El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha reflejado en una encuesta reciente que el 65,5% los años de la dictadura franquistafueron para los ciudadanos españoles «malos o muy malos». Y para un 21,3% de la población aquellos años fueron «buenos o muy buenos». El punto medio de lo «regular» es del 6,1%.. Al hilo de estos datos, en una entrevista en el programa Culturas 2, en La 2, David Trueba que acaba de publicar Mi 69, (basado en su año de nacimiento, 1969, editorial Anagrama) ha querido «contar lo importante que ha sido para ti el entorno en el que has crecido». Su nuevo título recorre anécdotas de ese año, históricas, familiares y personales, estas contadas a través de testimonios de terceros.. «En primera instancia hablas de tu entorno familiar, el de tu casa, tus padres, tus hermanos, qué estaban viviendo, en qué momento estaban. No es lo mismo, como es mi caso, nacer el pequeño de ocho hermanos, que a lo mejor ser hijo único.No es lo mismo hacerlo en un barrio obrero bastante miserable de Madrid», subrayó el novelista y cineasta, que realiza en el libro un bello ejercicio de memoria, de cómo era la España que le abría los brazos a ese recién nacido.. «Esa libertad por ejemplo con la que yo crecía gracias a que mis hermanos mayores habían abierto muchísimas puertas, derribados muchos muros en casa. Y luego también la sociedad española de aquel entonces. Yo le tengo mucho agradecimiento, de verdad, a haber vivido un tiempo en el que el franquismo agonizaba y nacía una cosa que no sabíamos lo que era, que se llamaba libertad y que entonces incluso era más libre que hoy, porque nadie quería ser censor», recordó.. Sobre su padre, pieza capital en el libro, resumió: «Mi padre era un agricultor de un pueblo de 40 habitantes de Valladolid y lo habían reclutado, o habían llevado a la guerra y lo habían hecho de Falange. Se había puesto a pegar tiros allí en el monte pensando que estaba defendiendo, y lo creyó siempre, la Iglesia católica, la propiedad privada y que estaba defendiendo a España de la llegada del comunismo, cosa que me parece bastante razonable para una persona como era él».. ‘Mi 69’, editado por Cuadernos de Anagrama.CEDIDA. «Yo sabía que había vuelto al pueblo tiempo después y se había enterado un poco de la represión en la zona y que había roto incluso el carné de Falange siendo una persona que siempre fue de derechas y franquista», dijo también.. «Y él (su padre) siempre me decía: ‘Tú estudias en los libros lo que yo he vivido en la realidad’. Y un día, siendo ya un poco más mayor, entró en mi habitación y me dijo: ‘Toma hijo, tú que eres el único que te interesa’. Me regaló ese viejo carné de Falange con una nota que él había metido dentro: ‘A mi hijo David en recuerdo de mis años de ignorancia».
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha reflejado en una encuesta reciente que el 65,5% los años de la dictadura franquista fueron para los ciudadanos españoles «malos o muy malos». Y para un 21,3% de la población aquellos años fueron «buenos o muy buenos». El punto medio de lo «regular» es del 6,1%.. Al hilo de estos datos, en una entrevista en el programa Culturas 2, en La 2, David Trueba que acaba de publicar Mi 69, (basado en su año de nacimiento, 1969, editorial Anagrama) ha querido «contar lo importante que ha sido para ti el entorno en el que has crecido». Su nuevo título recorre anécdotas de ese año, históricas, familiares y personales, estas contadas a través de testimonios de terceros.. «En primera instancia hablas de tu entorno familiar, el de tu casa, tus padres, tus hermanos, qué estaban viviendo, en qué momento estaban. No es lo mismo, como es mi caso, nacer el pequeño de ocho hermanos, que a lo mejor ser hijo único. No es lo mismo hacerlo en un barrio obrero bastante miserable de Madrid», subrayó el novelista y cineasta, que realiza en el libro un bello ejercicio de memoria, de cómo era la España que le abría los brazos a ese recién nacido.. «Esa libertad por ejemplo con la que yo crecía gracias a que mis hermanos mayores habían abierto muchísimas puertas, derribados muchos muros en casa. Y luego también la sociedad española de aquel entonces. Yo le tengo mucho agradecimiento, de verdad, a haber vivido un tiempo en el que el franquismo agonizaba y nacía una cosa que no sabíamos lo que era, que se llamaba libertad y que entonces incluso era más libre que hoy, porque nadie quería ser censor», recordó.. Sobre su padre, pieza capital en el libro, resumió: «Mi padre era un agricultor de un pueblo de 40 habitantes de Valladolid y lo habían reclutado, o habían llevado a la guerra y lo habían hecho de Falange. Se había puesto a pegar tiros allí en el monte pensando que estaba defendiendo, y lo creyó siempre, la Iglesia católica, la propiedad privada y que estaba defendiendo a España de la llegada del comunismo, cosa que me parece bastante razonable para una persona como era él».. «Yo sabía que había vuelto al pueblo tiempo después y se había enterado un poco de la represión en la zona y que había roto incluso el carné de Falange siendo una persona que siempre fue de derechas y franquista», dijo también.. «Y él (su padre) siempre me decía: ‘Tú estudias en los libros lo que yo he vivido en la realidad’. Y un día, siendo ya un poco más mayor, entró en mi habitación y me dijo: ‘Toma hijo, tú que eres el único que te interesa’. Me regaló ese viejo carné de Falange con una nota que él había metido dentro: ‘A mi hijo David en recuerdo de mis años de ignorancia».