigentes se saben esquinados, y desde allí proclaman que defenderán “las conquistas sociales” de Morales y Arce, al tiempo que reconocen la necesidad de reorganización en un campo popular dividido.. Sayuri Losa pone el foco en dos claves del domingo. La primera es simbólica porque el balotaje certifica el cierre de una hegemonía y la apertura de un ciclo aún sin hegemonía sustituta. La segunda es estratégica porque el resultado dependerá de la movilización de quienes no optaron por los finalistas en agosto, incluidos votantes de opciones derrotadas, nulos y abstencionistas.. También recuerda que el vicepresidente pesa en el equilibrio futuro. Lara entusiasma a jóvenes pero su impulsividad podría ser un riesgo. Velasco arrastra críticas por falta de experiencia y de comunicación. El arranque del nuevo gobierno, sostiene, será sin luna de miel y bajo monitoreo semanal de una ciudadanía escaldada.. Quien sea el ganador del domingo, deberá activar una agenda de acuerdos rápidos en el parlamento para brindar respuestas aceleradas a la escasez de dólares y combustibles, a la tensión cambiaria y a la pérdida de ingresos externos.. Además, deberá lidiar con la mayoría de magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional que autoprorrogaron sus períodos y han dicho querer empujar una reforma constitucional en coordinación con el nuevo gobierno.. Para este domingo están convocados 7,9 millones de bolivianos dentro y fuera del país a votar en unas elecciones que tendrán observación de 83 delegados de la Organización de Estados Americanos, 32 enviados de la Unión Europea y otras 15 misiones internacionales, además de dos organizaciones locales.. El domingo se espera que los resultados preliminares comiencen a ser divulgados a partir de las 8:00 pm, cuando se estima se haya computado un 98% de los sufragios. Y habrá un ganador, aunque el conteo completo y formal del TSE tarde algunos días más hasta incluir todos los números departamentales, que incluyen el voto manual.
Bolivia afronta este domingo su primera segunda vuelta presidencial desde que la Constitución de 2009 incorporó el mecanismo. La cita llega tras una primera vuelta celebrada en agosto en la que Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, obtuvo alrededor del 32% de los votos y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga alcanzó el 26,9%; pero que dejó su mayor sorpresa en la fragmentación de la izquierda hasta niveles inéditos, acabando el dominio político del Movimiento Al Socialismo luego de casi dos décadas.. El nuevo presidente jurará el 8 de noviembre para un periodo de cinco años, con una Asamblea sin mayorías y un país atravesado por una crisis económica que se ha profundizado.. El cierre de campaña de los dos candidatos se produjo el miércoles, justo antes del inicio del periodo de silencio electoral que rige desde el jueves. La norma prohíbe la propaganda hasta la jornada de votación. El TSE instruyó retirar o cubrir la publicidad existente. En simultáneo, el material electoral comenzó a llegar a las áreas rurales con custodia militar y policial.. Rodrigo Paz reivindica un “capitalismo para todos” con énfasis en impuestos bajos, lucha contra la corrupción y fortalecimiento institucional, y ha pedido a sus seguidores “cuidar el voto” frente a “fuerzas” que no desean un cambio. Uno de sus puntos fuertes, su compañero de fórmula, el expolicía Edman Lara, de gran arrastre juvenil.. El otro candidato es Jorge “Tuto” Quiroga, en quien recayó la presidencia entre 2001 y 2002 por la renuncia de su antecesor. Su propuesta es de liberalización y disciplina fiscal, acompañado por Juan Pablo Velasco, un empresario del sector tecnológico.. La politóloga e historiadora Sayuri Losa dice a LA RAZÓN que ninguno de los abanderados tiene seguridad de triunfo. Subraya que Paz, pese a su programa liberal, se acercó con eficacia a los sectores más empobrecidos, mientras que Quiroga proyecta un perfil más conservador que deberá tender puentes con capas populares reticentes.. Advierte, además, de que el desempeño económico será el verdadero parteaguas del próximo ciclo. En sus palabras, si el nuevo gobierno falla en resolver los problemas económicos, existe una fuerte posibilidad de que Evo Morales intente capitalizar el descontento para regresar a la primera línea.. Cuando el domingo los bolivianos voten, lo harán en medio de un deterioro económico persistente. El Instituto Nacional de Estadística reportó un crecimiento negativo de 2,40% en el primer semestre del año, con caídas notorias en hidrocarburos y minería -puntos fuertes de las finanzas nacionales-, y retrocesos en comercio, servicios y transporte.. La economía boliviana suma ya una década desde que comenzó a disminuir su dinamismo por la reducción de los ingresos por gas, debilitando la capacidad del Estado de sostener el gasto público. Desde 2023 se sumó la tensión cambiaria con un mercado paralelo de divisas, alzas sostenidas de precios de alimentos y periodos de escasez de combustibles que se han hecho crónicos.. Esta semana, la estatal YPFB está operando al límite. El Gobierno ha admitido una autonomía de solo tres días en gasolina y un stock de diésel insuficiente incluso para una jornada completa, por dificultades de importación ligadas a la falta de dólares y a la postergación de créditos en el parlamento.. Bolivia importa más de la mitad de la gasolina que consume y prácticamente todo el diésel. Por eso se han visto largas filas en las estaciones de gasolina, afectando al transporte y a varios sectores productivos. Las universidades incluso retomaron la virtualidad de las clases.. Este entorno económico explica parte del terremoto político de agosto. En la primera vuelta, además de la ventaja de Paz y el pase a segunda de Quiroga, quedó retratada la debacle del MAS, que se hundió hasta el sexto lugar con el 3,14%, y la irrupción de un voto de cansancio que se expresó también en altos porcentajes de sufragios nulos -casi 20%- alentados por Evo Morales.. Las izquierdas apenas suman diez diputados en la nueva Asamblea Nacional. Sus dirigentes se saben esquinados, y desde allí proclaman que defenderán “las conquistas sociales” de Morales y Arce, al tiempo que reconocen la necesidad de reorganización en un campo popular dividido.. Sayuri Losa pone el foco en dos claves del domingo. La primera es simbólica porque el balotaje certifica el cierre de una hegemonía y la apertura de un ciclo aún sin hegemonía sustituta. La segunda es estratégica porque el resultado dependerá de la movilización de quienes no optaron por los finalistas en agosto, incluidos votantes de opciones derrotadas, nulos y abstencionistas.. También recuerda que el vicepresidente pesa en el equilibrio futuro. Lara entusiasma a jóvenes pero su impulsividad podría ser un riesgo. Velasco arrastra críticas por falta de experiencia y de comunicación. El arranque del nuevo gobierno, sostiene, será sin luna de miel y bajo monitoreo semanal de una ciudadanía escaldada.. Quien sea el ganador del domingo, deberá activar una agenda de acuerdos rápidos en el parlamento para brindar respuestas aceleradas a la escasez de dólares y combustibles, a la tensión cambiaria y a la pérdida de ingresos externos.. Además, deberá lidiar con la mayoría de magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional que autoprorrogaron sus períodos y han dicho querer empujar una reforma constitucional en coordinación con el nuevo gobierno.. Para este domingo están convocados 7,9 millones de bolivianos dentro y fuera del país a votar en unas elecciones que tendrán observación de 83 delegados de la Organización de Estados Americanos, 32 enviados de la Unión Europea y otras 15 misiones internacionales, además de dos organizaciones locales.. El domingo se espera que los resultados preliminares comiencen a ser divulgados a partir de las 8:00 pm, cuando se estima se haya computado un 98% de los sufragios. Y habrá un ganador, aunque el conteo completo y formal del TSE tarde algunos días más hasta incluir todos los números departamentales, que incluyen el voto manual.
El nuevo presidente jurará el 8 de noviembre para un periodo de cinco años, con una Asamblea sin mayorías y un país atravesado por una crisis económica que se ha profundizado
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