La Comisión Pontificia para la Protección de Menores del Vaticano ha recomendado desarrollar un procedimiento «simplificado» para despedir a obispos implicados en casos de abusos o negligencia, y «comunicar públicamente las razones» para la dimisión o destitución en estos casos.. Así lo recoge en su segundo informe anual sobre los procedimientos de tutela de menores en la Iglesia, presentado este jueves, en el que también aconseja pedir «disculpas de manera pública y privada» a las víctimas e ir más allá de las indemnizaciones para ofrecer una «reparación integral» a las víctimas.. El vademécum, elaborado a partir de la escucha activa de quienes han sufrido abusos, contempla unas directrices destinadas a ayudar a las comunidades eclesiales en la aplicación de «medidas reparadoras», siguiendo paso a paso el proceso de denuncia.. Las directrices incluyen la «escucha informada» inicial, acceso a la información sobre el propio caso y apoyo económico, psicológico y espiritual. Todo ello acompañado por declaraciones oficiales transparentes que «reconozcan el daño causado» y asuman públicamente la responsabilidad.. En cuanto a las medidas reparadoras para las víctimas de abusos, el vademécum prevé, en primer lugar, la creación de «espacios seguros» donde las víctimas puedan compartir sus experiencias, también directamente con las autoridades eclesiásticas.. También aborda el tema del apoyo «con un enfoque a largo plazo» y propone ofrecer una ayuda económica adecuada para sufragar los gastos ocasionados por los abusos, incluida la atención médica y psicológica. Igualmente, sugiere la imposición de sanciones significativas contra quienes hayan cometido o facilitado abusos.. Asimismo, plantea la creación de un mecanismo de denuncia sistémico y obligatorio, que sea utilizado por los distintos organismos de protección a nivel local. La comunidad eclesial, señala el Informe, tiene la capacidad de «promover una mayor transparencia responsabilidad».. Además, recomienda realizar una evaluación efectiva de los progresos realizados por las iglesias locales y las órdenes religiosas en la aplicación concreta de las políticas de protección y, para ello, propone la creación de una «red académica internacional» en la que participen centros universitarios católicos especializados en derechos humanos, prevención de abusos y protección.. A nivel mundial, el documento señala que, aunque algunas Iglesias de América, Europa y Oceanía muestran un «importante compromiso» con las reparaciones, existe una «excesiva dependencia» de la compensación económica, que corre el riesgo de limitar una comprensión «integral» del proceso de «sanación». Además, avisa de que muchas zonas de América Central y Latina, África y Asia carecen de recursos adecuados para el acompañamiento de víctimas.. Entre los ejemplos de buenas prácticas, destaca: la práctica tradicional de curación comunitaria Hu Louifi en Tonga; el informe anual sobre los servicios de acompañamiento a las víctimas en los Estados Unidos; los procesos de revisión de directrices en curso en Kenia, Malawi y Ghana; y el proyecto de búsqueda de la verdad The Courage to Look, en la diócesis de Bolzano-Bressanone.
Contempla unas directrices destinadas a ayudar a las comunidades eclesiales en la aplicación de «medidas reparadoras»
La Comisión Pontificia para la Protección de Menores del Vaticano ha recomendado desarrollar un procedimiento «simplificado» para despedir a obispos implicados en casos de abusos o negligencia, y «comunicar públicamente las razones» para la dimisión o destitución en estos casos.. Así lo recoge en su segundo informe anual sobre los procedimientos de tutela de menores en la Iglesia, presentado este jueves, en el que también aconseja pedir «disculpas de manera pública y privada» a las víctimas e ir más allá de las indemnizaciones para ofrecer una «reparación integral» a las víctimas.. El vademécum, elaborado a partir de la escucha activa de quienes han sufrido abusos, contempla unas directrices destinadas a ayudar a las comunidades eclesiales en la aplicación de «medidas reparadoras», siguiendo paso a paso el proceso de denuncia.. Las directrices incluyen la «escucha informada» inicial, acceso a la información sobre el propio caso y apoyo económico, psicológico y espiritual. Todo ello acompañado por declaraciones oficiales transparentes que «reconozcan el daño causado» y asuman públicamente la responsabilidad.. En cuanto a las medidas reparadoras para las víctimas de abusos, el vademécum prevé, en primer lugar, la creación de «espacios seguros» donde las víctimas puedan compartir sus experiencias, también directamente con las autoridades eclesiásticas.. También aborda el tema del apoyo «con un enfoque a largo plazo» y propone ofrecer una ayuda económica adecuada para sufragar los gastos ocasionados por los abusos, incluida la atención médica y psicológica. Igualmente, sugiere la imposición de sanciones significativas contra quienes hayan cometido o facilitado abusos.. Asimismo, plantea la creación de un mecanismo de denuncia sistémico y obligatorio, que sea utilizado por los distintos organismos de protección a nivel local. La comunidad eclesial, señala el Informe, tiene la capacidad de «promover una mayor transparencia responsabilidad».. Además, recomienda realizar una evaluación efectiva de los progresos realizados por las iglesias locales y las órdenes religiosas en la aplicación concreta de las políticas de protección y, para ello, propone la creación de una «red académica internacional» en la que participen centros universitarios católicos especializados en derechos humanos, prevención de abusos y protección.. A nivel mundial, el documento señala que, aunque algunas Iglesias de América, Europa y Oceanía muestran un «importante compromiso» con las reparaciones, existe una «excesiva dependencia» de la compensación económica, que corre el riesgo de limitar una comprensión «integral» del proceso de «sanación». Además, avisa de que muchas zonas de América Central y Latina, África y Asia carecen de recursos adecuados para el acompañamiento de víctimas.. Entre los ejemplos de buenas prácticas, destaca: la práctica tradicional de curación comunitaria Hu Louifi en Tonga; el informe anual sobre los servicios de acompañamiento a las víctimas en los Estados Unidos; los procesos de revisión de directrices en curso en Kenia, Malawi y Ghana; y el proyecto de búsqueda de la verdad The Courage to Look, en la diócesis de Bolzano-Bressanone.
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