Era 18 de enero de 2024. Las ventanas verdes de la casa de los tres hermanos de Morata de Tajuña llevaban cerradas desde mediados de diciembre, pero el olor a descomposición alertó a sus vecinos. Hacía semanas que no veían a Amelia, Pepe y Ángeles. No respondían a los mensajes ni a las llamadas, y su coche permanecía tapado con una sábana en el patio interior de la vivienda, situada en el número tres de la calle Travesía del Calvario.
«Ya el 20 y 22 de diciembre de 2023 empezamos a recibir requerimientos de sus vecinos, Cipriano y Julia, que indicaban a las patrullas que los hermanos no se comunicaban con ellos», ha relatado este miércoles un policía municipal de Morata durante la segunda sesión del juicio por el triple homicidio. Finalmente, el 16 de enero, una patrulla acudió hasta el domicilio. Los agentes comprobaron que la casa permanecía cerrada y con el buzón lleno de correspondencia. «Había avisos de Correos del 27 de diciembre y del 10 de enero, uno de ellos de una compañía eléctrica», ha detallado una de las guardias civiles que participó en la inspección.
Cuando los agentes de la Guardia Civil obtuvieron la autorización judicial y entraron en el domicilio —el 18 de enero de enero de 2024—, hallaron los cuerpos de los tres hermanos apilados en la entrada, parcialmente quemados y con muebles de madera colocados encima, en un intento fallido de prenderles fuego. «Las llamas se extinguieron por sí solas, seguramente por falta de oxígeno», ha explicado el instructor del caso ante el jurado.
El autor confeso del crimen, Dilawar Hussain, reconoció que había cometido el triple homicidio el 17 de diciembre de 2023. La señal de su teléfono móvil se registró en la zona aquella mañana, entre las 10.00 y las 10.20 horas, cuando la alarma de la vivienda se desactivó por última vez. Fue entonces cuando Hussain escaló el muro de la casa, llamó a la puerta y atacó primero a Pepe, el mayor de los hermanos, que se disponía a salir. Después, según el relato policial, golpeó a Amelia y a Ángeles hasta causarles la muerte. Los tres fallecieron por traumatismos craneoencefálicos provocados por los impactos de una vara de hierro en la cabeza y la cara.
Calcinó los teléfonos de las víctimas
Dos días más tarde, el 19 de diciembre, Hussain volvió a la vivienda con la intención de quemar los cuerpos. Los roció con gasolina e intentó prenderles fuego, colocando encima muebles de madera para avivar las llamas. «No estaban muy calcinados, pero sí en estado de descomposición», ha explicado el jurado el instructor de las diligencias.
«Viendo cómo estaban dispuestos los cuerpos y que había proyecciones de sangre en la puerta, nuestra primera hipótesis ya fue que habían sido víctimas de una agresión», ha detallado el agente. Según su testimonio, Pepe vestía ropa de calle, mientras que sus hermanas llevaban ropa de estar por casa, lo que refuerza la idea de que el ataque se produjo por sorpresa, justo en el momento en que el mayor se disponía a salir del domicilio.
Además de esta escena, los agentes hallaron junto a los cadáveres de las víctimas su teléfonos móviles calcinados, una colilla con ADN del acusado en la basura y un contrato manuscrito que recogía un préstamo de dos cantidades de 3.000 euros en el que las hermanas se comprometían a devolver a Dilawar 20.000 en diez días.
«Estoy loco, vengo a entregarme»
Tras varias semanas de búsqueda, sobre las 22.00 horas del 21 de enero de 2024 Hussain se entregó voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey. «Me dio las buenas noches y me preguntó si sabía lo que había pasado en Morata. Le contesté que sí, y me dijo: ‘Los maté yo'», ha relatado uno de los agentes que se encontraba de guardia en el destacamento aquella noche.
El acusado explicó entonces que «estaba loco» y que lo había hecho porque las hermanas «habían matado a su madre», aunque no ofreció más detalles. «Se quedó tranquilo en la sala de espera escuchando música, colaboró y no opuso resistencia», ha añadido el agente.
Según precisó el abogado de Hussain este martes en el arranque del juicio, el acusado, de nacionalidad pakistaní, regentaba un locutorio en Arganda del Rey y enviaba dinero a su madre enferma en Pakistán, pero las hermanas —que estaban siendo víctimas de una estafa amorosa— le reclamaron dinero hasta arruinarle. Cuando su madre falleció, Dilawar habría relacionado su muerte con la deuda impagada, lo que, para la defensa, fue el detonante el crimen.
Lo que debe valorar el jurado popular
A lo largo de la vista, el jurado popular deberá valorar si aprecia las tres atenuantes que sostiene la defensa: alteración psíquica, arrebato u obcecación y confesión. Según la Fiscalía, aunque el acusado presentaba ciertos rasgos paranoides que pudieron disminuir de manera leve su capacidad intelectual y volitiva, Dilawar «no actuó en un estado de arrebato u obcecación, ya que la acción fue planificada» y, además, regresó al domicilio días después para intentar quemar los cuerpos.
El Ministerio Público también rechaza la atenuante de confesión, al considerar que la entrega del acusado «no resultó eficaz para el esclarecimiento de los hechos», puesto que se produjo más de un mes después del crimen, cuando ya era el principal sospechoso y existía un auto judicial que autorizaba la intervención de sus comunicaciones con fecha del 19 de enero de 2024.
Por estos hechos, la Fiscalía solicita para el acusado una pena de 36 de prisión por tres delitos de homicidio y uno de quebrantamiento de condena, además de 18 meses de multa con una cuota diaria de 15 euros (8.100 euros en total). Por su parte, la defensa reclama una rebaja de la condena a siete años y medio de cárcel y una multa con una cuota diaria de dos euros durante tres meses (180 euros en total) al aplicar las atenuantes de alteración psíquica, confesión y arrebato u obcecación.
La vista oral se prolongará durante dos semanas hasta finales de este mes y contará con el testimonio de una veintena de agentes que participaron en la investigación, así como cinco testigos. Este jueves testificarán nueve agentes de la Guardia Civil y el viernes lo harán otros cuatro. Ese mismo día, depondrán cinco testigos. Por su parte, está previsto que el interrogatorio a Hussain tenga lugar entre el día 29 y 31 de octubre.
Policías y guardias civiles han relatado este miércoles, en la segunda sesión del juicio, el estado en el que hallaron los cuerpos de los tres hermanos. 20MINUTOS.ES – Madrid
Era 18 de enero de 2024. Las ventanas verdes de la casa de los tres hermanos de Morata de Tajuña llevaban cerradas desde mediados de diciembre, pero el olor a descomposición alertó a sus vecinos. Hacía semanas que no veían a Amelia, Pepe y Ángeles. No respondían a los mensajes ni a las llamadas, y su coche permanecía tapado con una sábana en el patio interior de la vivienda, situada en el número tres de la calle Travesía del Calvario.
«Ya el 20 y 22 de diciembre de 2023 empezamos a recibir requerimientos de sus vecinos, Cipriano y Julia, que indicaban a las patrullas que los hermanos no se comunicaban con ellos», ha relatado este miércoles un policía municipal de Morata durante la segunda sesión del juicio por el triple homicidio. Finalmente, el 16 de enero, una patrulla acudió hasta el domicilio. Los agentes comprobaron que la casa permanecía cerrada y con el buzón lleno de correspondencia. «Había avisos de Correos del 27 de diciembre y del 10 de enero, uno de ellos de una compañía eléctrica», ha detallado una de las guardias civiles que participó en la inspección.
Cuando los agentes de la Guardia Civil obtuvieron la autorización judicial y entraron en el domicilio —el 18 de enero de enero de 2024—, hallaron los cuerpos de los tres hermanos apilados en la entrada, parcialmente quemados y con muebles de madera colocados encima, en un intento fallido de prenderles fuego. «Las llamas se extinguieron por sí solas, seguramente por falta de oxígeno», ha explicado el instructor del caso ante el jurado.
El autor confeso del crimen, Dilawar Hussain, reconoció que había cometido el triple homicidio el 17 de diciembre de 2023. La señal de su teléfono móvil se registró en la zona aquella mañana, entre las 10.00 y las 10.20 horas, cuando la alarma de la vivienda se desactivó por última vez. Fue entonces cuando Hussain escaló el muro de la casa, llamó a la puerta y atacó primero a Pepe, el mayor de los hermanos, que se disponía a salir. Después, según el relato policial, golpeó a Amelia y a Ángeles hasta causarles la muerte. Los tres fallecieron por traumatismos craneoencefálicos provocados por los impactos de una vara de hierro en la cabeza y la cara.
Calcinó los teléfonos de las víctimas
Dos días más tarde, el 19 de diciembre, Hussain volvió a la vivienda con la intención de quemar los cuerpos. Los roció con gasolina e intentó prenderles fuego, colocando encima muebles de madera para avivar las llamas. «No estaban muy calcinados, pero sí en estado de descomposición», ha explicado el jurado el instructor de las diligencias.
«Viendo cómo estaban dispuestos los cuerpos y que había proyecciones de sangre en la puerta, nuestra primera hipótesis ya fue que habían sido víctimas de una agresión», ha detallado el agente. Según su testimonio, Pepe vestía ropa de calle, mientras que sus hermanas llevaban ropa de estar por casa, lo que refuerza la idea de que el ataque se produjo por sorpresa, justo en el momento en que el mayor se disponía a salir del domicilio.
Además de esta escena, los agentes hallaron junto a los cadáveres de las víctimas su teléfonos móviles calcinados, una colilla con ADN del acusado en la basura y un contrato manuscrito que recogía un préstamo de dos cantidades de 3.000 euros en el que las hermanas se comprometían a devolver a Dilawar 20.000 en diez días.
«Estoy loco, vengo a entregarme»
Tras varias semanas de búsqueda, sobre las 22.00 horas del 21 de enero de 2024 Hussain se entregó voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey. «Me dio las buenas noches y me preguntó si sabía lo que había pasado en Morata. Le contesté que sí, y me dijo: ‘Los maté yo'», ha relatado uno de los agentes que se encontraba de guardia en el destacamento aquella noche.
El acusado explicó entonces que «estaba loco» y que lo había hecho porque las hermanas «habían matado a su madre», aunque no ofreció más detalles. «Se quedó tranquilo en la sala de espera escuchando música, colaboró y no opuso resistencia», ha añadido el agente.
Según precisó el abogado de Hussain este martes en el arranque del juicio, el acusado, de nacionalidad pakistaní, regentaba un locutorio en Arganda del Rey y enviaba dinero a su madre enferma en Pakistán, pero las hermanas —que estaban siendo víctimas de una estafa amorosa— le reclamaron dinero hasta arruinarle. Cuando su madre falleció, Dilawar habría relacionado su muerte con la deuda impagada, lo que, para la defensa, fue el detonante el crimen.
Lo que debe valorar el jurado popular
A lo largo de la vista, el jurado popular deberá valorar si aprecia las tres atenuantes que sostiene la defensa: alteración psíquica, arrebato u obcecación y confesión. Según la Fiscalía, aunque el acusado presentaba ciertos rasgos paranoides que pudieron disminuir de manera leve su capacidad intelectual y volitiva, Dilawar «no actuó en un estado de arrebato u obcecación, ya que la acción fue planificada» y, además, regresó al domicilio días después para intentar quemar los cuerpos.
El Ministerio Público también rechaza la atenuante de confesión, al considerar que la entrega del acusado «no resultó eficaz para el esclarecimiento de los hechos», puesto que se produjo más de un mes después del crimen, cuando ya era el principal sospechoso y existía un auto judicial que autorizaba la intervención de sus comunicaciones con fecha del 19 de enero de 2024.
Por estos hechos, la Fiscalía solicita para el acusado una pena de 36 de prisión por tres delitos de homicidio y uno de quebrantamiento de condena, además de 18 meses de multa con una cuota diaria de 15 euros (8.100 euros en total). Por su parte, la defensa reclama una rebaja de la condena a siete años y medio de cárcel y una multa con una cuota diaria de dos euros durante tres meses (180 euros en total) al aplicar las atenuantes de alteración psíquica, confesión y arrebato u obcecación.
La vista oral se prolongará durante dos semanas hasta finales de este mes y contará con el testimonio de una veintena de agentes que participaron en la investigación, así como cinco testigos. Este jueves testificarán nueve agentes de la Guardia Civil y el viernes lo harán otros cuatro. Ese mismo día, depondrán cinco testigos. Por su parte, está previsto que el interrogatorio a Hussain tenga lugar entre el día 29 y 31 de octubre.
