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Cuesta entender que algunos hayan pretendido trasladar recursos públicos a la cuenta de resultados de tres empresas que iban de farol
Llevamos todo el año escuchando repetidamente mensajes de las empresas propietarias de la central nuclear de Almaraz sobre su continuidad. Me quedaré con dos.. Primero. Nos gustaría solicitar la renovación de la autorización de explotación, pero jurídicamente no podemos; hay que modificar antes una orden ministerial que nos lo impide.. Segundo. La asfixia fiscal a la que se ha sometido a la central en los últimos años hace que sea un negocio ruinoso; si no se bajan los impuestos no podremos solicitar la renovación.. Más información. ‘¿Tiene truco la petición de ampliar la vida de Almaraz?’, por Carmen Monforte. El 30 de octubre se produjo el desenlace que nos permite contrastar la veracidad de los mensajes: la central ha solicitado sin condiciones la renovación, y sin que se haya materializado ninguna de sus exigencias. El problema se ha resuelto, o mejor disuelto, sin haber tenido que pagar el rescate exigido.. Es comprensible la alineación con los intereses de las empresas de los trabajadores de la central y de los municipios del entorno. Pero cuesta entender que algunos partidos, instituciones, opinadores… hayan asumido como ciertos los mensajes de las empresas, sin el menor análisis crítico. Y cuesta mucho más entender que algunos hayan pretendido trasladar recursos públicos directamente a la cuenta de resultados de tres empresas, que además iban de farol, como se ha demostrado.. A la vista del desenlace, ¿qué valoración nos merecería haber llegado a pagar el rescate? En cuanto a la supuesta asfixia fiscal sobrevenida, podemos hacer un repaso de las principales cargas que soporta Almaraz, desde cuándo y quién las impuso, sin olvidar el hecho de que Almaraz sigue sin tener su domicilio fiscal en Extremadura, como viene demandando histórica y unánimemente la sociedad extremeña.. El Impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica (que grava a todas las tecnologías) y el Impuesto sobre la producción de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos” fueron promovidos en 2012 por el gobierno de Mariano Rajoy.. Precisamente, el Impuesto sobre la producción de combustible nuclear gastado, que tiene un impacto económico aproximado de 5 €/MWh, fue el causante directo de la decisión de cierre empresarial de la central nuclear de Garoña, adoptada por Iberdrola y Endesa en diciembre de 2012.. El tributo autonómico que soporta Almaraz es el Impuesto sobre Instalaciones que incidan en el medio ambiente, conocido como ecotasa, que fue promovido en 1997 por la junta de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El valor vigente de la cuota tributaria fue impulsado en 2012 por el Ejecutivo de José Antonio Monago, que la incrementó un 35%, desde 3,7 €/MWh a 5 €/MWh.. Dos conclusiones: primera, desde 2012 no se han producido novedades en los impuestos que soporta Almaraz; segunda, las medidas fiscales aprobadas en 2012 tuvieron sobre Almaraz un impacto diferencial superior a 6 €/MWh respecto a otras tecnologías.. Conviene repasar también otras figuras estatales, diferentes de los impuestos, que aplican a Almaraz: la Prestación patrimonial de carácter público no tributario para financiar la gestión de los residuos radiactivos y el desmantelamiento de las instalaciones nucleares, conocida como tasa Enresa porque antes tuvo carácter de tasa y porque el servicio lo presta la empresa pública Enresa y la Tasa por la prestación de servicios de respuesta por la Guardia Civil, cuyo hecho imponible es la prestación de servicios de seguridad permanentes por el Instituto Armado en el interior de las centrales nucleares, promovida en 2015 por el gobierno de Mariano Rajoy.. Respecto al desmantelamiento y a la gestión de los residuos radiactivos, la propia figura de “prestación patrimonial de carácter público no tributario” aclara que no es un impuesto sino el coste de la prestación de un servicio público por parte de Enresa.. La tarifa unitaria de la prestación patrimonial se elevó en 2024 un 30% por el gobierno de Pedro Sánchez, desde 7,98 €/MWh hasta 10,36 €/MWh. En cualquier caso, considerando este incremento, el importe acumulado que Almaraz habrá dedicado a la gestión de sus residuos y a su desmantelamiento, hasta el final de su vida, será muy inferior al de centrales semejantes de Europa y EE. UU.. Las empresas sostienen que, en conjunto, Almaraz soporta actualmente, entre impuestos, tasas y prestaciones patrimoniales, unos 28 €/MWh. Pues bien, la única diferencia respecto a 2020 (cuando no consideraban que hubiera asfixia) son los 2,38 €/MWh que ha subido la prestación patrimonial de Enresa. Es decir, 2,38 frente a 28. Menos del 10%.. En mi opinión la explicación real de la posición actual de los propietarios de Almaraz no aparece en sus mensajes porque no les conviene. En 2019 Iberdrola (el mayoritario) quería cerrar a toda costa a los 40 años de operación comercial (en 2023-2024), porque pensaba que en pocos años la energía nuclear dejaría de ser rentable y Endesa aceptó cerrar a los 44 años. Ahora Iberdrola cree que se equivocó, por el incremento de las expectativas de precios futuros de la electricidad a medio plazo (“It’s the economy, stupid”). Y para justificar su giro de 180º, otro más de una larga lista, ha invertido ingentes recursos en campañas mediáticas para trasladar al imaginario colectivo la supuesta asfixia fiscal y las bondades de lo que antes denostaba, marcándose el farol, por si colaba, de exigir condiciones. Afortunadamente no se ha pagado el rescate. Ganamos todos, menos las tres empresas propietarias.. José Luis Navarro Ribera fue presidente de Enresa entre 2018 y 2024.
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