Criar a un niño no es algo sencillo. No lo es a nivel económico porque el coste de la crianza ha aumentado en España, hasta llegar a un promedio mensual de 758 euros por hijo o hija en 2024, lo que representa un incremento del 13% respecto a 2022. Sin embargo no queda ahí, puede ser muy difícil debido al estrés, la fatiga, la falta de sueño, la incertidumbre sobre tomar las decisiones correctas y la constante necesidad de adaptarse a sus necesidades cambiantes.. Para actuar de la mejor manera posible se necesita tiempo. El Congreso amplió hace unas semanas el permiso de paternidad y maternidad en España de 16 a 19 semanas retribuidas al 100 %. La medida se aplicará tanto a trabajadores asalariados como a autónomos y empleados públicos. Esto es una medida positiva, pero que muchos consideran insuficiente. Alejandro Mesa, un español que trabaja como profesor de niños de dos años en Irlanda, explotó: «Hay algo que me parece increíble que como sociedad hayamos aceptado tan fácilmente».. Demasiadas horas lejos de casa. Alejandro Mesa detalla el problema que se encuentra durante su día a día en su trabajo como profesor: «Estoy trabajando en Irlanda con niños de dos años y tengo niños que llegan a las siete y media de la mañana y hasta las seis de la tarde, que es la hora que básicamente cierra la escuela, no vienen a buscarlos». No culpa a quienes parece: «No estoy poniendo el punto sobre los padres, no digo que haya padres malos que dejan a los niños ahí, no quieren estar con ellos y se van por ahí de fiesta».. El motivo por el que los niños pasan tantas horas en la escuela. Tiene claro el motivo: «Es por el trabajo». Ahí muestra toda su indignación: «Cómo puede ser que hayamos aceptado vivir en un mundo en el que tú tienes hijos y al año o dos años ya estás ocho, nueve o diez horas al día sin verles porque tienes que trabajar para poder pagarte la casa». No es el único gasto: «La mitad del sueldo para poder pagar la educación del hijo para encima no estar con él». No entiende nada: «No me entra en la cabeza cómo hemos podido aceptar vivir así», lamenta.. «Tener hijos y no estar con ellos», incide. Detalla más su explicación y el motivo de su enfado: «No estar con tu hijo en el momento más importante de su vida, cuando más se desarrolla. Es de locos pensar que vas a estar con tu hijo cuando está durmiendo, los fines de semana o el día que tienes vacaciones. Durante la mayoría del día no lo ves». Vuelve a su experiencia: «Hay niños que yo tengo en clase que les tengo yo muchas más horas que sus padres, prácticamente se cría conmigo».. Explica que es el encargado de ver momentos claves que deberían pertenecer a los padres: «Hay niños de mi escuela que el primero en verles caminar, en escucharles decir algunas palabras, en enseñarle cosas de la vida soy yo». Vuelve a quitar peso a los padres: «No es su culpa es porque están conmigo porque no pueden». Concluye con su enfado: «No entiendo a qué punto hemos llegado para poder aceptar esto y que nos dé igual, no me entra en la cabeza».
El maestro de niños de dos años carga duramente contra el sistema actual: «No me entra en la cabeza»
Criar a un niño no es algo sencillo. No lo es a nivel económico porque el coste de la crianza ha aumentado en España, hasta llegar a un promedio mensual de 758 euros por hijo o hija en 2024, lo que representa un incremento del 13% respecto a 2022. Sin embargo no queda ahí, puede ser muy difícil debido al estrés, la fatiga, la falta de sueño, la incertidumbre sobre tomar las decisiones correctas y la constante necesidad de adaptarse a sus necesidades cambiantes.. Para actuar de la mejor manera posible se necesita tiempo. El Congreso amplió hace unas semanas el permiso de paternidad y maternidad en España de 16 a 19 semanas retribuidas al 100 %. La medida se aplicará tanto a trabajadores asalariados como a autónomos y empleados públicos. Esto es una medida positiva, pero que muchos consideran insuficiente. Alejandro Mesa, un español que trabaja como profesor de niños de dos años en Irlanda, explotó: «Hay algo que me parece increíble que como sociedad hayamos aceptado tan fácilmente».. Demasiadas horas lejos de casa. Alejandro Mesa detalla el problema que se encuentra durante su día a día en su trabajo como profesor: «Estoy trabajando en Irlanda con niños de dos años y tengo niños que llegan a las siete y media de la mañana y hasta las seis de la tarde, que es la hora que básicamente cierra la escuela, no vienen a buscarlos». No culpa a quienes parece: «No estoy poniendo el punto sobre los padres, no digo que haya padres malos que dejan a los niños ahí, no quieren estar con ellos y se van por ahí de fiesta».. El motivo por el que los niños pasan tantas horas en la escuela. Tiene claro el motivo: «Es por el trabajo». Ahí muestra toda su indignación: «Cómo puede ser que hayamos aceptado vivir en un mundo en el que tú tienes hijos y al año o dos años ya estás ocho, nueve o diez horas al día sin verles porque tienes que trabajar para poder pagarte la casa». No es el único gasto: «La mitad del sueldo para poder pagar la educación del hijo para encima no estar con él». No entiende nada: «No me entra en la cabeza cómo hemos podido aceptar vivir así», lamenta.. «Tener hijos y no estar con ellos», incide. Detalla más su explicación y el motivo de su enfado: «No estar con tu hijo en el momento más importante de su vida, cuando más se desarrolla. Es de locos pensar que vas a estar con tu hijo cuando está durmiendo, los fines de semana o el día que tienes vacaciones. Durante la mayoría del día no lo ves». Vuelve a su experiencia: «Hay niños que yo tengo en clase que les tengo yo muchas más horas que sus padres, prácticamente se cría conmigo».. Explica que es el encargado de ver momentos claves que deberían pertenecer a los padres: «Hay niños de mi escuela que el primero en verles caminar, en escucharles decir algunas palabras, en enseñarle cosas de la vida soy yo». Vuelve a quitar peso a los padres: «No es su culpa es porque están conmigo porque no pueden». Concluye con su enfado: «No entiendo a qué punto hemos llegado para poder aceptar esto y que nos dé igual, no me entra en la cabeza».
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