En Francia sigue siendo hoy un autor tan querido como admirado. Sin embargo, en su propio país, Josep Cabrero Arnal no ha tenido tanta suerte, pese a haber dejado una obra extraordinaria que merece ser reivindicada. Eso precisamente lo que hace una exposición que acaba de inaugurarse en la Biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra de Barcelona y que permanecerá abierta hasta el próximo 17 de enero. Conocido por ser el creador del popular perro Pif, un personaje tan venerado en el país vecino como lo pueden ser Astérix o Lucky Luke, Cabrero Arnal vivió una vida dedicada a su oficio de dibujante, pero también marcada por su trágica experiencia en el campo de concentración de Mauthausen. La muestra recoge originales del artista y permite llevar a cabo un recorrido humano y creativo de nuestro protagonista.. Miremos atrás. Originario de un pequeño pueblo de Huesca llamado Castilsabás donde nació en 1909, la infancia de Cabrero Arnal transcurrió en Barcelona donde se formó como ebanista, aunque lo suyo desde niño fue el dibujo. Sus primeros trabajos aparecieron en algunas de las más destacadas publicaciones anteriores a la Guerra Civil, como “L’Esquella de la Torratxa”, “Papitu”, “TBO” o “Pocholo”, donde creó series como “Viajes extraordinarios del perro Top”. Con el inicio de la contienda bélica en España, se puso del lado de la República lo que acabó llevándolo al exilio en 1939. Desgraciadamente no encontró la paz en Francia sino que se topó con otro conflicto, la Segunda Guerra Mundial, con los nazis apoderándose del país. Detenido por los alemanes fue llevado al temible campo de concentración de Mauthausen en 1941 junto con otros 1.500 republicanos.. Fue destinado al almacén de la ropa, descubriendo que el dibujo podía librarlo de la muerte, como le recordaría a Montserrat Roig para su libro “Els catalans als camps nazis”: “Allí se amontonaban en grandes sacos de papel la ropa, los objetos, las maletas, los hatillos, las fotos, los cigarrillos, etc. de los que iban llegando. No estaba muy tranquilo, porque entre mis cosas, había unos dibujos pornográficos que me habían encargado los policías alemanes de Belfort y que yo no había tenido tiempo de arrojarlos. Fui recibido por el jefe de los SS del barracón, quien, con los malditos dibujos en la mano y la mirada severa, me pidió si era el autor. Me temía el peor de los desenlaces, pero no podía negar la evidencia, de manera que contesté afirmativamente. Entonces, con una gran risotada, me anunció que dibujaría para él”.. Cuando fue liberado, en 1945, apenas pesaba 39 kilos. A Roig le contó que “cuando volví de Mauthausen pasé mucho frío. Muchas noches dormía en un banco. No tenía otro vestido que el de deportado y así me paseaba por París. La gente, en el metro, por la calle me daba dinero por la pinta que tenía. Vivía en plena miseria. De tanto en tanto, dormía en un hotel donde veía cómo saltaban los chinches desde el techo». Poco a poco empezó a ver luz al final del túnel gracias a su relación con una camarera que se convirtió en su esposa y a empezar a colaborar en el diario “L’Humanité”. Fue allí donde en 1948 apareció por primera vez su creación más conocida: Pif. El éxito fue tan grande que el personaje llegó a tener, a partir de 1969, una revista con su nombre. Pif ha sido luego continuado por otros dibujantes.. Cabrero Arnal falleció en Antibes en 1982. Es uno de los indiscutibles maestros del llamado noveno arte.
Una exposición reivindica en Barcelona la vida y la obra de Cabrero Arnal
En Francia sigue siendo hoy un autor tan querido como admirado. Sin embargo, en su propio país, Josep Cabrero Arnal no ha tenido tanta suerte, pese a haber dejado una obra extraordinaria que merece ser reivindicada. Eso precisamente lo que hace una exposición que acaba de inaugurarse en la Biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra de Barcelona y que permanecerá abierta hasta el próximo 17 de enero. Conocido por ser el creador del popular perro Pif, un personaje tan venerado en el país vecino como lo pueden ser Astérix o Lucky Luke, Cabrero Arnal vivió una vida dedicada a su oficio de dibujante, pero también marcada por su trágica experiencia en el campo de concentración de Mauthausen. La muestra recoge originales del artista y permite llevar a cabo un recorrido humano y creativo de nuestro protagonista.. Miremos atrás. Originario de un pequeño pueblo de Huesca llamado Castilsabás donde nació en 1909, la infancia de Cabrero Arnal transcurrió en Barcelona donde se formó como ebanista, aunque lo suyo desde niño fue el dibujo. Sus primeros trabajos aparecieron en algunas de las más destacadas publicaciones anteriores a la Guerra Civil, como “L’Esquella de la Torratxa”, “Papitu”, “TBO” o “Pocholo”, donde creó series como “Viajes extraordinarios del perro Top”. Con el inicio de la contienda bélica en España, se puso del lado de la República lo que acabó llevándolo al exilio en 1939. Desgraciadamente no encontró la paz en Francia sino que se topó con otro conflicto, la Segunda Guerra Mundial, con los nazis apoderándose del país. Detenido por los alemanes fue llevado al temible campo de concentración de Mauthausen en 1941 junto con otros 1.500 republicanos.. Fue destinado al almacén de la ropa, descubriendo que el dibujo podía librarlo de la muerte, como le recordaría a Montserrat Roig para su libro “Els catalans als camps nazis”: “Allí se amontonaban en grandes sacos de papel la ropa, los objetos, las maletas, los hatillos, las fotos, los cigarrillos, etc. de los que iban llegando. No estaba muy tranquilo, porque entre mis cosas, había unos dibujos pornográficos que me habían encargado los policías alemanes de Belfort y que yo no había tenido tiempo de arrojarlos. Fui recibido por el jefe de los SS del barracón, quien, con los malditos dibujos en la mano y la mirada severa, me pidió si era el autor. Me temía el peor de los desenlaces, pero no podía negar la evidencia, de manera que contesté afirmativamente. Entonces, con una gran risotada, me anunció que dibujaría para él”.. Cuando fue liberado, en 1945, apenas pesaba 39 kilos. A Roig le contó que “cuando volví de Mauthausen pasé mucho frío. Muchas noches dormía en un banco. No tenía otro vestido que el de deportado y así me paseaba por París. La gente, en el metro, por la calle me daba dinero por la pinta que tenía. Vivía en plena miseria. De tanto en tanto, dormía en un hotel donde veía cómo saltaban los chinches desde el techo». Poco a poco empezó a ver luz al final del túnel gracias a su relación con una camarera que se convirtió en su esposa y a empezar a colaborar en el diario “L’Humanité”. Fue allí donde en 1948 apareció por primera vez su creación más conocida: Pif. El éxito fue tan grande que el personaje llegó a tener, a partir de 1969, una revista con su nombre. Pif ha sido luego continuado por otros dibujantes.. Cabrero Arnal falleció en Antibes en 1982. Es uno de los indiscutibles maestros del llamado noveno arte.
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