Las pescaderías catalanas enfrentan una crisis que amenaza su supervivencia. En los últimos seis años, más del 20% de estos establecimientos han cerrado sus puertas, una tendencia que, según el informe «El rol de las pescaderías catalanas en la distribución de pescado de proximidad», elaborado por el CSIC con la colaboración del Gremi de Peixaters de Catalunya, refleja un problema estructural. Entre 2016 y 2021, Cataluña perdió el 23,8% de sus pescaderías, una cifra que pone en evidencia las dificultades que enfrenta este comercio de proximidad, clave para la distribución de pescado fresco.. Las causas de esta crisis son múltiples. Entre ellas se encuentran el cambio en los hábitos alimentarios, el desconocimiento sobre las diferentes variedades de pescado, el exceso de burocracia y las constantes inspecciones laborales y fiscales. Además, la competencia de las grandes superficies, que ofrecen productos a precios más bajos, ha contribuido a la pérdida de cuota de mercado de las pescaderías tradicionales.. Álex Goñi, presidente del Gremi de Peixaters de Catalunya, ha señalado con preocupación: «Si se continúa incrementando el cierre de pescaderías y perdiendo la capilaridad de las tiendas de pescado en el territorio, la salud y la gastronomía de nuestra sociedad saldrán muy perjudicadas».. El informe también revela que, en 2021, quedaban aproximadamente 1.500 pescaderías en Cataluña, concentradas principalmente en el Barcelonès, donde se encuentra un tercio de estos establecimientos. La mayoría son micropymes con un máximo de cuatro empleados, lo que las hace especialmente vulnerables frente a las grandes cadenas de distribución.. A pesar de las dificultades, el sector no ha dejado de adaptarse. Según Goñi: «Tenemos pescado de máxima calidad, tenemos establecimientos de confianza, nuestro personal es profesional, nos hemos adaptado a la digitalización… Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para incrementar el consumo de pescado y marisco fresco, pero, en cambio, nada funciona».. El consumo de proximidad, a pesar de las campañas institucionales, no está en su mejor momento. Además, el alto coste del pescado fresco sigue siendo percibido como una barrera, aunque Goñi defiende que «es el producto que más ha mantenido o bajado sus precios en los últimos meses, con diversidad y buena calidad al alcance de las diferentes disponibilidades de los consumidores, y que es fundamental para la salud de la población».. La desaparición de pescaderías no solo implica un impacto económico, sino también un cambio negativo en la cultura alimentaria y la salud pública. Como apunta Goñi: «Si los consumidores no somos conscientes de la riqueza que tenemos cerca, y si las autoridades no bajan el IVA del pescado tras haberlo hecho con otros alimentos, el mensaje que están dando es claro en contra del consumo de pescado, y muchas más pescaderías corren el grave riesgo de desaparecer. Esto producirá un lamentable déficit en la salud de los consumidores y un cambio en negativo en la manera de entender nuestra sociedad y nuestro país».. Las pescaderías no son únicamente puntos de venta; son agentes de proximidad que conectan a los consumidores con productos de calidad, fomentando la sostenibilidad y manteniendo viva una tradición vinculada al Mediterráneo.. El informe insiste en la necesidad de adoptar medidas urgentes para frenar esta crisis. Desde campañas de sensibilización hasta políticas fiscales más favorables, es necesario un esfuerzo conjunto entre consumidores, autoridades y pescaderos. Reducir el IVA del pescado, facilitar el acceso a producto de proximidad y promover su consumo son algunas de las acciones clave para revertir esta tendencia. En palabras de Goñi: «Esta pérdida de capilaridad y proximidad de las pescaderías debe evitarse, porque pone en peligro la salud, la gastronomía y una forma de vida que define nuestra sociedad».. A pesar de los desafíos, las pescaderías catalanas siguen luchando por su supervivencia, confiando en que el esfuerzo conjunto permita mantener viva esta parte esencial de la cultura y economía local.
La competencia de los supermercados y el cambio de hábitos amenaza al sector
Las pescaderías catalanas enfrentan una crisis que amenaza su supervivencia. En los últimos seis años, más del 20% de estos establecimientos han cerrado sus puertas, una tendencia que, según el informe «El rol de las pescaderías catalanas en la distribución de pescado de proximidad», elaborado por el CSIC con la colaboración del Gremi de Peixaters de Catalunya, refleja un problema estructural. Entre 2016 y 2021, Cataluña perdió el 23,8% de sus pescaderías, una cifra que pone en evidencia las dificultades que enfrenta este comercio de proximidad, clave para la distribución de pescado fresco.. Las causas de esta crisis son múltiples. Entre ellas se encuentran el cambio en los hábitos alimentarios, el desconocimiento sobre las diferentes variedades de pescado, el exceso de burocracia y las constantes inspecciones laborales y fiscales. Además, la competencia de las grandes superficies, que ofrecen productos a precios más bajos, ha contribuido a la pérdida de cuota de mercado de las pescaderías tradicionales.. Álex Goñi, presidente del Gremi de Peixaters de Catalunya, ha señalado con preocupación: «Si se continúa incrementando el cierre de pescaderías y perdiendo la capilaridad de las tiendas de pescado en el territorio, la salud y la gastronomía de nuestra sociedad saldrán muy perjudicadas».. El informe también revela que, en 2021, quedaban aproximadamente 1.500 pescaderías en Cataluña, concentradas principalmente en el Barcelonès, donde se encuentra un tercio de estos establecimientos. La mayoría son micropymes con un máximo de cuatro empleados, lo que las hace especialmente vulnerables frente a las grandes cadenas de distribución.. A pesar de las dificultades, el sector no ha dejado de adaptarse. Según Goñi: «Tenemos pescado de máxima calidad, tenemos establecimientos de confianza, nuestro personal es profesional, nos hemos adaptado a la digitalización… Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para incrementar el consumo de pescado y marisco fresco, pero, en cambio, nada funciona».. El consumo de proximidad, a pesar de las campañas institucionales, no está en su mejor momento. Además, el alto coste del pescado fresco sigue siendo percibido como una barrera, aunque Goñi defiende que «es el producto que más ha mantenido o bajado sus precios en los últimos meses, con diversidad y buena calidad al alcance de las diferentes disponibilidades de los consumidores, y que es fundamental para la salud de la población».. La desaparición de pescaderías no solo implica un impacto económico, sino también un cambio negativo en la cultura alimentaria y la salud pública. Como apunta Goñi: «Si los consumidores no somos conscientes de la riqueza que tenemos cerca, y si las autoridades no bajan el IVA del pescado tras haberlo hecho con otros alimentos, el mensaje que están dando es claro en contra del consumo de pescado, y muchas más pescaderías corren el grave riesgo de desaparecer. Esto producirá un lamentable déficit en la salud de los consumidores y un cambio en negativo en la manera de entender nuestra sociedad y nuestro país».. Las pescaderías no son únicamente puntos de venta; son agentes de proximidad que conectan a los consumidores con productos de calidad, fomentando la sostenibilidad y manteniendo viva una tradición vinculada al Mediterráneo.. El informe insiste en la necesidad de adoptar medidas urgentes para frenar esta crisis. Desde campañas de sensibilización hasta políticas fiscales más favorables, es necesario un esfuerzo conjunto entre consumidores, autoridades y pescaderos. Reducir el IVA del pescado, facilitar el acceso a producto de proximidad y promover su consumo son algunas de las acciones clave para revertir esta tendencia. En palabras de Goñi: «Esta pérdida de capilaridad y proximidad de las pescaderías debe evitarse, porque pone en peligro la salud, la gastronomía y una forma de vida que define nuestra sociedad».. A pesar de los desafíos, las pescaderías catalanas siguen luchando por su supervivencia, confiando en que el esfuerzo conjunto permita mantener viva esta parte esencial de la cultura y economía local.
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