Hay lugares que surgen de modo improvisado, en una especie de ir y venir de historias y relatos, y que, de esta forma, son capaces de aunar formas de vida diferentes. Se trata de espacios, en cierta medida, cargados de magia y simbolismo; de pasado, de presente y de futuro. Pedacitos de mundo que agrupan, sin saberlo, multitud de decenios y de siglos.. Podría ser el caso de Torre do Río, en Caldas de Reis, Pontevedra. A primera vista, un alojamiento, pero cuyas paredes e historia arroja un complejo muy especial; uno que tiene su origen fue una fábrica textil del siglo XVIII y que ha renacido como un hotel rural que combina historia, naturaleza y diseño.. Situado junto a un meandro del río Umia, Torre do Río se presenta como un refugio idílico de 10.000 metros cuadrados, donde la piedra, el agua y la vegetación se entrelazan para crear un entorno único.. Un oasis de tranquilidad. Desde el momento en que se cruza el umbral de Torre do Río, se percibe una atmósfera acogedora y cálida. Sus 14 habitaciones, decoradas con esmero, están pensadas para ofrecer el máximo confort. Cada estancia combina elementos rústicos con detalles modernos que se encuadran, al fondo, por el río Umia.. El interior del hotel, lejos ya de aquel primitivo uso industrial, se abre hoy como un espacio acogedor, paso previo a disfrutar de un jardín que se extiende a lo largo de 10.000 metros cuadrados. Las terrazas distribuidas por el complejo son ideales para disfrutar de un aperitivo, mientras que el mirador permite contemplar las vistas al río y al entorno natural que rodea el hotel.. Uno de los grandes atractivos del lugar es su piscina natural con cascada. Diseñada para integrarse en el paisaje, ofrece a los visitantes la experiencia única de nadar en un entorno que evoca las aguas del propio río Umia. Además, el puente de madera que cruza parte del río y conecta con los jardines añade un toque romántico y mágico al conjunto.. En el corazón del Camino Portugués. Torre do Río se ha convertido, también, en un refugio para los peregrinos del Camino Portugués, una de las rutas más transitadas hacia Santiago de Compostela.. Para facilitar su alojamiento, el hotel ofrece un servicio de taxi gratuito que conecta con el centro de Caldas de Reis, ofreciendo al peregrino la posibilidad de disfrutar de una noche de descanso en un entorno único antes de retomar su camino.. Qué visitar en Caldas de Reis. A fin de cuentas, la propia Caldas de Reis no deja de ser una etapa destacada en ese Camino Portugués hacia Santiago. Una villa que combina historia, naturaleza y bienestar.. No en vano, desde tiempos romanos, Caldas de Reis es reconocida por sus aguas termales. La Fuente de las Burgas, una construcción típica de «fuentes de cano», es un testimonio de esta tradición termal. Además, la localidad alberga balnearios históricos como el Acuña Thermal Spa y el Dávila Thermal Spa, donde los visitantes pueden disfrutar de tratamientos con aguas mineromedicinales que emergen a temperaturas entre 42 C y 48 C.. El Puente de Bermaña, de origen romano, es una de las estructuras más emblemáticas de la villa, permitiendo cruzar el río Bermaña y ofreciendo una conexión con el pasado. La Iglesia de Santa María de Caldas, con su ábside románico y elementos barrocos, es otro punto de interés que refleja la evolución arquitectónica a lo largo de los siglos.. El Parque-Jardín Botánico y la Carballeira de Caldas de Reis, declarados Bien de Interés Cultural, son espacios verdes que invitan al paseo y al descanso. Estos lugares no solo destacan por su riqueza natural, sino que también son escenarios de eventos culturales y festivos, como el festival de música Cultura Quente y Kaldarte.. Y para los amantes de la naturaleza y el senderismo, la Fervenza de Segade, una cascada situada en las proximidades ofrece un espectáculo natural impresionante. La ruta hacia la cascada permite disfrutar de paisajes fluviales y vestigios históricos, como las ruinas de una antigua fábrica de luz.
Ubicado en pleno corazón del Camino Portugués hacia Santiago, el establecimiento ofrece un jardín de 10.000 metros cuadrados enmarcado por el río Umia
Hay lugares que surgen de modo improvisado, en una especie de ir y venir de historias y relatos, y que, de esta forma, son capaces de aunar formas de vida diferentes. Se trata de espacios, en cierta medida, cargados de magia y simbolismo; de pasado, de presente y de futuro. Pedacitos de mundo que agrupan, sin saberlo, multitud de decenios y de siglos.. Podría ser el caso de Torre do Río, en Caldas de Reis, Pontevedra. A primera vista, un alojamiento, pero cuyas paredes e historia arroja un complejo muy especial; uno que tiene su origen fue una fábrica textil del siglo XVIII y que ha renacido como un hotel rural que combina historia, naturaleza y diseño.. Situado junto a un meandro del río Umia, Torre do Río se presenta como un refugio idílico de 10.000 metros cuadrados, donde la piedra, el agua y la vegetación se entrelazan para crear un entorno único.. Un oasis de tranquilidad. Desde el momento en que se cruza el umbral de Torre do Río, se percibe una atmósfera acogedora y cálida. Sus 14 habitaciones, decoradas con esmero, están pensadas para ofrecer el máximo confort. Cada estancia combina elementos rústicos con detalles modernos que se encuadran, al fondo, por el río Umia.. El interior del hotel, lejos ya de aquel primitivo uso industrial, se abre hoy como un espacio acogedor, paso previo a disfrutar de un jardín que se extiende a lo largo de 10.000 metros cuadrados. Las terrazas distribuidas por el complejo son ideales para disfrutar de un aperitivo, mientras que el mirador permite contemplar las vistas al río y al entorno natural que rodea el hotel.. Uno de los grandes atractivos del lugar es su piscina natural con cascada. Diseñada para integrarse en el paisaje, ofrece a los visitantes la experiencia única de nadar en un entorno que evoca las aguas del propio río Umia. Además, el puente de madera que cruza parte del río y conecta con los jardines añade un toque romántico y mágico al conjunto.. En el corazón del Camino Portugués. Torre do Río se ha convertido, también, en un refugio para los peregrinos del Camino Portugués, una de las rutas más transitadas hacia Santiago de Compostela.. Para facilitar su alojamiento, el hotel ofrece un servicio de taxi gratuito que conecta con el centro de Caldas de Reis, ofreciendo al peregrino la posibilidad de disfrutar de una noche de descanso en un entorno único antes de retomar su camino.. Qué visitar en Caldas de Reis. A fin de cuentas, la propia Caldas de Reis no deja de ser una etapa destacada en ese Camino Portugués hacia Santiago. Una villa que combina historia, naturaleza y bienestar.. No en vano, desde tiempos romanos, Caldas de Reis es reconocida por sus aguas termales. La Fuente de las Burgas, una construcción típica de «fuentes de cano», es un testimonio de esta tradición termal. Además, la localidad alberga balnearios históricos como el Acuña Thermal Spa y el Dávila Thermal Spa, donde los visitantes pueden disfrutar de tratamientos con aguas mineromedicinales que emergen a temperaturas entre 42 °C y 48 °C.. El Puente de Bermaña, de origen romano, es una de las estructuras más emblemáticas de la villa, permitiendo cruzar el río Bermaña y ofreciendo una conexión con el pasado. La Iglesia de Santa María de Caldas, con su ábside románico y elementos barrocos, es otro punto de interés que refleja la evolución arquitectónica a lo largo de los siglos.. El Parque-Jardín Botánico y la Carballeira de Caldas de Reis, declarados Bien de Interés Cultural, son espacios verdes que invitan al paseo y al descanso. Estos lugares no solo destacan por su riqueza natural, sino que también son escenarios de eventos culturales y festivos, como el festival de música Cultura Quente y Kaldarte.. Y para los amantes de la naturaleza y el senderismo, la Fervenza de Segade, una cascada situada en las proximidades ofrece un espectáculo natural impresionante. La ruta hacia la cascada permite disfrutar de paisajes fluviales y vestigios históricos, como las ruinas de una antigua fábrica de luz.
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